Usted está aquí: sábado 30 de julio de 2005 Cultura En un museo vienés la verdad se desnudó o al menos quedó en tanga

Unas 300 personas ensayaron el espejo con obras de Klimt, Schiele y Kokoschka

En un museo vienés la verdad se desnudó o al menos quedó en tanga

Se puede hacer el experimento en México con los desnudos de Orozco, propone Poniatowska

Ante las fotografías de Spencer Tunick, lo de Viena ''es como si me rascaran el meñique'': Tibol

PABLO ESPINOSA

Ampliar la imagen Visitantes desnudas o semidesnudas que consiguieron la entrada gratuita para admirar la exposici�el Museo Leopold, en la capital de Austria FOTO Ap Foto: Ap

La convocatoria del prestigiado Museo Leopold de Viena para que el público visitase sin ropa la exposición La verdad desnuda: Klimt, Schiele, Kokoschka y otros escándalos congregó a unas 300 personas que convirtieron el vetusto edificio en el edén. Desnudos en las paredes, desnudos sobre el piso.

En los muros lucían las obras de Gustav Klimt, Egon Schiele y Oskar Kokoschka. Sobre las duelas ardían las plantas de los pies o las sandalias que una recepcionista regalaba a los más osados. Algunos sólo vestían Channel número 5 o sus equivalentes en sudor u otros humores. Jugaron al espejo, al espejel o al espejeo.

Las agencias noticiosas pusieron los ojos en los termómetros: 30 grados centígrados, y los oídos en la radio: profusión de propaganda incitadora para esta aventura. Los cinco minutos de gloria que como Warhol los predijo hace ya tantos años, ahora pueden convertirse en cuadratines de periódicos impresos, imágenes de alta definición en los noticiarios televisivos, pero sobre todo en megapixeles de las fotos digitales e Internet.

Más adanes que evas

Variopinto, el público llegaba al guardarropa, se despojaba de sus atuendos, recibía en recompensa un boleto gratis, la edición de lujo del catálogo de la exposición y si el premiado estaba ya completamente en cueros, era dotado de un par de sandalias para arruinarle en todo caso el desnudo total.

Aunque muchos detuvieron su valentía en traje de baño, o a lo mucho bikini o, ya por no dejar, en tanga. Entre los tres centenares había más adanes que evas, pero más jóvenes que viejos y panzones. Un campo nudista convertido en salón vienés a todo arte.

Consultada en México por La Jornada, la doctora Margo Glantz opinó: ''Me parece que llamar a la gente a que se exhiba desnuda es un gancho. En el Museo Maillol de París vi una exposición de dibujos con desnudos de Klimt y me gustaba allí mirar a los asistentes al museo: veían las obras con una curiosidad malsana. A pesar de que el desnudo es una de las artes más visitadas de la pintura en la historia, sobre todo el desnudo femenino, hay autores como Klimt y, sobre todo, Schiele, con situaciones genitales muy expuestas.

''Lucien Freud, por su parte, descubre facetas del desnudo que lo ponen a uno a pensar respecto de lo que es el cuerpo humano."

Elena Poniatowska propone que un experimento como el de ayer en Viena ''se podría hacer en México con José Clemente Orozco, que tiene unos desnudos fabulosos. Muchos mexicanos estarían dispuestos a participar. Los mineros se han desnudado para protestar, pero aquí serían desnudos colectivos de conciliación. Lo que sí es notable es el experimento que acaba de hacer Spencer Tunick en Londres".

La maestra Raquel Tibol: ''Parto de la idea de que en ese museo lo que hicieron es un experimento. Ni me asusta ni me entusiasma. Como todo experimento hay que esperar los resultados. Lo que sí sé como historiadora y crítica de arte es que el desnudo real no tiene nada que ver con ninguno de los tres pintores exhibidos, porque Schiele es la angustia del sexo y ninguno de los que acudió lo hizo porque tuviera angustias existenciales respecto de los goces sexuales.

''En el caso de Klimt, como era simbolista decorativista, usa a la mujer como arte ornamental, lo que en aquellos años se llama decadentismo; la mujer en entrega laxa al hombre, como objeto de un deseo en espiral por no decir tortuoso. Y en el caso de Kokoschka, para ser el gran expresionista que fue se echaba unos clavados a lo más profundo del alma que nada tienen que ver con la gente que acude sin ropa a un museo. Las consecuencias que saquen los museógrafos o críticos de arte esperamos que nos aporten algo. La pura convocatoria no aporta nada. Me da lo mismo que vayan con ropa o sin ella.

''Spencer Tunick está haciendo una verdadera revolución del desnudo a escala mundial y milenario. Es algo tan novedoso lo de Tunick que esto del museo de Viena es como si me rascaran el dedo meñique."

 
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