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PAGINA DEL CONSUMIDOR / sobrecito [email protected]
VIVIR A LA LIGERA 18 de julio de 2005
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En los anaqueles la oferta va desde las botanas hasta las cervezas; de los dulces a los cereales y de la mantequilla a los embutidos. Los productos llamados light o ligeros pueden contener menos grasa, pero también más endulzantes o calorías que los corrientes. Lo importante es no confundirlos con los alimentos recomendados por los especialistas para dietas específicas.

La obsesión por la delgadez y la creciente preocupación por el sobrepeso, que afecta a más de la mitad de los adultos mexicanos y a casi 30 por ciento de los niños, más la dictadura de la moda, hacen cada vez más aceptables la diversidad y proliferación de los productos denominados light (ligeros o suaves).

Desde mermeladas hasta productos lácteos y el pan, pasando por chocolates, pasteles, cervezas y botanas, los productos light se han instalado en los anaqueles de los supermercados y en nuestras despensas, gracias a una publicidad que exagera sus propiedades.

¿Por qué light?

Los términos light, diet o bajo en calorías pueden referirse al bajo contenido en azúcar o grasas, a la modificación de algunos nutrientes o a un alto contenido de fibra en los alimentos.

La Norma Oficial Mexicana 086 SSAI1994 establece que los productos reducidos, bajos o sin calorías, son alimentos o bebidas con modificaciones en su composición y precisa los aportes calóricos que debe contener cada una de estas tres categorías.

Un producto sin calorías debe contener menos de cinco de éstas por porción, salvo en refrescos y bebidas gaseosas, en los que el contenido calórico llega a ser de cero; los bajos en calorías deben tener 40 o menos por porción, y los reducidos en calorías deben contener mínimo 25 por ciento menos que el de los originales.

La leche light, por ejemplo, en realidad está descremada o semidescremada, con menos grasa que la entera, pero con igual contenido de lactosa (azúcar), por lo que sí aporta calorías.

La mantequilla light logra esta característica al incorporar 50 por ciento de agua, y las mayonesas ligeras, según la Profeco, no son verdaderas, pues la norma establece que este producto debe tener al menos 65 por ciento de grasas y la versión suave la reduce a 50 por ciento.

En los dulces, el azúcar se sustituye por edulcorantes como el aspartame, la sacarina y el sorbitol. Los chocolates pueden tener un mínimo de azúcar o ninguno, pero igual cantidad de grasa que uno común, lo que equivale casi al mismo número de calorías

¿Qué sabemos de los productos light?

La percepción general es que ayudan a no subir de peso, y los hemos adoptado como opción de una dieta balanceada, que no exige privarse de los placeres del buen comer.

De acuerdo con estudios de instituciones como la estadunidense Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés), muchos de los alimentos ligeros tienen poca grasa, pero contienen demasiada azúcar o más calorías que, al final, engordan más que los productos corrientes.

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La mercadotecnia nos ha llevado a confundirlos con los alimentos de dieta, recomendados para los regímenes alimentarios que limitan grasas, azúcares y calorías, y que perdieron la batalla del sabor frente al mercado light.

Según la AHA, los alimentos suaves incorporan sustancias que imitan las propiedades de la grasa, para asegurar buen sabor, compuestos que generalmente son derivados de hidratos de carbono, proteínas y hasta grasas modificadas que el organismo puede tener dificultades para digerir.

Los efectos a largo plazo de estos sustitutos grasos en la salud todavía son desconocidos; pero hay registros de que la olestra, grasa sintética añadida a frituras y botanas light, dificulta la digestión e impide al organismo absorber las vitaminas liposolubles, como la A y la D.

Quienes consumen estos productos entran en un círculo vicioso, ya que los ingieren en mayor cantidad que los comunes al considerar que no engordan, lo cual es falso, pues sólo ayudarían a reducir el sobrepeso si se consumieran en iguales porciones que los corrientes.

La introducción en el mercado de más de 5 mil alimentos bajos en grasas, o sin ellas, en la última década ha contribuido a la epidemia de obesidad en Estados Unidos, según la AHA§



Si va a comprar estos productos fíjese en lo siguiente

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• La etiqueta debe indicar si la reducción de calorías es en grasa o en azúcar

• Compare la cantidad de calorías por porción con las del producto original

• Si la aportación de calorías es en grasas, puede desequilibrar el balance nutricional de otras sustancias y es un riesgo adicional si tiene problemas de colesterol

• Cerciórese si el producto contiene sustitutos de azúcar, como el aspartame, pues algunas personas no pueden procesar uno de sus componentes, la fenilalanina

• Algunos productos agregan azúcar o fructosa a los edulcorantes para mejorar el sabor y tienen más calorías, lo que debe considerar si padece diabetes

• Tome en cuenta que estos productos generalmente cuestan más, hasta 30 por ciento respecto de los regulares

• Recuerde que el organismo también requiere grasas y azucares para su buen funcionamiento y no abuse de los productos light, que muchas veces son poco nutritivos §


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