Usted está aquí: domingo 3 de julio de 2005 Política Puestos de revisión y vallas acotaron el "festejo civil"

Me hubiera gustado que se respetara este espacio: Usabiaga

Puestos de revisión y vallas acotaron el "festejo civil"

Frente al templete principal, la crema y nata del panismo escuchó el discurso de Fox; falta mucho para celebrar: Barrio

BLANCHE PETRICH Y CLAUDIA HERRERA

Ampliar la imagen Manta desplegada durante la concentraci�anista en el Angel de la Independencia FOTO Jos�ntonio Nu� Foto: Jos�ntonio Nu�

El nuevo himno del foxismo retumbó sonoro y nítido gracias al equipo de alta tecnología que se desplegó en torno a la columna del Angel de la Independencia: "Dos de julio ... democracia". La esposa del Presidente, Marta Sahagún, demostró conocer al dedillo la letra, cantando y meciéndose al compás, con la vista vagando en las alturas, en la dorada escultura que corona la columna. Minutos antes, su esposo, orador principal del acto, había tomado la palabra.

En poco más de 100 líneas, Fox pronunció 43 veces la palabra "democracia", en un discurso que, dijeron sus colaboradores, se empeñó en pulir y revisar al menos cuatro veces en los días anteriores. Con 15 días de anticipación se empezaron a esbozar sus líneas generales. Cuando salió de viaje a Honduras, el martes pasado, el mandatario pidió llevarse un penúltimo borrador para revisarlo una vez más. Todavía el viernes, a las 9:30 de la noche, pidió hacerle dos cambios: mencionar el voto de los mexicanos en el extranjero como un logro e incluir el nombre de Daniel Cosío Villegas entre los "luchadores de la democracia".

El nombre de Jesús Reyes Heroles, aseguró su vocero, Rubén Aguilar, "nunca" figuró en el discurso, "ni en la primera versión ni en ninguna otra".

De cualquier modo, cuando concluyó el texto, al mandatario le cambio el talante. Tomó en brazos a Vicentillo, su nieto, y sonrió, aliviado.

Desplegados a lo largo del templete principal, decenas de personajes recién llegados al mundillo de las organizaciones no gubernamentales saboreaban los últimos minutos de su rutilante estreno en la vida política, codo a codo con los gobernadores panistas y las "primeras damas" estatales, invitados VIP y figuras de primer orden de la familia panista, como Luis H. Alvarez y Juan Manuel Gómez Morín, y el único invitado internacional, el polaco Lech Walesa.

Con las últimas notas del flamante himno se echaron a andar los potentes ventiladores que provocaron una densa lluvia de papelillos de colores y, finalmente, la concentración que festejó el quinto aniversario de la llegada de Vicente Fox a la Presidencia tomó un cierto sabor de verbena. Porque no fue fácil crear un ambiente de fiesta en la glorieta del Angel, en medio de tantas barreras y controles.

Los panistas que echaron a andar todos sus aparatos estatales para movilizar a sus bases demostraron que lo suyo no es llenar plazas. Ni siquiera ésta, que tradicionalmente fue punto de encuentro y celebración de los blanquiazules. Desde luego, los logros de esta convocatoria quedaron muy lejos de aquella otra cita, hace un año, en la que los membretes que entonces -como México Unido contra la Delincuencia, de Guillermo Velazco Arzac, respaldadas con todo el peso de los medios electrónicos- lograron una afluencia multitudinaria. Sólo que aquella marcha había sido convocada como una protesta contra la inseguridad. Y esta otra fue una expresión de apoyo al mandato de Vicente Fox. Ni siquiera se logró que los asistentes vistieran de blanco, como hace un año, a petición de Velazco Arzac, que hoy se ostenta como coordinador del Comité Ciudadano 2 de Julio.

Desde las primeras horas del sábado fue evidente que esta nueva cita del Partido Acción Nacional en torno a la columna del Angel de la Independencia sería diferente a muchos otros encuentros de su historia, pequeños algunos, masivos y trepidantes otros, como aquel de hace cinco años, la noche del triunfo electoral de Fox, pero siempre espontáneos. Fue tanta la nostalgia de esos otros tiempos que un panista de primer nivel, el secretario de Agricultura, Javier Usabiaga, se quejó: "Me hubiera gustado que se respetara este espacio".

Pese a los alegatos de que se trataba de una convocatoria "de la sociedad civil" y no del gobierno federal, el Estado Mayor tomó control absoluto del lugar y condicionó la marcha del acto. Los primeros contingentes que llegaron madrugadores al festejo toparon con vallas metálicas, corredores, colas y estrictos puestos de revisión que restringieron el paso en todo momento.

Fue lo que les pasó a los del poblado de Salinas, San Luis Potosí. A bordo de dos camiones se pusieron en marcha a medianoche, y en la carretera se sumaron al convoy cerca de 50 autobuses proporcionados "por el PAN de allá". A las ocho de la mañana ya estaban listos en la esquina de Florencia y Reforma, con sus tortas y sus refrescos, en primera fila, para "ver al jefe". De pie en su rincón, tuvieron que esperar cinco horas a que empezara el acto.

Como los potosinos, fueron acomodándose los demás contingentes: los de San Miguel el Alto, Jalisco; La Piedad, Michoacán; Boca del Río, Veracruz, todos "invitados" por el PAN y compensados con un lunch y el espectáculo grupero de la hija pródiga de Monterrey, Alicia Villarreal, quien con su avanzado embarazo animó 20 minutos a los manifestantes.

