Usted está aquí: lunes 30 de mayo de 2005 Opinión ¿LA FIESTA EN PAZ?

¿LA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

Ridículo colectivo

HABIA QUE VER a los entusiastas aficionados, sobre todo de provincia, no sólo reducir los habituales gastos sino además hacer esfuerzos para acomodar sus agendas y volver a ser, como cada 5 de febrero en la plazota, parte de la historia mundial del toreo, ahora con el mitotero pretexto de asistir no a la Feria de San Isidro sino a la violentada actuación del Zotoluco en la corrida de la caridad, al decir de don Agustín Nieto Mateos (La Jornada, 23 de mayo de 2005).

Y, FALTABA MAS, centenares -quizá mil- partieron presurosos y expectantes a ver el desempeño a que los tiene acostumbrados la primera figura del toreo mexicano, no obstante que los directivos de la empresa Taurovent de la Plaza de Las Ventas, inicialmente argumentaron que el esforzado diestro azteca estaba clasificado dentro del grupo C (modestos) y de ninguna manera en el grupo especial del escalafón español, por lo que la exigencia de Ponce y El Juli de incluir a su colega mexicano en la corrida del pasado 23 de mayo no procedía.

SIN EMBARGO, LA intención de los citados ases españoles traía cola: más que "hacer justicia", como dijeron, se trataba de darles una probadita como de reciprocidad a los postrados coletas aztecas, siempre anuentes a lo que sus altezas con montera dispongan, incluida la impensable ruptura del convenio taurino hispano-mexicano -sin productos toreros de exportación nada se puede intercambiar-, alternantes y ganado cómodos, fechas, cambio de reses ya sorteadas, sanciones ineficaces y publicronistas zalameros, todo con el incondicional apoyo de los pajecitos-empresarios de la plazota.

ES QUE EN LO taurino Madrid se amexicanó, comentó alguien, luego de ver el petardazo de hace ocho días. Cuidado, dijo otro, ya instalado en los neologismos: en todo caso esa tarde la Monumental de Las Ventas se aplazamexicó, pues la tradición taurina de nuestro país no se reduce a la plazota ni la de España a un antojadizo y demagogo cartel.

CONTAMINADOS POR LA fracasada ideología taurino-empresarial de los promotores mexicanos -no importa el toro sino torear bonito aunque sea novillotes-, Ponce y El Juli hicieron valer su fuerza ante la empresa madrileña amenazando con no torear en las plazas que ésta controla si no se incluía en ese cartel al Zotoluco quien, al margen de sus esfuerzos, hombradas y triunfos indiscutibles, no es torero que interese en España, por la sencilla razón de que hay 20 matadores como él, sobrados de técnica y valor pero escasos de expresión. Vaya, si allá interesara El Zotoluco, no habría habido necesidad de que lo impusieran Ponce y El Juli... en la corrida de la caridad.

A LA IMPOSICION de Eulalio, siguieron el sometimiento de la empresa y del torero, la alcahuetería de los apoderados, la inhabilidad de los ganaderos Fraile al mandar una corrida desigual, deslucida y descastada, y el coro lamentable de críticos mamacallos, más aquí que allá, para justificar lo injustificable. Prueba esto del deliberado subdesarrollo, también en lo taurino, del gobierno del cambio, que nunca tuvo una idea clara de lo que es reciprocidad.

 
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