Usted está aquí: miércoles 6 de julio de 2005 Sociedad y Justicia Solidaridad cubana con víctimas de Chernobil

Solidaridad cubana con víctimas de Chernobil

Desde el desastre nuclear, 18 mil niños y jóvenes han recibido ayuda médica gratuita

REUTERS

Ampliar la imagen Mar� una jovencita ucraniana de 11 a� recibe en Cuba tratamiento contra la ca� del pelo y problemas en la piel debido a los efectos residuales del desastre nuclear en Chernobil FOTO Reuters Foto: Reuters

Tarara, Cuba, 5 de julio. Un grupo de niños con cabeza calva y lesiones en la piel se zambullen alegremente en las aguas cálidas del mar Caribe, en un balneario cercano a La Habana.

Son víctimas del escape radiactivo que produjo la explosión de la planta de Chernobil, en la ex Unión Soviética, que en 1986 se transformó en el peor desastre civil de la era nuclear, y que reciben tratamiento médico en Cuba.

"Quiero quedarme aquí", dice Sveta, una joven de 15 años y ojos azules, cuyo cabello y cejas comienzan a crecer de nuevo.

Desde 1990 el país antillano de gobierno comunista ha dado tratamiento gratuito a 18 mil 150 jóvenes y niños ucranianos que sufren de cáncer, leucemia, pérdida de cabello, problemas de la piel y otras patologías vinculadas a la radiactividad liberada tras el derretimiento del reactor, varios años antes de que nacieran.

El Hospital Pediátrico de Tarará recibe hasta 800 niños por año, que permanecen junto a sus padres o tutores por un tiempo mínimo de dos meses. Algunos se quedan años. Viven en casas de veraneo construidas por cubanos adinerados antes de que la revolución encabezada por Fidel Castro triunfara en 1959.

La diversión bajo el sol tropical es tan importante para la curación como el propio tratamiento médico. Jugando entre las líneas de palmeras en las playas de Tarará, los niños pronto dejan caer sus complejos y recuperan la capacidad de disfrutar la vida, señala el médico Giraldo Hernández.

"Ayuda. Nos sentamos bajo una lámpara infrarroja y nos colocan una loción en la cabeza. Después vamos a la playa", dice Alina Petrusha, de 16 años, que llegó de Zaporozhe, en el sur de Ucrania.

Alina comenzó a perder el cabello a los 8 años y a partir de 2001 pasó dos años y medio en Tarará. Viste jeans y lleva tres aros en una oreja, brillo en los labios y delineador para marcar sus cejas inexistentes.

"Mi cabello empezó a crecer aquí, donde me gusta ir a las discotecas por las noches, pero cuando regreso a casa lo pierdo otra vez", señala.

Tratamientos

La mayoría de los jóvenes reciben tratamiento contra la caída del cabello. Pasan 15 minutos al día debajo de una lámpara de luz infrarroja, luego de que les aplican en la cabeza una loción producida en Cuba con base en placenta humana. El cabello crece nuevamente en 60 por ciento de los casos, explica Hernández.

Muchos sufren vitiligo, que causa una pérdida irregular de la pigmentación de la piel, y es tratado con otra loción derivada de la placenta humana y con horas de sol en la playa. La soriasis también es común. Enfermedades más severas, como el cáncer, requieren de quimioterapia o cirugía. Seis pacientes con leucemia recibieron trasplantes de médula ósea en Cuba.

Mientras algunas patologías, como el aumento del cáncer de tiroides que sufren algunos niños, obedecen directamente al accidente de Chernobil, los científicos no saben si la caída del cabello es causada por la contaminación radiactiva o por estrés traumático.

Solidaridad cubana

La Habana comenzó a ayudar a los niños de Chernobil cuando Ucrania aún pertenecía a las repúblicas soviéticas. El programa fue mantenido luego del colapso de la Unión Soviética, que sumergió a Cuba en una profunda crisis económica de la que todavía no se recupera del todo.

La isla no ha revelado el costo del programa, pero funcionarios de Ucrania lo estiman en 300 millones de dólares hasta la fecha.

"Cuba extendió la mano para ayudar en un momento muy difícil, como no lo hizo ninguna otra nación. Sufrimos una catástrofe inmensa y necesitábamos ayuda para lo más valioso que tiene cualquier país: sus niños", dijo en Tarará Raisa Moinsenko, funcionaria del Ministerio de Salud de Ucrania.

Muchos de los que son rehabilitados en Tarará son huérfanos o provienen de familias pobres que no pueden solventar el tratamiento médico en Ucrania, donde la salud pública se ha deteriorado desde la desaparición del estado comunista y la medicina privada es costosa.

La eliminación de la contaminación radiactiva de Chernobil demandará décadas, por lo que se estima que los niños ucranianos continuarán sufriendo problemas genéticos.

Tania Syomka voló de Zaporozhe a Cuba hace un año junto a su hija lisiada, que debía ser operada para corregirle una deformación en la espina dorsal que no podía pagar en su país.

"Ahora Irina puede hacer lo que quiere, ir a la playa y a la discoteca. Ella ahora es una chica hermosa y alta", dijo Syomka.

El residente más viejo de Tarará, Vladimir Zaslaski, no podía caminar cuando llegó hace 11 años, debido a un desorden neurológico progresivo que afectaba su motricidad. Los espasmos que padecía terminaron después de que un equipo de neurocirujanos cubanos lo operó.

"Esto fue causado por Chernobil. Gracias a Cuba empecé a caminar hace un año, dijo Vladimir, de 21 años.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.