Usted está aquí: miércoles 13 de julio de 2005 Opinión Los lugares del arte

Antonio Ortiz Griton

Los lugares del arte

Es alucinante llegar a Europa al comienzo del verano, puedes elegir desde ir al Festival de Glastonbury hasta la Bienal de Venecia, entre un sinfín de conciertos y exposiciones. Llegar a Pamplona-Iruña siempre es emotivo, porque en medio de verdaderos torrentes de vino, champaña y toros corriendo por las calles, del 6 al 14 de julio se realizan en esta ciudad de la península Ibérica las fiestas de San Fermín, la celebración más impresionante de la identidad del ''ser-simplemente-persona-ante-la-muerte".

Entre los preámbulos a estas fiestas, durante el pasado mes de junio me encontré en la Sala Carlos III, de la Universidad Pública de Navarra, con la exposición titulada Aproximaciones a la distancia/(amas b) del artista mexicano César Martínez, formada por una treintena de fotografías, las más de ellas enmarcadas en el discurso de la escuela mexicana de fotografía iniciada por Manuel Alvarez Bravo.

A diferencia del trabajo desarrollado por Alvarez Bravo, en el que se daba cuenta de la búsqueda de la identidad en la transformación de una sociedad eminentemente campesina, como la mexicana de la primera mitad del siglo XX, a una sociedad ''moderna" e industrializada, las fotografías de César nos muestran la identidad encontrada por el hombre contemporáneo en este inicio del siglo XXI.

Estas fotografías, tomadas en Madrid, parten de los contrastes que encontramos en el entorno urbano, entre los anuncios publicitarios y la realidad que los rodea.

Contrastes que al fusionarse en una imagen fotográfica nos hacen reflexionar sobre aquello en que se erige la identidad del hombre contemporáneo: el consumo, la soledad, la destrucción y lo imaginario como única fuente de placer.

Así, en el trabajo de César Martínez encontramos la imagen, en un espectacular publicitario, de un hombre desayunando en su ''confortable" departamento y al pie de aquél un inmenso contenedor de basura; en otra, un grupo de mujeres, ya entradas en años, caminan como ovejas frente a un espectacular del Corte Inglés que anuncia las ''r-e-e-e-bajas" del verano; en una más, la gente que sube y baja por las escaleras del Metro pareciera entrar y salir de las pantaletas de la modelo que ''descansa" en un gigantesco anuncio de ropa interior.

Hace ya dos años que Martínez abandonó su estudio de la colonia Condesa para instalarse en un céntrico barrio madrileño.

Cuando visité a César, mientras caminábamos de una galería a otra me explicaba que, a falta de espacio en su departamento, se había decidido por ''tomar" a todo Madrid como su ''taller".

Ahora, por ejemplo, se encuentra produciendo diversas obras con animales disecados en el local de un taxidermista y realizando para la Fundación Arte y Naturaleza, en un laboratorio fotográfico, una serie de imágenes de trajineras de Xochimilco ''navegando" por los canales de Venecia (Venechilco), además de ''controlar" desde su teléfono celular la exposición titulada El imperdurable mente presente de sus ''humanos inflables" que ya ha itinerado por España, Alemania y Bélgica, y que el próximo septiembre se presentará en una galería londinense.

De las galerías que visitamos, me llamó la atención la Marlborough.

A diferencia del resto de las galerías madrileñas centradas únicamente en lo ''nuevo", en ésta se exhibía una retrospectiva de Antonio Saura, con una buena selección de sus obras en torno de la mujer: dibujos, fotografías intervenidas, grabados y pinturas de mediano y gran formato, producidas entre 1950 y 1983; pienso que la realización de este tipo de exposiciones por parte de las galerías privadas ayudan en mucho a preservar la memoria y colocar a la vista de las jóvenes generaciones a autores que, como Saura, han sido fundamentales en el desarrollo reciente del arte.

Por ''azares" del destino terminamos comiendo en un restaurante mexicano con Andrés Santana, joven curador cubano que en menos de un año ha tenido una meteórica carrera en el ámbito cultural madrileño.

Ahí, entre chalupitas poblanas y vino del Duero, mientras Andrés daba cuenta de la increíble superficialidad que comienza a dominar la producción de arte contemporáneo y que al parecer caracterizará a la Bienal de Venecia apenas inaugurada, César nos daba un ''adelanto" de su tesis doctoral que prepara en la Universidad de Castilla-La Mancha: la investigación y recuento de las expresiones artísticas de fuerte contenido social, de origen anónimo, en las manifestaciones políticas de México en los pasados 20 años en contrapunto con aquellas realizadas por algunos artistas; como lo serían la impresionante ''instalación" de féretros en la plancha del Zócalo realizada por campesinos guerrerenses a raíz de los asesinatos de Aguas Blancas y la instalación, en el mismo Zócalo, de gigantescas cruces por diversos artistas en protesta por la matanza de Acteal, Chiapas; o la autocrucifixión de un policía, frente al Angel de la Independencia, denunciando la corrupción policiaca, y la autocrucifixión de Guillermo Gómez Peña, en la bahía de San Francisco, California, protestando por la Ley 187, entre muchísimas otras.

Recuento que nos indica también que el origen de la obra de arte no se encuentra necesariamente en ''el artista".

Yo no dudaría que en este recuento encontrásemos realmente la esencia del arte contemporáneo y no en lo mostrado en la Bienal de Venecia, tal y como lo indican las primeras crónicas que se han escrito en torno de ésta.

 
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