Usted está aquí: martes 19 de julio de 2005 Estados Turistas británicos padecen en refugios improvisados

Nos abandonaron las agencias de viajes, se quejan

Turistas británicos padecen en refugios improvisados

Emily destruyó las vacaciones de miles de viajeros

TIM GAYNOR Y ELIZABETH DAVIES THE INDEPENDENT

Ampliar la imagen Un turista buscaba lugar para sentarse en el atestado aeropuerto de Canc�entras consegu�vuelo para abandonar ese centro vacacional, tras el embate de Emily FOTO Ap Foto: Ap

Cancún, QR, 18 de julio. Vinieron a México en busca de playas de arena blanca, aguas prístinas y un sol abrasador. Hoy, sin embargo, cientos de turistas británicos pasaban sus vacaciones de lujo en improvisados albergues, en tanto el huracán Emily se abatía con furia sobre el Caribe y se adentraba en el Golfo de México.

Más de 12 mil turistas fueron trasladados a refugios en este puerto mientras el huracán, de categoría 2, azotaba la costa, derribando cables eléctricos y árboles y causando marejadas en aguas normalmente tranquilas.

Cuando olas de cinco metros comenzaron a golpear los malecones y negras nubes se formaban en las alturas, los turistas que vadeaban con el agua a las rodillas supieron que sus vacaciones de ensueño se habían transformado en pesadilla.

La glamorosa Riviera Maya, cuyos bares y hoteles de cinco estrellas la convierten en el punto focal de la industria mexicana de vacaciones de lujo, pronto se volvió una ciudad fantasma: los pobladores locales corrieron tierra adentro y a los turistas les dieron unos minutos para empacar sus cosas y trasladarse a los albergues improvisados.

Los británicos estaban entre unas 2 mil personas desalojadas de hoteles de lujo que se apretujaban en un gimnasio de basquetbol, bajo resguardo del Ejército Mexicano.

Mark Townsend, procedente de Blackburn, estaba arrinconado con sus cuatro hijos dentro de la pirámide de aspecto maya, donde hacía un calor asfixiante. Abrazando a una bebé, señaló que llevaban horas sin tomar más que agua embotellada y trozos de fruta.

"Esta mañana estábamos en un hotel de cinco estrellas y ahora estamos atrapados en temperaturas de más de 30 grados, esperando que pase la tormenta", señaló. "Mi hija menor tiene un año y se está asando. El gobierno y los soldados no nos dejan salir."

Doscientos británicos que viajaban en paquete fueron trasladados sin previo aviso del hotel de cinco estrellas donde se hospedaban al hotel Kamná, de dos estrellas, en el centro de Cancún, donde a toda prisa se habían dispuesto refugios junto a los ventanales y tendido colchones viejos en el bar y el vestíbulo para que durmieran los refugiados. El piso estaba tapizado de botellas de agua y empaques vacíos de frituras y galletas Ritz, único alimento disponible.

Apretujados en el avejentado bar del hotel, o sentados con expresión desesperada en torno a una mesa de alberca, los turistas se quejaban de que fueron "abandonados" a su suerte por las agencias vendedoras de vacaciones.

"Esta mañana nos sacaron de las habitaciones y nos trajeron a este hoyo de mierda", se quejó Gary Hurst, de 27 años, tapicero procedente de Burnley. "Durante 24 horas no tuvimos nada de comer ni una gota de alcohol para beber. Y dicen que es un viaje todo pagado."

Más de 25 mil pobladores locales y turistas extranjeros habían sido evacuados durante el fin de semana de Cancún, que fue tocado por Emily en las primeras horas de hoy. Sin embargo, los poderosos vientos de 215 kilómetros por hora pronto entraron a tierra y se redujeron a unos 160 kilómetros por hora.

"El peligro ha pasado... lo peor quedó atrás", aseguró Félix González, gobernador de Quintana Roo.

Sin embargo, como las predicciones del tiempo señalaron que cobraría fuerza hacia el anochecer, cuando pasara por el Golfo de México, Emily continuó sembrando pánico en la costa.

"Es mi primer viaje fuera de Estados Unidos y miren lo que pasa", deploró Rod Jones, profesor originario de Michigan, sentado nerviosamente en una habitación a oscuras en el hotel, apretujando una almohada. "Lo que haré será seguir rezando."

Elegantes salones de baile albergan grupos de agobiados viajeros, en tanto los salones de conferencias se han transformado en dormitorios masivos con hilera tras hilera de parejas y familias. Los hoteles metieron hasta 15 personas por cuarto y edificios públicos como gimnasios y escuelas recibieron unas 60 mil personas.

Robby Beech, reparador de techos, proveniente de Liverpool, comparte dos camas con los nueve familiares que lo acompañan en el viaje. "Vinimos por un par de semanas en el sol, y vean lo que pasa. Es un caos absoluto", dijo.

Las autoridades mexicanas negaron este lunes que el huracán haya causado alguna muerte posterior a los cuatro decesos ocurridos el domingo en Jamaica, cuando un automóvil fue arrastrado por la corriente. Sin embargo, se confirmó la muerte de dos pilotos el fin de semana, cuando su avión se estrelló a causa de los fuertes vientos que soplaban sobre el Golfo de México, en tanto en Playa del Carmen un alemán pereció por tocar un cable de alta tensión cuando se acercaba la tormenta.

Emily guardó lo peor de su furia para Cozumel, isla afamada por sus condiciones para el buceo, donde arrancó árboles y destrozó ventanas.

Este lunes la costa sur de Texas y el noreste de México se aprestaban para el arribo del meteoro, que se prevé para la mañana del martes. Los servicios meteorológicos advirtieron de inundaciones costeras, marejadas e intensas lluvias causadas por el segundo huracán importante de la temporada.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

 
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