Usted está aquí: jueves 14 de julio de 2005 Estados Arrastradas a la delincuencia, 90% de las reclusas del país: especialista

La mayoría purgan penas por transportar droga o cuidar víctimas de plagiarios

Arrastradas a la delincuencia, 90% de las reclusas del país: especialista

Piden reconsiderar sentencias de mujeres sin antecedentes penales o inducidas por la pareja a delinquir

Persiste discriminación en cárceles

ANGELES MARISCAL CORRESPONSAL

Tuxtla Gutierrez, Chis., 13 de julio. El 90 por ciento de las mujeres que purgan condenas en las cárceles del país no deberían estar ahí, pues se trata de personas no peligrosas que generalmente fueron arrastradas por sus parejas a cometer los ilícitos, señaló Marcela Briceño, investigadora de la Dirección General de Readaptación Social del Distrito Federal.

Briceño López participó en el foro de análisis de postulados para incorporar a las mujeres en la legislación penitenciaria, organizado por el Instituto Nacional de la Mujer.

Durante su ponencia, denominada "Mujeres en Reclusión", la investigadora explicó que del total de la población carcelaria nacional, 5 por ciento son mujeres.

La especialista expuso que, según las estadísticas, el principal delito que les imputan es narcotráfico, y el segundo, secuestro.

En el caso del primero, generalmente sus parejas las utilizan como burreras o cangureras, con o sin conocimiento de ellas.

Igual pasa con los secuestros. Las parejas o los jefes de familia cometen el ilícito y las inducen a cuidar al plagiado, incluso en sus propias casas. Aun así se les sentencia de manera grave, sin analizar las causas que las llevaron a cometer el ilícito.

La ex directora del Reclusorio Varonil Norte de la capital del país sostuvo que 90 por ciento de las mujeres reclusas no merecen estar en esa situación, porque "no son peligrosas; eran amas de casa que fueron utilizadas por sus parientes y compañeros".

Ante el panorama, el Instituto de la Mujer en esta entidad se comprometió a analizar los casos de 392 mujeres recluidas en cárceles locales.

La titular de la dependencia, Carmen Marín Levario, explicó que se analizará caso por caso para determinar por qué ingresaron a los reclusorios.

Adelantó que se buscará la amnistía o preliberación de aquellas que fueron utilizadas o engañadas para transportar drogas -el delito de mayor incidencia en mujeres indígenas presas-, a fin de que puedan obtener su libertad.

Briceño López asimismo llamó la atención sobre las condiciones de abuso y discriminación que persisten contra las internas, que comienza desde las instalaciones mismas.

"De origen, las reclusas viven en situación de desigualdad porque el sistema penitenciario está concebido para hombres".

La mayor parte de las instalaciones se "adaptaron" para albergar a mujeres, pero originalmente fueron diseñadas para hombres.

Las mujeres tienen necesidades diferentes. El 85 por ciento son madres de familia, a las que no se les respeta en la mayoría de los casos el derecho a cuidar de sus hijos recién nacidos.

Las cárceles de hombres tienen áreas verdes, talleres, espacios deportivos y hasta capillas. Las mujeres apenas tienen celdas con traspatios, denunció.

ERNESTO MARTINEZ ELORRIAGA CORRESPONSAL

Morelia, Mich., 13 de julio. En las secciones femeniles de los 22 penales y centros preventivos de la entidad se hallan recluidas 444 mujeres, 203 por delitos del fuero federal, principalmente por narcotráfico, de acuerdo con datos proporcionados por la Dirección de Prevención y Readaptación Social del estado.

Cristina Cortés, dirigente de la organización Educación y Servicio Comunitario (Eseco), que desde hace tres años promueve programas productivos para el sector femenil de las cárceles de Uruapan y Mil Cumbres, ubicada en Morelia, detalló que más de 45 por ciento de estas mujeres fueron sentenciadas por delitos contra la salud; sin embargo, la mayoría fueron inducidas por su pareja para cometer dichos ilícitos.

Aunque no se puede hablar de cifras exactas, porque continuamente salen e ingresan internas de los centros penitenciarios, en términos generales se mantienen las mismas estadísticas.

A mediados de 2003, explicó la activista, en el penal de Uruapan había 99 reclusas, de las cuales 58 estaban por delitos contra la salud, 10 por robo, siete por secuestro y seis por homicidio, entre otros.

En el Centro de Rehabilitación David Franco Rodríguez, mejor conocido como Mil Cumbres, de las 199 internas, 111 purgan condenas del fuero federal.

También hay mujeres que cumplen penas en los penales de La Piedad, Zitácuaro, Sahuayo, Maravatío y Zamora, además de los 16 centros preventivos municipales.

Cristina Cortés agregó que algunas mujeres incursionaron en el narcotráfico porque consideraron que era una manera fácil de hacer dinero, lo que sin duda representa una pérdida de valores. "No obstante, en el caso de la mayoría sus parejas las involucraron; ellas sabían a qué se dedicaban, pero obviamente no podían denunciarlos, y cuando la policía fue por sus esposos también se las llevaron a ellas".

Radiografía de un centro femenil

Datos oficiales indican que los delitos cometidos por mujeres van en ascenso en Michoacán. Tan sólo en enero y febrero de este año fueron sentenciadas por delitos del fuero común 65 mujeres, y por ilícitos del fuero federal, 52.

De acuerdo con una encuesta realizada en 2004 entre 99 internas del penal de Uruapan -la más reciente hasta ahora-, ocho tenían entre 16 y 19 años; 27, entre 20 y 29 años; 28, entre 30 y 39; 28 también entre 40 y 49, y ocho se encontraban entre 50 y 79 años.

De este universo, 10 internas no tienen ningún estudio, 49 cursaron uno o varios grados de primaria, 27 estudiaron algún grado de secundaria, tres el bachillerato, seis una carrera técnica y sólo una cuenta con licenciatura.

De las mujeres encuestadas, 88 son madres de familia, que entre todas suman 363 hijos, de los cuales 62 eran menores de cinco años y 12 vivían en el reclusorio con sus madres. Además había seis embarazadas.

La experiencia de María de Jesús

María de Jesús Reyes Juárez, quien acaba de ser liberada tras pasar seis años en prisión, dijo que las condenas contra mujeres por delitos relacionados con el narcotráfico pueden ser hasta de 10 años en promedio, ''pero la verdad no sabe uno la gravedad del problema, y por mantenerse callada también paga una las consecuencias''.

Dijo que cuando terminó su condena tenía miedo de salir, porque tiene más amigas dentro del penal que fuera; además sabía que sus familiares y vecinos la iban a ver como "apestada", por lo que "no tenía mucho sentido salir libre".

Cristina Cortés destacó que, más que discursos y visitas de damas voluntarias y diputadas a los centros femeniles de rehabilitación, se requiere ir más a fondo: "en Uruapan, cuando aún no contaban con un centro textil, las mujeres que necesitaban dinero se prostituían los sábados en la sección varonil; afortunadamente esa situación cambió gracias a una funcionaria que le conmovió la situación en la que vivían''.

Muchas internas no sólo requieren ayuda sicológica, incluso siquiátrica, por ello, si se quiere cambiar la situación dentro de los penales se tiene que ir a fondo, insistió.

 
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