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27 de junio de 2005
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Ronald Buchanan

MAÑANA, COMPADRE

Los altos precios del crudo están generando ingresos sin precedentes para Pemex, pero también un fuerte aumento de los egresos por las importaciones de productos refinados.

El año pasado, Pemex importó petrolíferos ­de los cuales la gasolina representa más de la mitad­ por 3.8 millones de dólares, frente a 2.4 millones en 2003. En los primeros cinco meses de este año las importaciones han sido por 2.5 millones de dólares.

¿Qué hacer? El presidente Vicente Fox esbozó una posible solución al regresar de Brasil hace casi un año, cuando habló de los enormes beneficios que representaba usar etanol en vez de gasolina como combustible automotor.

Brasil ­mucho menos rico en petróleo que México­ posiblemente dejará de importar gasolina el año que viene.

El etanol, que se produce a base de caña de azúcar, tiene larga historia en Brasil. En tiempos de la dictadura militar hubo una fiebre por comprar autos que usaban etanol cuando fue introducido a un precio mucho más bajo que la gasolina.

Luego vino el desengaño. A raíz de un alza de los precios del azúcar, muchos de los ingenios dejaron de producir etanol y su precio se disparó. De nuevo se optó por autos a gasolina.

Lo que ha cambiado ahora es la tecnología. Hace tres años, Volkswagen de Brasil introdujo modelos flexi capaces de usar cualquiera de los dos combustibles. "¿Gasolina o etanol, señor? Lo que guste."

Ahora todas las empresas automotrices de Brasil hacen flexis, que ya representan uno de cada tres coches que se venden.

También en Estados Unidos ya se fabrican los flexis, y se venden convertidores que cuestan unos 100 dólares. Aun sin convertidor, cualquier coche puede usar gasolina que lleve hasta 10 por ciento de etanol, que cuesta 10 centavos de dólar menos que la gasolina regular.

Para reducir la dependencia de las importaciones de crudo, apenas hace dos semanas el Senado de EU aprobó una medida para obligar a las refinerías a añadir 8 mil millones de galones de etanol a las gasolinas hacia 2012.

Y en México ¿qué? Pues hasta ahora nada, pese a que mataría dos pájaros de un tiro, al reducir las importaciones de gasolina y contribuir al rescate de una industria azucarera en crisis. Los altos funcionarios del sector energético no se cansan de decir que podrían hacer maravillas, si no fuera por "la falta de reformas". Sin embargo, muchas medidas no necesitan reformas, y la promoción del etanol es una. Pero prefieren la inercia.

Con el etanol, ocurre a Fox como hace dos años cuando, de visita en Honduras, dijo que "en cuestión de días" el consejo de Pemex aprobaría la apertura en Centroamérica de una cadena de gasolinerías. Todavía estamos esperando.

Canta Willy Colón: "Las palabras son del aire, y van al aire".

Nueva transparencia

La CFE tiene una política de comunicación social muy rigurosa. Cuando se trata del anuncio de algo de gran importancia para el país, "no digas nada, deja que las empresas extranjeras lo hagan". Mientras se otorgaba a la canadiense TransCanada un contrato en que la CFE podría tener que gastar 1.3 mil millones de dólares en 26 años, la política de "nueva transparencia" sólo permitió la publicación de boletines sobre inversiones relativamente insignificantes, 3 millones de dólares cuando mucho.

Igual pasó cuando se marcó un hito histórico al otorgar a Shell el contrato para construir y operar la primera terminal de gas natural licuado del país. Un silencio ensordecedor.

Tampoco saben en la CFE de las normas aceptadas en todo el mundo ­menos México­ para la transmisión de boletines. Pero eso es otra historia  §


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