Usted está aquí: lunes 20 de junio de 2005 Espectáculos La música de hoy le apuesta más al ruido, lamenta Pepe Jara

Junto a Guillermo Pérez Avila ofreció una noche de nostalgia en la Roma

La música de hoy le apuesta más al ruido, lamenta Pepe Jara

La bohemia se ha refugiado en las cantinas, faltan empresarios que quieran arriesgar, afirma El Trovador Solitario

Le emociona aún poder tocar fibras sensibles cuando canta

JAIME WHALEY

Ampliar la imagen Guillermo P�z Avila y Pepe Jara, durante su presentaci�a noche del viernes en un sal�e la colonia Roma FOTO Roberto Garc�Ortiz Foto: Roberto Garc�Ortiz

Un par de trovadores le abrieron la puerta a la bohemia el viernes por la noche, cuando Pepe Jara, el llamado Trovador solitario, y Pérez Avila, quien por nombre lleva el de Guillermo, pero es más conocido por sus apellidos, mantuvieron a la parroquia suspendida en el recuerdo en amena reunión en el salón El Barón (Frontera 88) de la colonia Roma.

La inspiración de Alvaro Carrillo, Gonzalo Curiel, Agustín Lara, René Tousel, José Antonio Méndez, por citar tan sólo a unos cuantos de un gran catálogo que se abrió por poco más de dos horas, dejó satisfecha a la concurrencia que no nada más fue de aquellos ya próximos a entrar a los programas de auxilio al adulto mayor, sino que contó también con la nueva hornada, de parejas cuarentonas, quizás, que disfrutaron, si es que los aplausos son indicio, del casi extinguido arte de la canción romántica.

''Todavía toco fibras sensibles, todavía puedo emocionar'', sentenció satisfecho Jara, al término de su actuación ya sentado en una mesa en compañía de su esposa.

Jara abrió la tanda nostálgica con remembranzas de su época de oro, la de los años 50 cuando se dejaba correr francachelas en compañía de su compadre y casi compositor de cabecera, Alvaro Carrillo, que se extendían más allá de la semana completa. Luz de luna, uno de los temas; otro más aquel debido a la inspiración de un jalapeño ilustre, Claudio Estrada, que en parte mínima dice: ''...me deja una herida, una herida de amor que nadie mitiga'', o aquella otra que habla de que una niña grabó su nombre en el tronco de un árbol y que, contó Jara, fue obra del cubano Eusebio Delfín, un cortador de caña, por quien una de las hijas del dueño de la finca en la que se desempeñaba, olvidó status y fortuna de la familia Bacardí, y se enamoró del sencillo pero talentoso guajiro que su canción le compuso.

Por su parte, Pérez Avila, promotor de estos convivios, le dio vuelo, en lo que podría decirse fue la segunda parte de la audición, a temas más de la trova yucateca en acto que bien le queda pues él se concreta a cantar y la música emana de un par de guitarras pulsadas por dos profesionales: Santiago Estrada y Pepe Tavares,

Su actuación transitó de Pastor Cervera y Ricardo Palmerín a Manuel Esperón o como quien dice, de El collar a Flor de Azalea para que, en una nueva intervención, Jara dictara: ''esas son canciones y no pendejadas'', y es que, según el trovador, ahora gusta más el ruido y los productos de importación que atentan contra las buenas costumbres y contra el idioma .

''La bohemia se ha refugiado en las cantinas, faltan empresarios que quieran arriesgar'', señala el cantor chihuahuense que lleva 65 años de carrera y que se lamenta del estado que guarda la canción mexicana: ''creo que hasta hay que agradecerle a Luis Miguel que tenga ese disco de México en la piel en donde se rescatan algunos temas.

Pero la carencia de lugares de bohemia está a punto de tener una leve mejoría cuando esta semana abra un lugar en la colonia Cuauhtémoc en el que el mismo Jara alternará con el pianista Pepe Arévalo, para solaz de rumberos y nostálgicos.

 
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