Usted está aquí: sábado 30 de julio de 2005 Opinión DESFILADERO

DESFILADERO

Jaime Avilés

¿Qué es ser de izquierda?

Debatir, antídoto contra el ruido de la mediocracia

Crece ingobernabilidad en el campo oaxaqueño

HUBO UN TIEMPO, muy cercano por cierto, en que el mundo estaba en parte poblado por hombres y mujeres que tenían la disposición de empuñar las armas, hacer la guerra, poner en riesgo su vida, soportar las penas de la cárcel y renunciar a todo, en suma, para llevar a la práctica ideas o consolidar proyectos que hoy están por completo superados. En la antigua manera de "ser de izquierda" la gente era capaz de asumir sacrificios para implantar en sus distintas expresiones y variables la dictadura del proletariado, construir el socialismo y preparar las bases para el florecimiento de la sociedad comunista que resolvería los males habidos y por haber.

Sin embargo, después del fracaso de la URSS, del ascenso del estalinismo con sus hordas de criminales a sueldo en Europa oriental, que transformó la dictadura del proletariado en tiranía de la burocracia, o ante la reconversión de la República Popular China en una potencia capitalista con obreros esclavizados, hoy es difícil encontrarse con personas que tengan interés en luchar y organizarse para repetir alguna de esas fallidas experiencias históricas.

En una reciente película argentina, de cuyo nombre no he sido capaz de acordarme, un viejo profesor es despedido de la universidad donde trabaja debido a sus ideas izquierdistas. Después de buscar la forma de reinsertarse en el mercado de trabajo, se va de Buenos Aires, adquiere una pequeña finca rural -a la que bautiza como 1789, en recuerdo de la revolución francesa- y nombra copropietarios a sus trabajadores, en un romántico y nostálgico intento de socializar los medios de producción según los viejos cánones. Actualmente, dirá en la sección más lúcida de la cinta, "sólo se puede ser de izquierda en el mundo de la ética".

¿Hay otra posibilidad? Ser de izquierda, en nuestros días, esencialmente es una cuestión de principios. O se está de parte de la humanidad, se defienden sus formas de resistencia, se construyen mecanismos para frenar la devastación de la inteligencia humana y del planeta, o se es cómplice de quienes privilegian la tasa de ganancia aunque ésta implique cerrar caminos al futuro.

¿Qué significa, en este sentido, ser de izquierda en México? Oponerse al saqueo neoliberal, someter a control social los poderes fácticos, profundizar la democracia, reducir los desequilibrios económicos, declarar la guerra, no a la pobreza, sino a las formas injustas de enriquecimiento, establecer mejores y más respetuosas relaciones internacionales... serían algunas respuestas elementales. En este contexto, Andrés Manuel López Obrador tiene razón y pleno derecho a declararse "de izquierda", como lo hizo el jueves, remontando innecesarias concesiones que había hecho semanas atrás al describirse como político de centro.

Desde el punto de vista de la ética, el ex jefe del Gobierno del Distrito Federal ha sido intachablemente un hombre de izquierda. En estos tiempos sólo un gobernante de izquierda concedería tanta importancia a la fundación de una nueva universidad en la ciudad de México y propondría, como oferta de campaña, crear 30 más en los próximos seis años, por mencionar sólo uno de sus mayores aciertos.

Pero López Obrador ha colocado sobre la mesa una idea por demás atractiva, referida a la transformación del país. Una meta que a principios del siglo XXI puede significar lo mismo que entrañaba, hace décadas, el concepto de lo "revolucionario". Sin embargo, los 50 compromisos que anunció en una reunión con las bases y coordinadores de sus redes de apoyo no garantizan tanto la transformación como la rectificación y el fortalecimiento del modelo económico vigente.

Dar nuevos estímulos a las maquiladoras para que dejen de emigrar en busca de mejores horizontes insinúa la pretensión de corregir las deficiencias del foxismo en ese renglón de la actividad económica. Pero poco o nada dice acerca de la ruina que impera en el campo mexicano y que requiere de una reconstrucción a la que podrían volcarse grandes capas de la población juvenil urbana que se encuentran desempleadas. Esos compromisos tampoco ponen énfasis en la necesidad de intensificar la investigación científica y tecnológica para crear productos con valor agregado, una aspiración limitada únicamente a la industria petrolera.

