Usted está aquí: miércoles 6 de julio de 2005 Opinión ASTILLERO

ASTILLERO

Julio Hernández López

Fábulas

4émoc: uvas verdes con sal

Bejarano: el silencio paga

El vocero del día después

LAS UVAS ELECTORALES le parecen demasiado verdes a Cuauhtémoc Cárdenas y por ello ha preferido desistir de buscarlas. Cierra el michoacano con una alegoría epistolar su imposible obsesión de ser candidato presidencial por cuarta vez (4émoc). No lo hace reconociendo el aplastante peso de su único adversario ni mucho menos sumándose a la posibilidad de que al fin un perredista llegue a Los Pinos, sino quejándose de la poca comprensión y madurez del medio político en general y en especial de su partido, cerrados todos a la discusión de ideas más que de personalidades (ahora que al interesado le convenía más la designación a partir de propuestas que de perfiles caudillistas, justamente lo contrario de lo que había sucedido en tres ocasiones anteriores). De hecho, Cárdenas declina a una posibilidad remotísima de ser postulado a Los Pinos por el PRD abriendo un flanco turbio contra las expectativas de su innombrable contendiente tabasqueño, anunciando una imprecisa "nueva opción" ideológica y política y manteniendo un coqueteo contra natura con entes impensables, como el corrupto Niño Verde, el salinismo (que hoy le elogia y da tribuna en sus medios) y el madracismo (tres que en realidad son uno). El salto al vacío que parece dar el hombre de la doble ce podría ser incruento si finalmente el límite de la caída es un piso ideológico que mantenga respeto por lo que en la historia reciente de México ha sido el ingeniero Cárdenas. Pero habrá de ser triste y doloroso si además de la mal digerida obsesión cuaternaria hubiera en el adiós electoral de Cuauhtémoc la continuidad de una conducta vista y denunciada de colusión con segmentos del priísmo salinista que tientan al perredista histórico a convertirse en ariete de amargura contra Andrés Manuel López Obrador, en cuña presuntamente del mismo palo con la que se urdieran tretas y maniobras para dividir, confundir y debilitar al lopezobradorismo, una especie ínfima de desafuero interno y también una forma de seguir cobrando a un padre con despecho partidista la protección y el silencio respecto a las andanzas ahumadas de un hijo gobernador. ¡Ah, el Rosario de desgracias no termina para el cardenismo!

OTRO DAMNIFICADO DE los videos está en camino de tomar nuevos caminos políticos. Linchado por el poder de la imagen, que condena a quienes son captados en escenas abiertas de corrupción, pero premia y elogia a quienes con dineros también sucios pagan propaganda en tiempo privilegiado, René Bejarano está recibiendo los dividendos judiciales de la increíble disciplina con que asumió como propias, casi únicas, las culpas derivadas de la relación de complicidad que sostuvo durante años con su jefe político absoluto, Andrés Manuel López Obrador, a quien supo dejar a salvo del escándalo manipulado que detonaron los videos tomados en las oficinas del grupo empresarial Quart. Bejarano apuró sin delaciones la copa del terrible descrédito público a sabiendas de que su jefe destinatario de poemas de amor político necesitaba para su propia salvación la fotografía del ex secretario particular tras las rejas. Hoy, luego del oportuno perdón del gobierno capitalino, ha llegado una decisión judicial federal que abre las puertas del reclusorio a quien ha mantenido presencia dominante en la movilización clientelista de masas en el Distrito Federal y que sigue siendo factor básico de apoyo del lopezobradorismo. Sería impensable una rehabilitación pública del acucioso profesor que en sus momentos de gloria era la voz autorizada del jefe de Gobierno, pero luego de meses de sacrificio ajedrecístico en función protectora del rey, el alfil Bejarano vuelve al tablero, así sea en las sombras.

LOS GENIOS DE Los Pinos creyeron haber desquitado el sueldo cuando inventaron las conferencias mañaneras con un vocero presidencial que trataría de impedir el tránsito en solitario de las (entonces) exitosas sesiones informativas del (entonces) odiado jefe de Gobierno capitalino. El experimento ha ganado tragicómica celebridad: el portavoz, Rubén Aguilar, ha sido registrado en el anecdotario popular como una especie de píldora del día después, dedicado el vocero anticonceptivo a prevenir o corregir los excesos cometidos horas antes por el señor Vicente que para efectos declarativos actúa sin preservativo. Pero las conferencias rubencitas se están convirtiendo más en un dolor de cabeza que en una fórmula eficaz contra las sesiones periodísticas de un peje que va de salida y que además cada día se enreda más con una fuente que ya le resulta incómoda. El vocero presidencial ha causado conflictos con Santiago Creel, Rubén Mendoza Ayala y Patricia Olamendi, pero ahora ha llegado al extremo de culpar a los medios de la tremenda pifia cometida por ese portavoz al manosear desde una tribuna de alta resonancia el expediente de un ciudadano a quien no se le había confirmado una presunta identidad de capo del narcotráfico. Rubén Aguilar debería ofrecer disculpas desde ahora no sólo a los familiares de un arquitecto confundido con el jefe del cártel de Ciudad Juárez (si se confirma tal confusión, como todo hace suponer), sino con los propios reporteros a los que maltrata al culpar de los errores evidentes que cometió al manejar con descuido una presunción que no merecía el apresuramiento ni la ligereza expresada desde una tribuna creada por razones electoreras que cada día muestra no sólo ineficacia sino peligrosidad social (dicho todo lo cual, este tecleador procede a guardar sus navajas siempre listas para el amarre).

ASTILLAS: AHORA SI SE armó el Madrazo respecto a los tucomes: que dice el CEN del PRI que no se hace responsable de los gastos de publicidad de los precandidatos confabulados contra el tabasqueño. Los ofendidos anuncian que más delante dirán cuánto les ha costado el teatrito, pero se quejan de las malas intenciones del pérfido Roberto... Manino Espuel, el charro blanquiazul especializado en hacer la suerte del yunque, dice que no hay tos por las derrotas electorales y presidencial. No pasa nada, no pasa nada, dice mientras el agua le llega al cuello...

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