Jueves 2 de junio de 2005
Director fundador: CARLOS PAYAN VELVER
Directora general: CARMEN LIRA SAADE
Director: Alejandro Brito Lemus
VIHVENCIAS
El combate contra la ignorancia
Antonio Medina Con 35 años de edad, Arturo Vázquez-Razo se siente en un momento de plenitud, pues los proyectos sociales de lucha contra el sida que emprendió desde que se supo seropositivo le han dado la energía para seguir luchando por su vida y por la de los demás a lo largo de tres lustros. Su ímpetu como líder lo ha llevado a ganar batallas ante quienes se empeñan en invisibilizar a las personas con VIH de nuestro país.

“ No creas, he pasado por momentos muy difíciles que me han hecho pensar en desistir, pero sé que si me quedo callado, quienes tienen el poder seguirán mancillando nuestros derechos. Eso me hace recobrar fuerzas y seguir adelante.

“ Cuando me enteré que vivía con VIH tenía apenas 20 años, y sí, me agarró de sorpresa. Luego me integré a la Fundación Mexicana de Lucha contra el Sida, en donde me ayudaron a salir adelante y me contagiaron de ese espíritu de lucha, el que me llevó a involucrarme en el trabajo de apoyo con otros jóvenes en mi misma situación. Con el tiempo emprendí otros proyectos, siempre en las zonas pobres y marginadas de la ciudad de México, hasta que hace poco más de cuatro años emigré a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.

“ Los momentos más dolorosos los he vivido al lado de personas en los instantes culminantes de su vida. Por ejemplo, estuve al lado de una mujer muy joven que murió en un hospital de Tuxtla Gutiérrez; su familia se negó a estar con ella por tener sida. Antes de que fuera llevada a la fosa común, porque no reclamaron el cuerpo, logré que tuviera un sepelio digno. Otras experiencias fuertes han sido cuando he tenido que hacer denuncias públicas por la violación de los derechos de personas homosexuales que viven con VIH.

“ El año pasado viví dos experiencias muy significativas: la primera fue la movilización para defender a la niña Alejandra, quien fue expulsada de una escuela primaria de Chiapas por vivir con VIH. Su caso llegó a los medios de comunicación, lo que provocó cierto apoyo del gobierno federal para solucionar su situación. El segundo caso es el de Alberto, un joven militar que fue expulsado de las filas del Ejército por ser portador del VIH, dejándolo sin ningún beneficio médico. Ambos casos han tenido hasta el momento un resultado positivo, no en la medida de lo que deseamos, pero cuando menos ambos reciben medicamentos y atención médica.

“ Lo que más me causa coraje es la inmensa ignorancia de muchos médicos y personal de salud. Cargan con estigmas malignos que repercuten en la salud de las personas y sus derechos. También me desespera, de repente, que algunas personas discriminadas por su condición de salud, por ignorancia y temor no hagan nada por sí mismas. Por eso creo que la gran lucha contra el sida se tiene que dar en la forma de pensar. Si hacemos algo en la educación, poco a poco ganaremos terreno en el respeto a nuestros derechos y en el acceso a una vida mejor. Ojalá algún día no exista necesidad de activistas que, como yo, dejamos nuestros proyectos profesionales por dedicarnos de tiempo completo a exigir justicia. Ese es mi mayor deseo”.