Usted está aquí: miércoles 1 de junio de 2005 Cultura POESIA PARA LLEVAR

POESIA PARA LLEVAR

Ricardo Yáñez

''Enseñar poesía''

ALGO ME DICE que enseñar poesía no es sino ayudar a descubrir qué tanto de vocación de poeta hay en el presunto aprendiz y qué tanto del oficio no sólo está dispuesto a, sino le es pertinente aprender. En ese sentido es claro que resulta posible ''enseñar poesía".

HAY DESDE LUEGO quienes, faltos de fe o confundidos por los términos, no lo creen; pero no deja de sorprender el hecho de que no hay auténtico poeta sin oficio (el cual se adquiere, se aprende; lo que querría decir que ya de claro, oscuro o luminoso modo le llegó -o a mi entender: le fue transmitido- al poeta en cuestión).

UN TINTINEO DE ociosidad cabe reconocer que priva en estas intermitentes, si no realistas reales discusiones, que lo mismo pueden derivar hacia el conductismo (más exactamente hacia la crítica de un supuesto conductismo), que hacia la gallina y el huevo (¿nace, se hace el poeta?).

CERVANTES APUNTABA en su Quijote que naturaleza y arte se benefician mutuamente. No dice, y encuentro cuerdo anotarlo, que el arte incluye el arte de encontrar la propia (de la persona, de la sociedad, de un poco más que eso) naturaleza.

ASOMBRA, DE VERAS asombra, toparse con artistas que aprendieron de o con otros artistas, que inclusive enseñan el arte al que se dedican y que tienen como bandera, como premisa (falsa en los hechos, muy cuestionable en la declaración) aquello de que la poesía (entiéndase ''el oficio de poeta") es imposible de ser enseñado.

LAS VOCACIONES, CIERTO, se descubren, no se enseñan; pero una vez descubiertas deben cultivarse (llegar a estas verdades de Perogrullo tiene su no sé qué de a la vez vergonzante e indispensable). La vocación se trae, el oficio se aprende. Y lo que se aprende, obvio, puede ser enseñado.

VANIDAD (O SOBERBIA) y desprecio o menosprecio son caras de la misma moneda. Sólo los que creen saber creen creer que en verdad el oficio de poeta es imposible de ser transmitido. Hablamos, por si no se ha entendido, de oficio, no de estilo: el estilo es de la persona, de la obra, de la época, de la región; el oficio es de todos y, si así puede decirse, de todo (es universal, vaya, no particular). El oficio de poeta no es en esencia, acaso sí en presencia, diverso para Pavese, Breton, Horacio, Boileau, Tomás Navarro Tomás.

HABLAMOS (REFRENDEMOS el si así puede decirse) de un corpus laborandi, que de la salvación de su alma cada quien, obligatoriamente, se encargará.

MUY ADREDE INCLUIMOS a Navarro Tomás en la lista anterior, de quien mucho del oficio puede en verdad aprenderse, pero también muy adrede mencionamos a Cervantes, escasamente valorado por Lope y cuyas observaciones sobre la poesía y los poetas no dejan de ilustrar convenientemente sobre el (constituirían o constituyen una excelente introducción al) oficio de poeta.

QUE EL OFICIO de poeta y el oficio de vivir no son sino uno y lo mismo, a lo menos para los grandes, que afortunadamente no agotará ninguna lista, es imposible de dudar. Y que alguno de nosotros ya sepa, efectivamente, cómo vivir, quién sabe. Pero eso es harina de otro costal.

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