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Niñas mexicanas fabrican disfraces para niños de EU
Las hijas de Maquilatitlán

Jesús Ramírez Cuevas

La empresa comete todos los abusos laborables imaginables. Entre ellos, contrata menores de edad y falsifica documentos para darlas de alta en el Seguro Social. Así, las niñas podían seguir confeccionando los disfraces que otras niñas ­en Estados Unidos­ visten en sus fiestas. Cuando no aguantaron más y se afiliaron a un sindicato, simplemente las despidieron


Tepeji del Río, Hgo. A sus 14 años, Teresita de Jesús Hernández ya no juega con sus amigas. Está en huelga. Hasta antes de ser despedida trabajaba de sol a sol en Rubie's de México, empresa que confecciona disfraces para las fiestas de niños estadunidenses.


Niñas trabajadoras ataviadas con las prendas que confeccionan Fotografías: La Jornada/José Carlo González

Como ella, en esa maquiladora otras 15 menores de edad cambiaron los juguetes por las máquinas, y los juegos por extenuantes jornadas.

Esa es la realidad de muchas niñas pobres de este municipio que, como Teresita, se vieron orilladas a trabajar para enfrentar las penurias familiares. Sus necesidades son aprovechadas por muchas empresas que, contra la ley, las emplean en condiciones que violan sus derechos laborales y humanos.

Cuando Teresita terminó la primaria tuvo que abandonar los estudios, el futbol y las muñecas para trabajar.

­Es la única que me mantiene­ dice su madre, Beatriz Jiménez, diabética y con una afección cardiaca. Teresita, penúltima de ocho hermanos ­casi todos casados­, sostiene a su madre y a su hermano de 16 años, "que no encuentra trabajo", dice. Viven en una humilde casa de bloc en lo alto del barrio de San Mateo.

"Empecé a trabajar a los 12 años ­cuenta­ en la empresa Confecciones, que hace pantaletas y brasieres. Ahí estuve un año y aunque me pagaban bien, gastaba mucho en pasajes porque queda lejos. Ahí tenía Seguro Social porque alteraron mi edad para registrarme".

Cerca de su casa está la planta de Rubie's de México "donde tengo casi dos años", dice. Una de sus hermanas le dijo que había vacantes. "La gerente Delia Mendoza me aceptó y también me recomendó alterar mi acta de nacimiento para cambiar mi edad, pero me advirtió que no le dijera a nadie. Luego me dio el número de Seguro Social de otra persona que ya no trabaja ahí".

En Rubie's prometían buen salario, prestaciones y ocho horas de trabajo, "pero la realidad fue otra", se queja Teresita. "Nos obligaban a trabajar más de 12 horas diarias, no nos pagaban las horas extras completas y nos descontaban dinero sin razón. Nos trataban como esclavos, con abusos, maltratos y pésimas condiciones de trabajo".

"Los directivos nos gritaban y ofendían. Nos 'cargaban' la mano. Cargaba bultos de 40 kilos y no nos daban faja; ­Teresita recuerda que les dieron una pero se las querían cobrar a 500 pesos y la devolvieron­, por el esfuerzo me dolía la espalda y tuve problemas con mi menstruación".

Este tipo de situaciones "se repiten en todo el municipio", denuncia María del Rosario Santiago, costurera de 24 años con dos años y medio en Rubie's. Ella trabaja desde los 17 años en la industria textil de la región, "en todo Tepeji abusan de los trabajadores, contratan menores de edad, no pagan horas extras, no dan prestaciones y despiden a la gente sin liquidarla. Por eso en Rubie's se aprovechan de nosotras".


Cada día, los despedidos se plantan frente a la empresa

"La gente se hartó de tanto abuso y por eso buscamos un sindicato que nos defendiera ­explica Rosario­, pero la gerente se enojó y nos despidió sin liquidarnos".

