Usted está aquí: lunes 30 de mayo de 2005 Opinión APRENDER A MORIR

APRENDER A MORIR

Hernán González G.

Valiente iniciativa

QUE NO ES LO MISMO que iniciativa valiente, que es la que propuso el pasado miércoles 18 en la Cámara de Diputados el grupo parlamentario del PRD, instalado también en esa entrañable tradición mexicana de dramatizar en vez de matizar en torno a un tema, proyecto o causa, por delicado, inaplazable o escandalizante que sea, incluida esta vez una estridente iniciativa de ley sobre los derechos de las personas enfermas en estado terminal.

POCO HABIL RESULTA la iniciativa porque carece de la fundamentación que debería conllevar. Los inefables diputados se fueron por la libre, sin haber revisado los complejos procesos legislativos de aquellos países en los cuales la eutanasia es legal; o haber intentado cabildear con diputados de otros partidos y diferentes sectores la aprobación y posterior legalización de un documento de voluntades anticipadas o testamento vital; o haber propuesto la conformación de un comité de bioética que contribuyese a redactar un planteamiento verdaderamente sólido sobre un tema tan espinoso en sociedades decimonónicas.

TAMPOCO SE OCUPARON de efectuar una consulta entre la ciudadanía, o sondeos mediante un cuestionario inteligente con algunos de los millares de pacientes terminales que mal sobreviven en centros de salud públicos y privados, así como entre ancianos que sobrepueblan los asilos del país, sino que oficiosamente se atuvieron a la información de la Secretaría de Salud de que "la tercera parte de las muertes que se dan a lo largo de la República cada año son producto de enfermedades terminales, sin que las instituciones de salud ofrezcan y propicien una calidad de vida necesaria para hacer llevadera la agonía de los enfermos".

¿SE TRATA ENTONCES de respetar la libertad de decisión de cada individuo en etapa terminal, capaz de asumirse como dueño de su propio destino, solicite o no la eutanasia, o sólo de ahorrar gastos a las quebradas instituciones de salud?

EN EL COLMO de la negligencia, los bien intencionados diputados no repasaron algunas columnas de Aprender a morir, donde se documentó la necesidad urgente de otorgar respaldo legal al testamento vital o "solicitud de terminación voluntaria de vida" como requisito previo para tener derecho a una muerte digna, siempre como opción, nunca como obligación o imposición.

"EL PRD IMPULSARA la aprobación de la ley de los derechos de las personas enfermas en estado terminal para que los pacientes sin posibilidad de sobrevivir a tratamientos médicos se retiren a sus casas para morir en compañía de su familia (sic), o bien soliciten a las instancias de Salud que se apliquen las medidas necesarias para concluir con su existencia." Poco importan posteriores reacciones de empresas religiosas; importa, antes que nada, legalizar el testamento vital como única herramienta del individuo, terminal o no, para expresar por escrito su voluntad ante su propia muerte. Pero una cosa es tocar un tema y otra tomarlo con rigor y profesionalismo.

[email protected]

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.