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25 de julio de 2005

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GARROTES Y ZANAHORIAS

EL COLOR DEL DINERO

El negocio de los bancos está muy concentrado, fiel reflejo de lo que ocurre con el ingreso en esta economía. Los datos que ofrece el Banco de México (que se pueden consultar en su página de Internet, en la sección de Información económica y financiera, en los agregados monetarios) indican que en 2004 había un total de 40 millones 923 mil 228 contratos, mediante los cuales se captaron recursos del público, fueran personas, empresas o entidades gubernamentales. Estos comprendían: 14 millones de cuentas de cheques; depósitos de nómina y retirables con tarjeta de débito, 16.9 millones; cuentas ahorro, 6.3 millones y depósitos a plazo fijo 3.7 millones. De ese total, casi 57 por ciento correspondía a cuentas con un saldo de hasta mil pesos, es decir 23 millones 200 mil contratos y sólo 0.4 por ciento de ellos, o sea, 108 mil 536, superaban el saldo de un millón de pesos. Así pues, de una captación total de casi 1 billón 958 millones de pesos, las cuentas de hasta mil pesos representaron únicamente 5 mil 400 millones de pesos, mientras que aquellas por más de un millón significaron recursos por 1 billón 313 millones de pesos, o sea, 67 por ciento del total depositado en los bancos. Por supuesto que unas de esas cuentas pueden corresponder en muchos casos a los mismos clientes, dato que no está disponible pero que pondría en evidencia la naturaleza tan concentrada del acceso al sistema bancario en el país. Esta estructura no ha variado en el curso de la última década, lo que constituye un elemento a considerar cuando se insiste en que la intervención bancaria tras la crisis de 1995 se hizo para salvar a los depositantes. En el caso de la mayor parte de los casos hubiera sido más barato pagarle a los depositantes el equivalente del saldo de sus cuentas. La concentración en este negocio es evidente también por el lado de los créditos, mismos que se otorgan a un conjunto muy reducido de clientes. Los préstamos a los 50 mayores clientes representan entre la mitad y las dos terceras partes del total de la cartera y si se consideran los 300 más grandes clientes la proporción llega hasta el 100 por ciento. Esta estructura indica, además, que los bancos operan con un esquema muy reducido de riesgos y sin un incentivo económico o reglamentario que amplíe la cobertura de los servicios entre las personas y las empresas. Es así todavía un sistema bancario muy limitado y poco eficaz para promover un mayor nivel de actividad económica. Esta es una clara deficiencia de arreglo institucional de los mercados y síntoma de una trunca liberalización financiera  §


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