Darth Vader contra las niñas mexicanas

En la planta Rubie's de México en Tepeji ­cuyo cliente principal es Matell, líder mundial en juguetes­ se fabrican disfraces infantiles que son vendidos en almacenes de Estados Unidos.

Los atuendos infantiles más vendidos son los de Darth Vader, de la Guerra de las Galaxias; los vestidos de Barbie como de la Princesa Plebeya; de superhéroes como Batman y Superman; de personajes del Mago de Oz y del Señor de los Anillos; de Harry Potter y un sin fin de modelos para las fiestas de halloween (brujas, vampiros y fantasmas).

Rubie's de Nueva York, además de las dos fábricas en México, tiene subsidiarias en Inglaterra, Francia, Alemania, España, Japón y Honk Kong.

La planta de Tepeji cuenta con 85 trabajadores (llegó a contar con 150 pero los familiares de Delia Mendoza abrieron talleres clandestinos y disminuyeron el personal). Casi todos son mujeres, la mayoría de ellas madres solteras y laboran unas 15 menores de edad.

A pesar de que empresas como Mattel tienen un código que prohibe tanto la contratación de niños como los abusos laborales, y reconoce la libertad sindical, Rubie's de México no lo respeta.

Cuando Janeth Miranda Miranda entró a la empresa hace más de un año, también era menor de edad. Al acabar la secundaria faltaba dinero en casa y un día vio el letrero solicitando personal. "Me aceptaron pero dijeron que hasta que cumpliera 15 años me darían seguro social. Aunque trabajamos mi papá y yo no nos alcanza, no salimos del hoyo".

Al igual que Teresita, Janeth contaba los cortes que venían de Estados Unidos y entregaba su dotación a cada costurera. "Eran paquetes con 60 piezas y no me daba abasto, no podía ni ir al baño porque si se paraba la producción me regañaban", relata.

Según Guadalupe Carena Jiménez, de 14 años, "la gerente nos vendía todos los instrumentos de trabajo más caros que en la calle: tijeras (50 pesos), bobinas (20 pesos), carreteles, agujas, deshebradores, batas. Hasta los cubrebocas y curitas. Hacían un vale y lo descontaban por nómina. También nos vendían el papel de baño, a cuatro pesos un rollo. Todo es negocio de la señora Delia".

"Nos presionaban mucho ­continúa Guadalupe­ , no nos daba tiempo de contar, cortar, acomodar y cargar. El año pasado la entrada era a las seis de la mañana y la salida a las ocho de la noche (aunque a veces nos dejaban hasta las 12). Llegaba a mi casa sólo a cenar y a dormir. Trabajábamos los sábados y muchas veces hasta los domingos. Cuando llegaba el trailer hasta que no se llenaba no nos dejan ir. A veces salíamos hasta el otro día".

Con casi cuatro años de laborar en la empresa, Guadalupe Cruz de 39 años, soltera con dos hijos y una madre enferma, habla del "insoportable" ambiente del lugar donde cosía más de dos mil piezas al día.

"Los baños siempre están sucios y el área de trabajo apesta", dice. "Nos cobraban la comida pero era muy mala y poca. A veces nos daban lo del día anterior y nos hacía daño, pero no podíamos ir al baño, teníamos que pedir permiso. Nos dejaban tomar poca agua, decían que consumíamos mucha y perdíamos el tiempo. A veces la señora que limpiaba también cocinaba, pero no tenía guantes y con las mismas manos servía, daba tortillas y recibía dinero. Cuando a una compañera le salió una cucaracha en la sopa reclamamos pero nos amenazaron con despedirnos".


Esperando que se haga justicia
María Luisa Barreto, costurera con más de cuatro años en la planta, cuenta que a cualquier queja la gerente respondía: "A la que no le parezca que se vaya, afuera hay muchas muertas de hambre dispuestas a trabajar".

Barreto, de 24 años, explica que cuando una de las costureras se accidentaba, "un mecánico le sacaba la aguja con sus pinzas, la secretaria le lavaba con agua oxigenada, le daba un curita (que le cobraban) y la regresaban a trabajar. No hay botiquín ni médico".

