Usted está aquí: sábado 30 de julio de 2005 Opinión Los descalabros de nuestra política exterior

Editorial

Los descalabros de nuestra política exterior

En los cinco años de gobierno del presidente Vicente Fox las relaciones del país con sus vecinos, en especial Cuba y Estados Unidos, se han deteriorado significativamente. Se trata de un hecho sin precedente en la historia de la diplomacia mexicana, un grave descalabro de nuestra política exterior.

Ayer, el canciller cubano, Felipe Pérez Roque, afirmó que la relación bilateral "está afectada, no hay relaciones normales" porque "México se convirtió en un aliado de Estados Unidos en su campaña contra Cuba, en la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)". Además, el embajador estadunidense, Antonio Garza, informó sobre el cierre temporal de su consulado en Nuevo Laredo, debido al clima de violencia que impera en esa ciudad, decisión adoptada sin tomar en cuenta los esfuerzos de México por mejorar la seguridad en la frontera.

Para la isla no hay posibilidad alguna de normalizar las relaciones bilaterales en este sexenio, debido al alineamiento de nuestro país con Estados Unidos. Para ilustrar las diferencias que han separado a ambas naciones, Pérez Roque aludió el hecho de que México se tardó medio año en nombrar un nuevo embajador en La Habana, el más reciente de una serie de incidentes entre los dos gobiernos, provocados en buena medida por la falta de oficio de la diplomacia foxista y por su proclividad para alinearse a una agenda ajena al interés nacional.

Este gobierno comenzó a irritar a las autoridades cubanas cuando en 2001 el entonces canciller mexicano Jorge G. Castañeda cambió el tono cordial que los anteriores gobiernos imprimieron a las relaciones, al apoyar por primera vez en su historia las resoluciones contra Cuba, auspiciadas por Washington en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Ello sin mencionar vergonzosas pifias como la grosería de Fox al limitar la participación de Fidel Castro en la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, en marzo de 2002 en Monterrey, a petición de la Casa Blanca, para evitar que el presidente George W. Bush se encontrara con el líder cubano. "Comes y te vas", dijo entonces Fox a Castro. También cabe recordar el caso del empresario Carlos Ahumada, cuya detención en la isla desembocó en la expulsión, en mayo de 2004, de su embajador y el retiro de la representante nacional en La Habana, Roberta Lajous, lo que constituyó el punto más bajo en las relaciones bilaterales.

Las fricciones con Cuba se deben en buena medida a que Fox privilegió la relación con Estados Unidos, su principal socio en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Pero, irónicamente, las autoridades mexicanas tampoco han sabido llevar a buen puerto esa relación. En el comunicado para informar sobre el cierre de su consulado en Nuevo Laredo, el embajador Garza explicó que la decisión tiene como objetivo evaluar las condiciones de seguridad de los diplomáticos y turistas estadunidenses.

Esta resolución constituye un golpe a la imagen de México en el exterior, pues da la impresión de que el gobierno de Fox es incapaz de garantizar la seguridad en la frontera norte y que Estados Unidos tiene la facultad de calificar a las autoridades mexicanas. En este contexto, cabe destacar que hace poco nuestro país firmó un documento en el que el tema de la seguridad gira exclusivamente en torno a las necesidades de Washington. En contraste, el gobierno de Fox no ha sabido negociar el respeto de los derechos humanos y laborales de decenas de miles de connacionales que cruzan el río Bravo ante la amenaza de grupos antimigrantes, como Minuteman, y los abusos de las autoridades migratorias estadunidenses.

Estos elementos revelan que la diplomacia mexicana ha perdido el prestigio y la autoridad moral que gozaba entre la comunidad internacional, así como su capacidad de negociar temas cruciales para el país por privilegiar la relación con Washington sin siquiera obtener un mínimo de reciprocidad, limitando su capacidad de maniobra en el concierto mundial.

 
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