Usted está aquí: domingo 29 de mayo de 2005 Opinión LA VIDA (BREVE) EN SAN LAZARO

LA VIDA (BREVE) EN SAN LAZARO

José Agustín Ortiz Pinchetti

¿Hemos cambiado?

LA CALMA CASI sepulcral de San Lázaro y la cercanía del final de nuestro ciclo legislativo me vuelve reflexivo: las encuestas me traen malas noticias, aunque la mayoría no cambiaría la democracia actual por el antiguo régimen. La gente no parece contenta con los cambios ni ha mejorado su calificación de la clase política, los partidos, los diputados. Tampoco está a gusto respecto del costo que ha tenido el experimento.

SEGUN EL CLASICO, la opinión pública es la voz de Dios. No me atrevo a contradecirla por temor a caer fulminado, pero sí puedo preguntarme: ¿qué ha cambiado desde que empezó la transición hace 20 años?

PERMITANME HABLAR DE mí mismo. Si en 1985 una cartomanciana me hubiese pronosticado que sería diputado y despacharía en un lujoso privado en San Lázaro, y que desde un ventanal vería fatigarse a muchos empleados de la Cámara en la cancha de futbol, la habría mandado al diablo sin pagarle honorarios. ¿Quién me iría a decir que formaría parte de la célebre 59 Legislatura?

MIRO A MI alrededor y veo que mis camaradas en la lucha democrática están en una situación parecida. La mayoría se ha subido al carro del presupuesto. Algunos ya se bajaron. Por lo que toca a la clase política, ésta sufrió pocos cambios, y nuestros próceres de hace más de 15 años siguen en el mismo candelero y viven muy bien. Son una especie de lápida que impide crecer a nuevas personalidades.

¿Y LOS PARTIDOS? El PRI se comporta como partido único, véanlo en el estado de México usar recursos públicos y privados (origen oscuro) para aplastar a sus adversarios. Los otros padecen el síndrome del opositor eterno. Y todos están fracturados. Es de dudarse que puedan sobrevivir al tsunami del 2 de julio de 2006.

¿PERO, HAN CAMBIADO las cosas? Sí y no. No, porque la oligarquía política que de hecho controla a los partidos ha sido incapaz de promover una reforma verdadera. Las estructuras que dan marco a la lucha por el poder siguen igual que antes de 2000. Sí, porque la atmósfera ha cambiado de punta a punta. La gente comparte ahora su obsesión por el futbol con un inédito interés por la política. El gobierno y los políticos vivirán en un núcleo cerrado como antes, pero la gente no les teme ni les tiene respeto. Cada vez más les exige rendir cuentas. Todos, desde el Presidente de la República para abajo, pueden ser exhibidos y caricaturizados, cosa imposible hace 10 años.

CUANDO UNA COALICION reaccionaria de PRI y PAN intenta eliminar la posibilidad de alternancia, la respuesta de la gente es espectacular. El gobierno ya no se atrevió a invocar el principio de autoridad. Madrazo, Chuayffet y Manlio se rasgaron las vestiduras, pero ni ellos pudieron echar atrás "el reloj de la historia".

NO HAY DUDA que nuestra democracia es imperfecta y muy costosa. Pero el pueblo y el mundo cambiaron. La sociedad es más crítica y enfrenta con mayor honestidad sus problemas. No vemos las contradicciones de México como algo insuperable. Nos estamos acostumbrando a asumir nuestra responsabilidad. Cada día hay un hecho nuevo que demuestra que, ¡al fin!, la vida pública se vuelve pública, y esto no es poca cosa.

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