Usted está aquí: jueves 16 de junio de 2005 Política ASTILLERO

ASTILLERO

Julio Hernández López

La raya

Bookreel apuesta por sí mismo

Santos inocentes: Raúl y Santiago

LEA, halcón; LED, despechado

EL HOMBRECITO DE BOOKARELI ha pintado su raya: será demandado aquel que se atreva a decir que el negocio del juego amigo fue diseñado para darle dinero sucio y tiempo en pantalla a un funcionario que concedió favores altamente redituables a una empresa, Televisa, cuyo agradecimiento triple A es clave en tiempos electorales a los que ahora se dedica como candidato oficial quien antes fue generoso secretario-concesionario apostador al futuro. Poeta del blasón, caballero andante de la heráldica, jardinero siempre atento al árbol genealógico, el lic. Creel ha advertido que defenderá su nombre (y apellido, supone esta columna acomedida) porque le quieren pegar donde, según su complaciente óptica personalísima, lo "ven más fuerte", como sería (según ese diagnóstico de sí mismo, una especie de bingo existencial) "mi credibilidad" (supone este cronista de palenques políticos clandestinos que de ahora en delante esa cualidad deberá escribirse con doble e: "creedibilidad") y "mi honestidad" (deudas de juego son deudas de honor, podría ser un lema de campaña cobrable en algún foro televisivo).

POR TODO LO anteriormente expuesto (nótese el estilo forense que va agarrando este boletín judicial que usa astillas para torturar), el lic. Creel hace saber que "el que se vaya un poquito más allá de la raya lo voy a demandar", y que no se va a andar "por las ramas con esto". Además, ha anunciado que quiere que se haga una investigación milimétrica de los kilómetros de suspicacias que ha generado el asunto de las casas de juego, sabedor el lic. de que temas de ese talante pueden ser salvados con marrullería jurídica aunque ética y políticamente sean condenables. Bueno, si Raúl Salinas está en plena campaña para convencer a los mexicanos de que simplemente cometió algunos errorcillos de soberbia y abuso, mediante los cuales se hizo de una impresionante fortuna en dólares, pero que jurídicamente es casi un santo, nada de raro ha de tener que otro político de los altares, el Santo Santiago, quiera pasar por el ojo de la aguja jurídica el camello de las azarosas concesiones bajo sospechosismo.

EN RAZON DE tales amenazas creenolinas, esta columna se declara dispuesta desde ya a recibir su primer citatorio judicial, pues el señalamiento del C4 (Casinos y Cárceles para el Cochinito de Creel) ha sido hecho antes y ahora se reitera aquí. Pero, ¡oh!, ¿cumplirá su amenazante palabra el Santo Santiago en declive, o el de ayer habrá sido simplemente un acelere declarativo propio más de la mano de hierro que nunca tuvo en Gobernación que de un precandidato necesariamente tolerante a la crítica por más ácida que sea? ¿Ese sería el talante del presidente de la República en caso de que el sospechosismo se hiciera poder? ¿Se la pasaría a demanda por crítica el candidato oficial y, en caso dado, el Hombrecito de Los Pinos? ¿De las faldas de Marta a los Pantaloncitos de Santiago? (Por cierto, y para efectos del actuario: estos días, el presente tecleador, dispuesto a apostar en algún book a que Chago se caerá, recibirá notificaciones en la carretera 57, entre San Juan del Río y la ciudad de México, kilómetro conocido.)

OTRO PERSONAJE ATRAPADO entre el juicio popular e histórico y la letra de la ley es Luis Echeverría, el gran halcón que hasta ahora se sentía protegido jurídicamente contra acciones judiciales por su participación en represiones pasadas. Aprovechándose de la extrema debilidad de Vicente Fox, el Sol de San Jerónimo había frenado los asomos de amago que Los Pinos hubiese hecho contra el ex presidente de manos rojas. Pero ahora, justamente cuando pareciera más fortalecida que nunca la alianza Salinas-Fox, le ha tocado a Echeverría ver que la Suprema Corte declare que no ha prescrito la responsabilidad penal derivada de los hechos sangrientos del 10 de junio de 1971 en San Cosme. Es una lástima que otros represores como Miguel Nazar y Luis de la Barreda no puedan ser sometidos al mismo criterio que Echeverría y Mario Moya Palencia, pues estos tenían fuero que cesó cuando dejaron sus cargos, en 1976, mientras que los dos policías torturadores y asesinos no contaban con tal fuero y, para ellos, la responsabilidad penal habría prescrito 30 años después de cometidos los delitos del jueves de Corpus.

AFERRADOS TAMBIÉN A la demagogia jurídica, los restos de secretario de relaciones exteriores que responden al nombre de Luis Ernesto Derbez han pretendido confrontar (cuando ya no hay OEA qué perder) a un funcionario de la DEA que ha dicho la verdad sabida de que la tal lucha contra el narcotráfico tiene como adversarias a las propias autoridades encargadas oficialmente de ese combate. Sumamente indignado, el exquisito canciller insepulto ha pronunciado una frase despechada: "Es un ciudadano de cualquier nivel de la DEA" (cuando menos, del nivel suficiente para que le responda un secretario mexicano); "ni nos preocupa ni nos interesa su opinión", "está equivocado", y "lo que tenemos que dejar es un planteamiento claro de que este señor no tiene por qué estar diciendo estas tonterías" (no se sabe si el señor ese, de cualquier nivel, y de opiniones desdeñables, siquiera se enteró de los enojos del hombrecito de Tlatelolco). Lo peor es que otro portento intelectual, llamado Ramón Martín Huerta, había dicho antes que los señalamientos del funcionario ese, cualquiera, de la DEA, son "coincidentes" con diagnósticos mexicanos sobre corrupción en policías. Incluso produjo una perla conceptual: "Es muy frecuente que cuando surge, por cierto, un operativo, cuando está alguna inactividad o el tiempo ordinario de la policía en esta zona, vienen los cuestionamientos de Estados Unidos. Es normal, porque una línea divisoria hace, precisamente, que se empiece a discriminar a cada quien su tarea, y se empiece de alguna forma a culpar de un lado a otro". ¿Entendió el amable lector? ¡Atrasito de la raya, que los funcionarios, y los candidatos oficiales, están trabajando! Y, si no, ¡que ante un Ministerio Público a los críticos nos demanden!

Fax: 55 45 04 73 * [email protected]

 
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