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20 de junio de 2005


GARROTES Y ZANAHORIAS

CAMINOS DIVERGENTES

En 1960 el producto por habitante de México era ligeramente mayor a 4 mil dólares (a precios de 1996). Ese mismo año el de Malasia era ligeramente superior a 2 mil 100 dólares, en tanto que los de Corea del Sur y Taiwán no rebasaban mil 600.

Al filo del pujante desempeño económico de los países asiáticos, las posiciones relativas del producto por habitante se trastocaron por completo. Debido a una fuerte y sostenida expansión a una tasa media anual de 6.7 por ciento entre 1960 y 2000, el nivel de este indicador en Taiwán primero se equiparó en los ochenta con el de México para después, ya en el siglo XXI, llegar a duplicarlo. El ingreso por habitante de Sudcorea siguió una ruta similar. El de Malasia, por su parte, con un desempeño un tanto menos dinámico, igualó al mexicano hacia 1994, rebasándolo desde 2000.

Durante los años cincuenta, sesenta y setenta México registró mayores promedios de ingreso, pero en los ochenta y noventa la situación se revirtió de manera muy acentuada por efecto de nuestro estancamiento económico y la aceleración del crecimiento de aquellas economías.

Se observa una correlación entre las estrategias industriales y comerciales seguidas por Sudcorea, Taiwán y Malasia y su mejor desempeño económico, de la misma manera que el modesto comportamiento de México se asocia con la deficiente reorientación "hacia fuera" de su régimen de crecimiento a partir de la segunda mitad de los ochenta y en especial durante los noventa. Las políticas económicas aplicadas en el país en los últimos veinte años, que incluyen profundas reformas estructurales, no han dado lugar a procesos dinámicos y sostenibles de acumulación, desarrollo y mejoras del bienestar.

¿Qué explica este notable contraste en el desempeño económico? De acuerdo con el presidente Vicente Fox, la razón reside en la ausencia de reformas en áreas clave de la economía, en especial la energética y la fiscal. Y si estas reformas no se han llevado a cabo es, según el mandatario, porque "los legisladores tienen una posición necia y una visión anticuada". Este diagnóstico quizá no sea del todo falso, pero es excesivamente simplista y superficial.

Y lo es porque nada dice de la evolución de largo plazo de las variables esenciales vinculadas con las estrategias de industrialización y desarrollo comercial aplicadas a partir de la segunda mitad de los años ochenta, cuyo análisis serio y objetivo puede aportar algunas respuestas a aquella pregunta  §


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