"Trajimos a nuestros indígenas"

Otros contingentes fueron conducidos y retenidos a lo largo de la avenida Reforma hasta la glorieta de La Palma. A las 12 en punto, la barrera que les impedía el acceso a la glorieta se abrió. Sin mantas que identificaran su origen, movilizados todos por estructuras locales panistas, los grupos fueron ocupando los espacios que aún quedaban libres. Unos marchaban al compás de sus bandas de música, como los de San Juan del Río. Otros, como dos lideresas de Amealco, Querétaro, "nos trajimos a nuestros indígenas", dijeron. Efectivamente, detrás de las señoras marchaban unos 200 otomíes de la comunidad de San Idelfonso.

El PAN capitalino también demostró que tiene maquinaria de movilización, como el diputado local Ernesto Herrera, cuyo módulo de enlace social organizó cuatro camiones de panistas de la delegación Coyoacán.

Sin excepción, todos los entrevistados aseguraron haber llegado a la concentración organizados y movilizados por Acción Nacional. El Comité Ciudadano 2 de Julio distribuyó una lista de 72 organizaciones convocantes de la concentración. Varios de los dirigentes de esos grupos -Asociación de Padres Separados AC, Club Hípico, Coordinación de Participación Activa de la Juventud, Fraternidad Carcelaria y muchos por el estilo- fueron exhibidos en el templete principal. Lo difícil fue identificar a sus bases o contingentes entre la multitud. Simplemente, no estaban.

El redondel del Angel fue cercado como una gran rosca que limitó el espacio de la concentración al arroyo vehicular, cerrando el paso a las aceras, camellones y calles laterales. Frente al templete principal, levantado en la esquina de Florencia y Reforma, otro cerco reforzado apartó una zona exclusiva para "los de casa". Desde esa cuarta parte de la rosca, la crema y nata del panismo, uniformada con cachuchas blancas, pudo celebrar holgadamente. Manuel Espino, presidente nacional del PAN, departía con los líderes estatales.

Varios secretarios de Estado se dejaron ver: Fernando Canales Clariond, de Economía; el nuevo secretario del Trabajo, Francisco Xavier Salazar; Julio Frenk, de Salud; Reyes Tamez, de Educación; Rodolfo Elizondo, de Turismo, y José Luis Luege Tamargo, de Medio Ambiente. También asistieron la directora del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Sara Bermúdez, el obispo auxiliar Felipe Tejeda, el ex canciller Jorge G. Castañeda. Los aspirantes a la candidatura presidencial por el Partido Acción Nacional -Alberto Cárdenas, Felipe Calderón y Santiago Creel- se placearon en esta zona. No lejos de ahí, el cuarto aspirante, Francisco Barrio, prefirió permanecer en una mesa del Sanborns.

Si Fox quiso describir este acto como una "fiesta cívica", Barrio lo contradijo: "Más bien, un recordatorio, para que no se nos olvide de dónde venimos, porque para festejar, ¡híjole!, nos falta tanto, con esta clase política cada vez más divorciada de las necesidades de la gente".

Recordatorio, festejo o balance, el acto fue presidido por un templete variopinto. El pintoresco Rey del Tomate, Andrés Bermúdez, corpulento y todo vestido de negro, inclusive su sombrero norteño, destacaba entre el compacto grupo de cinco indígenas que compartieron el foro con gobernadores y sus esposas: Sergio Estrada Cajigal, de Morelos; Ernesto Elorduy, de Baja California; Juan Carlos Romero Hicks, de Guanajuato; Patricio Patrón, de Yucatán; Francisco Ramírez Acuña, de Jalisco; Marcelo de los Santos, de San Luis Potosí; Francisco Garrido, de Querétaro, y Luis Armando Reynoso, de Aguascalierntes.

Abrieron la lista de oradores algunos de los nuevos rostros de la sociedad civil, entre ellos Esther Chávez, dirigente de las Juventudes de la ONU, AC, y la mazahua Marcelina Castillo, quien aseguró que "los pueblos indígenas tenemos fe en la democracia".

Cuanto más dinero se tiene se puede aprovechar mejor la democracia: Walesa

Llegó finalmente el momento de escuchar al polaco Lech Walesa, quien empezó su vida política como un rebelde líder sindical detrás de la Cortina de Hierro, y terminó su trayectoria como cercano amigo de Ronald Reagan, Margaret Thatcher y José María Aznar, campeones del conservadurismo. En su intervención, que costó a los organizadores un desembolso de 6 mil dólares, según algunas versiones, relató que desde que conoció a Fox como líder opositor, hace siete años, "decíamos que la democracia debe servir para que cada uno de ustedes pueda convertirse en presidente". Y añadió el ex mandatario de Polonia: "Utilizar la democracia es una posibilidad directamente proporcional al tamaño de la chequera de cada quien. Cuanto más dinero se tiene, se puede aprovechar mejor la democracia". Las expresiones de desconcierto se mutiplicaron. A esas horas, quizá el sol había afectado a la intérprete polaca que había sido ubicada en una caseta recalentada con demasiada anticipación.

Luego, en todas las pantallas desplegadas en la glorieta se proyectó el video La fuerza de la democracia, y se estrenó el Himno de la democracia. Y como cereza del pastel, la cantante Ana Bárbara y su espectacular ombligo cerraron el acto.

En pocos minutos la pequeña multitud se había dispersado, cada contingente en búsqueda de su autobús. En las calles no lejanas de San Cosme, Gómez Farías, Pedro Moreno, de la colonia Guerrero, los esperaban centenares de autobuses contratados por el panismo nacional. Con las primeras amenazas de lluvia, los asistentes ya se enfilaban hacia sus comunidades en Aguascalientes, Tlaxcala, Puebla, Querétaro. La fiesta había terminado.

 
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