Usted está aquí: jueves 23 de junio de 2005 Cultura Mahleriano confeso, Diemecke celebra 15 años al frente de la OSN

Dos interpretaciones de la Octava sinfonía marcan el festejo en Bellas Artes

Mahleriano confeso, Diemecke celebra 15 años al frente de la OSN

Diálogo y respeto, sustento de su larga permanencia como batuta titular de esa orquesta, dice

''Me gustaría ser recordado como el director que hizo de los conciertos un espectáculo''

ANGEL VARGAS

El director Enrique Arturo Diemecke festejará este fin de semana, de manera oficial, su decimoquinto aniversario al frente de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), con un par de conciertos en el Palacio de Bellas Artes, el viernes y el domingo.

En el programa figura el profuso y estremecedor misticismo de la Octava sinfonía de Gustav Mahler, una de las partituras más fastuosas y monumentales del siglo XX, cuyo grado de dificultad, tanto en lo técnico como en lo artístico, la convierten en un acontecimiento cultural donde se interprete.

Esta es la cuarta vez que el músico programa con dicha agrupación tal partitura, conocida también como la ''Sinfonía de los mil" por el cuantioso número de intérpretes que requiere su ejecución, entre los de la orquesta, cantantes solistas y coros.

Talismán en su carrera

Mahleriano confeso, Diemecke profesa especial afecto por dicha partitura, al extremo de considerarla un talismán en su carrera. De allí que no encuentre mejor manera para conmemorar sus 15 veranos como batuta titular de la orquesta más importante del país.

Entrevistado por La Jornada, al término de su ensayo de este miércoles, el director atribuye al diálogo y al respeto esa longeva permanencia en el cargo, aspecto inusitado dentro de la política cultural en el país, en la que prevalece la falta de continuidad.

-Al asumir el mando de la orquesta, ¿visualizó que lograría tan larga permanencia? ¿Cuáles eran sus objetivos?

-Pensé inicialmente que serían tres años. Un director de orquesta, por lo general, prepara sus programas de trabajo con una visión que requiere mínimamente de ese lapso. Es un tiempo suficiente para comenzar a ver los frutos.

''Creo que uno de los aspectos más importantes en el mundo de la música es que uno haga su trabajo por amor a su profesión. La situación hoy día, sin embargo, no es del todo favorable como para no preocuparse por la subsistencia, y de allí surgen múltiples problemas salariales y laborales.

''Desafortunadamente no he podido luchar por mejoras en el sueldo de la orquesta. El salario lo establece la normatividad federal. Sólo me corresponde trabajar en la motivación artística, musical, el progreso individual y de conjunto; tratar de alentar al músico para que no se deje llevar sólo por lo atractivo del poder adquisitivo.

''Eso ha sido parte de mi labor en estos años, trabajar para sembrar y mantener entre los músicos el orgullo de ser integrantes de la OSN, la orquesta número uno del país.

''No creo que deba o pueda pensar que la única manera de convencer a alguien para tocar bien es pagando, porque cuando no se puede pagar más entonces comenzarán a tocar mal. No puedo permitir que los atrilistas se conviertan en mercenarios. Su primera motivación es sentirse felices de ser músicos y que no han traicionado sus votos."

Entrega a la música

-¿Cómo ha cuidado la relación artística con la orquesta para que ese amor no se transforme en costumbre, es decir, en una relación anquilosada y llena de inercias?

-Ha sido principalmente mediante el diálogo. Uno no es monedita de oro para ser querido ni adorado por todos, ni a diario. Hay momentos en que uno está más conectado con todos y la entrega es única.

''A veces sí peleo con dos o tres, pero es un pleito de entendimiento, no de rompimiento. El diálogo es algo que nunca he interrumpido. Tampoco he sido un tirano. Esa época de la música se acabó hace tiempo. Quizá el último gran tirano de los grandes directores fue Karajan.

''La mayoría de los músicos de la orquesta me conoce desde hace mucho tiempo y existe una relación de confianza. Eso no implica estar exentos de problemas, como sucede en cualquier lugar e inclusive en la familia."

-¿Cómo se recordará la época Diemecke al frente de la OSN?

-Es difícil preverlo. Lo que sí puedo decir es porqué me gustaría que se me recordara: por mi entrega a la música. Espero que digan que me convertí en un intérprete, en alguien que quiso comunicarse con músicos y público para hacer del concierto un hecho único. Un acto prodigioso en el que participamos todos, por eso me gusta hablar con los asistentes a la sala.

''Hay críticas de que nomás bailo por bailar, porque me está acompañando la música. No es eso. Lo hago para que los músicos se entusiasmen, el público sienta esa energía y se contagie, y todos hagamos una sola participación de un concierto.

''Me gustaría que me recordaran como el director que abrió una nueva era, que tanto necesitamos para hacer de los conciertos un espectáculo. Porque lo que hoy no es espectáculo ni atrae ni interesa. Hay que innovar. Lo hacemos o morimos."

-¿Hacia donde orienta ahora su relación con la OSN?, ¿cuáles son sus metas?

-Quisiera seguir. Trato de dar un gran paso con la orquesta. Vivimos tiempos económicos difíciles a escala mundial, pero sí deseo utilizar el año y medio que me queda para consolidarla; que siga siendo una orquesta viva y pueda resistir cualquier cambio político o económico.

''La OSN es una orquesta que debe perpetuarse. No debe ser ninguneada ni desaparecida por el capricho de alguien. Quiero una orquesta como la de Berlín, la de Viena, las nacionales de Francia e Inglaterra, o las más importantes de Estados Unidos. No la deben afectar los problemas del mundo y tiene que mantenerse como una organización de extrema importancia, la líder musical y artística de México, el ejemplo a seguir."

-Menciona año y medio, ¿significa que cumplido ese lapso finalizará su ciclo al frente de la orquesta?

-Como todo funcionario público de alto nivel, debo presentar mi renuncia al cambio de sexenio. Si se acepta o no depende de la nueva administración. Y ¡claro que me gustaría continuar en el próximo gobierno! Tengo mucho que hacer con la orquesta. Estamos en un momento muy importante y bueno. Me gustaría consolidarla y que ningún cambio de cualesquiera especie pueda hacerle cosquillas. Para ello, cuando menos, necesito otros tres años del próximo sexenio

 
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