Además de las ganancias extras que obtiene de los trabajadores, la gerente también le saca jugo a 20 talleres clandestinos que son negocio familiar, incluida su pareja José Sierra. Al visitar uno, el señor Sierra impidió a los reporteros la entrada, con violencia. Según los trabajadores, hay gente de los talleres que cobra en la empresa. Así se ahorran sus salarios y cobran por su trabajo a la misma empresa. "Si nuestra situación es mala la de ellos es peor", anota María Luisa.

Se organizaron y fueron despedidos

Uno de los pocos costureros de Rubie's, Lorenzo Ortega García, dice que él era uno de los que se quejaba: "La gerente me acusaba de ser 'alborotapueblos'".

Sylvia Migueles, de 18 años, explica que "nos descontaban dinero de un sindicato que no conocemos. Era de la CTM, pero nunca nos ayudó. Como ya no aguantamos, buscamos uno que nos defendiera".

Lorenzo cuenta que a principios de marzo pasado fueron a las oficinas de la CROC en Tepeji y pidieron ayuda. Comenzaron las asambleas con poquitos. En abril hicieron una asamblea con 80 trabajadores (sólo faltaron 5) y decidieron afiliarse al sindicato del ramo textil de Vanguardia Obrera (VO) de esa Central. La empresa despidió a 60 trabajadores sin liquidarlos.

La CROC emplazó a huelga, y tras varias negociaciones, Rubie's aceptó el contrato colectivo, al sindicato y la reinstalación de los despedidos. El acuerdo fue suscrito el 11 de mayo pasado por el presidente de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, Miguel Angel Gutiérrez Cantú. Sin embargo, dos días después, el mismo funcionario anuló el laudo porque apareció un sindicato de la CTM, encabezado por Adolfo Gott Trujillo, con un contrato de protección en mano.

Fuera de la planta cada día se reúnen los despedidos. Para matar el tiempo, hombres y mujeres juegan al futbol. "La empresa apuesta a que nos cansemos, pero vamos a seguir luchando. Tengo confianza en que vamos a ganar", asegura Janeth Miranda.

Salim Kalkach, secretario general de VO, informa que "ante las ilegalidades de las autoridades, recurriremos ante la Suprema Corte de Justicia para que se reconozca el contrato y al sindicato o que liquiden a los trabajadores conforme a derecho. Vamos a plantear una queja ante la Organización Internacional del Trabajo y ante las instancias del Tratado de Libre Comercio. Pero por trabajo infantil, las sanciones legales van de tres a 150 días de salario mínimo, por eso el representante legal de la empresa se moría de risa".

"No es válido que en México vengan compañías trasnacionales a explotar a niñas mexicanas", dice Kalkach. "Es inexcusable que las autoridades federales y locales admitan este tipo de industrias que no aportan trabajo formal ni decente, sino ven cómo explotar a la gente. Las autoridades hablan de prohibir el trabajo infantil, pero no hacen nada por evitarlo; critican a China y aquí estamos igual o peor", añade.

Las niñas de Rubie's no conocieron el discurso del presidente Vicente Fox cuando, hace un año, anunció una campaña para erradicar la explotación infantil.

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En México, según datos del INEGI, hay 2 millones 200 mil niños involucrados en actividades económicas. Pero no hay cifras del trabajo infantil, a pesar de que México ha suscrito la Convención de los Derechos del Niño, que prohibe su explotación. En la práctica, las autoridades mexicanas, como en este caso, contravienen los convenios internacionales.

"Acá sufrimos bien harto", dice Teresita sin aflicción y con una gran sonrisa. "Todavía tengo sueños de niña, me gustaría regresar a la escuela, jugar con mis amigas y estrenar algún día uno los vestidos de princesa como los que hacíamos. Pero sé que a las niñas que no nos alcanza, sólo nos queda trabajar, esa es la realidad".