Usted está aquí: jueves 14 de julio de 2005 Sociedad y Justicia Niños y adolescentes pobres, más proclives a adicciones

Editan los CIJ libro enfocado a prevenir

Niños y adolescentes pobres, más proclives a adicciones

ANGELES CRUZ MARTINEZ

Debido a que el inicio en el consumo de drogas se reporta desde los ocho años de edad, y a que la oferta de los enervantes "se multiplica", los Centros de Integración Juvenil (CIJ) editaron el libro Niños, adolescentes y adicciones. Una mirada desde la prevención, el cual también resalta que el problema está relacionado con las condiciones de pobreza y crisis económica que viven las familias en México.

Víctor Manuel Guisa Cruz, director de los CIJ, resaltó la importancia de la salud mental de los menores, la cual es el logro exitoso de diversas etapas de maduración y tendría que ser la principal prioridad de los padres de familia.

Mencionó que algunos de los factores que alteran la salud mental son el rechazo y maltrato infantil, la violencia en el hogar, trastornos del aprendizaje, depresión, déficit de atención y trastornos alimentarios, todos los cuales tienen un vínculo indiscutible con el abuso de drogas.

Durante la presentación del libro, a la que asistió Marta Sahagún, el funcionario destacó que en los años 2003 y 2004 los pacientes que acudieron a tratamiento a los CIJ reportaron haberse iniciado en el consumo de enervantes a los 15 años, aunque el problema se presenta desde los ocho años, principalmente con la ingestión de bebidas alcohólicas en el hogar. A los 11 años, en promedio, se inician en el tabaquismo, lo que los hace 14 veces más vulnerables al consumo de drogas ilícitas.

Respecto a la disminución de la edad de inicio, el libro destaca que en 1990, 6.4 por ciento de los pacientes de los CIJ comenzó en las adicciones alrededor de los 12 años y para 2003 la cifra se elevó a 10.2 por ciento. Más grave aún es que transcurren alrededor de 10 años para que las familias se percaten de que uno de sus miembros es adicto.

En diversos capítulos el libro se refiere a la estrecha relación que existe entre las condiciones de pobreza y desigualdad y las adicciones. Señala, por ejemplo, que diversos estudios sobre la pobreza han concluido que sus efectos impactan de manera especial a la niñez y a la adolescencia.

 
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