Usted está aquí: sábado 28 de mayo de 2005 Cultura Refleja divertimento la intolerancia que impidió el desarrollo de Anne Mozart

Escenifican en el Museo del Carmen obra dirigida al público infantil

Refleja divertimento la intolerancia que impidió el desarrollo de Anne Mozart

La hermana mayor de Wolfie cautivó con su canto a las cortes europeas

Conjunción de ópera, teatro, títeres y música para explorar la curiosidad de los niños

ANGEL VARGAS

Ampliar la imagen Escena del montaje que desarrolla temporada en el recinto de Revoluci�, San Angel

Las convenciones sociales de una época privaron a la humanidad de una compositora tanto o acaso más genial que Wolfgang Amadeus Mozart. Curiosamente, entre ambos existió un estrecho e indisoluble vínculo, además de la música.

Se trata de Marie Anne, la hermana mayor del autor vienés, mejor conocida como Nännerl, quien durante la infancia, al lado de Wolfie y bajo la guía de su padre, Leopoldo, cautivó a las cortes europeas por sus excepcionales atributos como cantante y pianista.

Su figura, sin embargo, se vio siempre opacada, primero por lo extraordinario que era apreciar a su hermano, un músico prodigioso más pequeño que ella, y después, al llegar a cierta edad, tener que someterse al mandato papal que impedía a las mujeres presentarse en cualquier escenario, con lo que debió abandonar para siempre la práctica musical.

Es en torno de ese personaje, un ''talento desperdiciado", que se desarrolla la obra La pequeña Mozart. Divertimento para soprano y títeres, dirigida al público infantil y cuya temporada transcurre en el Museo de El Carmen (avenida Revolución 4, San Angel), con funciones los domingos a las 12 y 13:30 horas.

De carácter multidisciplinario, el espectáculo conjuga ópera, teatro y títeres, aunque gran parte del peso escénico y dramático lo lleva la parte musical, integrada por arias, canciones y fragmentos de conciertos de Wolfgang Amadeus Mozart.

''Es una obra que explora la curiosidad infantil y busca sensibilizar mediante la música. No es una propuesta con fines didácticos, sino un divertimento protagonizado por Wolfgang y Nännerl", explica la soprano Luz Angélica Uribe.

''La base parte de una investigación histórica sustentada en cartas y biografías, pero también hay espacio para la fantasía y la especulación."

Propuesta multidisciplinaria

De acuerdo con Uribe, impulsora del proyecto al lado del director escénico Emmanuel Márquez, en la obra es posible advertir entre líneas cómo la intolerancia y lo absurdo de ciertos patrones de una época impidieron el desarrollo de varias personas talentosas, sobre todo del sexo femenino.

''Planteamos cómo Marie Anne fue un talento desperdiciado. Después de que se casó no se sabe más de ella. Especulamos que de pequeña, además de compartir ideas, creó algunas de las obras que se le atribuyen a su hermano. Lo creemos solamente, porque no hay alguna pieza con su firma", señala.

La puesta, agrega Iván Olivares, juega con la leyenda de que Nännerl sería mejor compositora que Wolfie si le hubieran permitido seguir en la música.

A decir del dramaturgo, resulta muy complicado montar propuestas de este tipo, toda vez que por su carácter multidisciplinario es difícil para las instituciones o empresarios ubicarlas como teatro o música y prefieren no apoyarlas, para no meterse en problemas.

A ello debe sumarse, prosigue, que por su carácter de obra de ''alta cultura" más que alentar al público lo aleja, por ignorancia y el prejuicio de elitistas y aburridas que prevalece sobre las expresiones relacionadas con las bellas artes.

Olivares subraya que la sociedad mexicana se queja siempre de falta de opciones en cuanto a propuestas entretenidas y educativas, el exceso de violencia o la sosería que prevalece en la televisión y la cartelera de fines de semana, con obras basadas en cuentos o personajes de caricaturas de moda.

Pero nadie en realidad hace algo para enfrentar esa situación, enfatiza. ''Es tiempo de que los padres asuman su responsabilidad en lo concerniente al tipo de entretenimiento y diversión que quieren para sus hijos".

La realización de La pequeña Mozart se debe a una compañía independiente encabezada por la cantante Luz Angélica Uribe y el director Emmanuel Márquez, quien se encargó de la adaptación de la obra. Participan también Francisco Valdez, en la escenografía y los títeres, y el actor Ernesto García. La dramaturgia, en tanto, es de Iván Olivares.

 
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