Usted está aquí: domingo 3 de julio de 2005 Cultura El Palacio Nacional, cofre de históricos tesoros culturales

Alberga reliquias arquitectónicas desde la época prehispánica hasta el siglo XX

El Palacio Nacional, cofre de históricos tesoros culturales

Millón y medio de personas al año visitan el recinto; algunas actividades son poco conocidas

ARTURO JIMENEZ

Ampliar la imagen Uno de los espacios de Palacio Nacional que m�atrae la atenci�e visitantes es el llamado Recinto de Homenaje a don Benito Ju�z, donde vivi� pol�co oaxaque�asta su muerte, en 1872, en pleno ejercicio de la presidencia. All�e conservan objetos originales de esa �ca y piezas contempor�as, como el dibujo hecho por Miguel Covarrubias que aqu�eproducimos FOTO Mar�Luisa Severiano Foto: Mar�Luisa Severiano

El Palacio Nacional también es cultura, más allá de sus famosos y reconocidos murales de Diego Rivera de la época nacionalista plasmados en las paredes del segundo piso del patio central.

Imponente desde afuera por su simbolismo histórico y político, y su fachada de tezontle y chiluca de estilos barroco y neocolonial, este edificio de casi cinco siglos, uno de los complejos arquitectónicos más grandes del país, resguarda diversos tesoros culturales.

Aparte del proyecto cultural que se construirá en lugar de los feos Edificios Landa, levantados hace cuatro décadas al fondo del Jardín Botánico (La Jornada, 18 de junio de 2005), entre los muros, patios, corredores y salones del Palacio Nacional se esconden reliquias arquitectónicas desde la época prehispánica hasta el siglo XX.

También, colecciones artísticas y museográficas, así como acervos bibliográficos sobre historia, economía, hacienda, literatura, filosofía, sociología y constitucionalismo.

Además, una considerable actividad de difusión cultural para todo público, poco conocida pese a que el palacio es visitado por un millón y medio de personas cada año.

Por ejemplo, durante este mes se programaron en el Recinto a Juárez ciclos de conferencias como el de La ciudad de México en el siglo XIX. Entorno urbano y cambio social, o talleres como Pasaporte al arte.

La muerte de Lucrecia

Por la entrada del museo llamado Recinto de Homenaje a don Benito Juárez, ubicado en el segundo patio Mariano, en el ala norte, donde vivió y murió el político oaxaqueño cuando fue presidente, se llega a las oficinas de la historiadora Martha López Castillo.

Ella es subdirectora de recintos del Palacio Nacional, perteneciente a la Dirección General de Promoción Cultural, Obra Pública y Acervo Patrimonial, de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), dependencia responsable de la mayoría de los espacios de las áreas centro y norte del edificio.

Desde ahí López Castillo comienza un recorrido que incluye ese espacio con objetos de la vida cotidiana de la familia Juárez Maza, creado a instancias, paradójicamente, de Porfirio Díaz.

El Salón Guillermo Prieto o Antiguo Salón de la Tesorería es una muestra bellísima del art deco mexicano, con rostros de niños, de mujeres indígenas, magueyes alargados, cabezas de leones y muchos detalles en hierro, mármol, caoba y mosaico veneciano.

A este salón, en el que hace apenas dos décadas la gente todavía iba a pagar impuestos, ya no tiene acceso el público, pero pueden apreciarse algunos detalles desde las pesadas rejas de hierro forjado.

La primera Cámara de Diputados del México independiente funcionó en el segundo piso del palacio, y ahora, reconstruido en el siglo XX luego de su incendio en el XIX, se le conoce como Recinto Parlamentario y recibe unos 340 mil visitantes al año.

En el vestíbulo de ese recinto, donde rindiera protesta Vicente Guerrero, hay un pequeño museo de sitio con el tema central de la Constitución de 1857 y se pueden ver pinturas como Muerte de Lucrecia y el juramento de Bruto, creada ese mismo año por Felipe Santiago Gutiérrez.

Para entrar en el Recinto Parlamentario, donde se imparten talleres infantiles, se pasa antes frente a los murales de Rivera, ubicados en el patio central, adornado con una fuente octagonal coronada por un pegaso.

Por cierto, en ese patio varios niños han comenzado a empapelar el gigantesco don Quijote de carrizo del maestro artesano Sotero Lemus (La Jornada, 4 y 5 de junio de 2005).

Escaleras en el aire

Todavía utilizado por el secretario de Hacienda para ciertos actos, el Salón Panamericano se ubica en el tercer piso del área norte y el público no tiene acceso.

Creado durante el porfiriato, este salón muestra una fastuosa decoración afrancesada, esculturas femeninas rematadas con candiles y un busto en mármol de Cristóbal Colón.

La ex sala de fundición y herrería de la Antigua Casa de Moneda, a la que se comunicaba por un pasaje, es ahora la sede del acervo bibliográfico conocido como Fondo Histórico de la Secretaría de Hacienda, en el que sólo pueden trabajar especialistas.

Ubicado en la parte trasera del palacio, cerca del Jardín Botánico y de los Edificios Landa, esa ex sala de fundición es erróneamente conocida como "capilla de la emperatriz".

Se trata de un inmueble construido entre los siglos XVIII y XIX y muestra una gran nave de siete secciones sostenida por enormes arcos. Su estantería en madera labrada imita a la de la biblioteca del monasterio de El Escorial, en España.

López Castillo también muestra la Escalera de la Emperatriz, mandada hacer por Maximiliano con los arquitectos Juan y Ramón Agea, quienes aplicaron el sistema de estereotomía, que la hace ver como suspendida en el aire.

Ante los temores de Carlota, los hermanos se pusieron debajo de la escalera con varios familiares mientras un batallón de infantería bajaba por ella. Aunque en realidad la construcción era utilizada por los ministros del imperio.

Ventanas arqueológicas

La historiadora enseña el Jardín Botánico, dividido en dos partes: lo tropical al sur y lo desértico al norte; y varias de las "ventanas arqueológicas" que hay por todo el complejo.

Unas ventanas muestran piedras talladas y escalinatas prehispánicas, quizá del edificio conocido como Casas Nuevas de Moctezuma.

Por otra ventana se observa un pequeño acueducto colonial, al parecer de cuando ya era la casa de Hernán Cortés, quien construyó sobre las ruinas de la residencia del gran tlatoani.

Los anteriores son algunos de los tesoros culturales del Palacio Nacional, ubicados en las partes centro y norte, bajo la responsabilidad de la SHCP.

Aparte están los patios, los salones y las colecciones artísticas de la zona sur del inmueble, a cargo de la Presidencia de la República para algunos actos del Ejecutivo y, por lo mismo, de acceso restringido al público. Pero esa es otra historia.

De algún modo, el Palacio Nacional es una síntesis de la historia de México, comenta la investigadora, y recuerda que muchos de esos espacios están abiertos a todos los visitantes, que sólo debe mostrar su credencial para votar en la entrada al patio central, frente al Zócalo.

Otra manera de conocer el Palacio Nacional sin acudir a él es de forma virtual, en la excelente página www.shcp.gob.mx/ museo_palacionacional, donde aparte de dar la sensación de caminar por los pasillos, patios y salones, se encuentran sorpresas como una bella colección de litografías.

 
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