Ante la campaña presidencial de López Obrador, que arrancará en unas semanas, debe insistirse en la urgencia de iniciar un gran debate nacional, condición indispensable para la definición de un programa de gobierno basado en un diagnóstico preciso de las prioridades del país. Construir el diálogo desde abajo, entrar al análisis profundo de los temas capitales, tejer un mosaico de ideas coherentes y un discurso colectivo ampliamente razonado puede ser el antídoto para contrarrestar el escándalo, la desvergüenza, la impudicia y el frenesí de los medios electrónicos y de sus compadres panistas y priístas, que en la orgía de los espots multimillonarios han montado un linchamiento más para despedir con histeria al precandidato que sigue arriba en las encuestas.

Una invitación pública

¿Qué significa ser de izquierda en nuestros días? Desfiladero convoca a todas las personas que lo deseen a responder la pregunta en este espacio. Una cosa es ser de izquierda en lo personal y otra en lo público, sin que haya graves contradicciones entre una y otra. Pero, ¿hay una forma de ser de izquierda en la cama, los negocios, el deporte, la vida espiritual, el arte y la gastronomía? Estamos ante un problema que involucra todos los aspectos de la cultura, y su indefinición es quizá culpable de la falta de identidad de algunos sectores sociales. Veamos, pues, qué pasa. Ustedes tienen la palabra...

Sola de Vega a solas

Sintetizo a continuación la copia de una carta, recibida en el buzón de esta columna, que documenta cómo avanza la descomposición política en el estado de Oaxaca bajo el gobierno de Ulises Ruiz. Primero fue la represión abierta contra quienes se opusieron a su candidatura, luego vino el asalto al periódico Noticias y ahora, o más bien, simultáneamente, está ocurriendo esto:

"Desde el 13 de junio nuestros hermanos de La Soledad, distrito de Villa Sola de Vega, están sitiados por los paramilitares priístas y panistas, que mantienen dos retenes, uno en la única entrada que hay después de la desviación de la carretera a Puerto Escondido, y el otro cruzando el río rumbo a La Soledad. En cada uno hay no menos de 50 hombres armados con machetes, palos, perros doberman y armas de fuego largas y cortas, y una cadena que impide el acceso al camino, y dicen que si entra algún miembro del CIPO-RFM (Consejo Indígena Popular de Oaxaca-Ricardo Flores Magón) lo van a matar.

"El pasado 21 de julio, desesperados por saber si nuestros compañeros todavía estaban con vida, angustiados por saber si tienen agua y comida, y si los enfermos tienen atención, nos trasladamos a La Soledad. Llegamos en una camioneta pick-up, que no traía señales del CIPO-RFM, pero fue rodeada por los hombres armados. Nos pidieron identificarnos y nos preguntaron a dónde íbamos. Nosotros dijimos que a la fiesta de la vecina comunidad de Minas. Dijeron que ahí sí podíamos ir, pero que a La Soledad no, porque ahí tenían un problema. Siguieron otras preguntas como a quién conocíamos en esa comunidad y comenzaron las dudas, amenazas y advertencias...

"Entre los paramilitares pudimos identificar a Apolinar García, alias Poli, reconocido como pistolero por los habitantes de La Soledad. (Unos días después) a las tres de la madrugada, tres mujeres cruzaron el peligroso río por tener que ir por comida y medicamentos, y hasta ahora no sabemos nada de ellas. La intención es aislar a nuestros compañeros, matarlos de hambre y de miedo para someterlos, callar su palabra para que dejen de ser cipos, para que no se organicen, para que no exijan sus derechos.

"De lo anterior tienen conocimiento el gobernador del estado, la Procuraduría de Justicia del estado, el presidente municipal, el delegado de gobierno y el Ministerio Público de Sola de Vega, pero no sólo no han intervenido para solucionar esta injusticia, ni garantizan la vida de nuestros hermanos y hermanas, sino que al no actuar ante violaciones evidentes de derechos humanos y colectivos, son cómplices y responsables directos de los hechos que puedan suceder, como el asesinato de algunos hermanos nuestros de La Soledad."

Bambúes por eucaliptos

En relación con el comentario de la semana pasada, en cuanto a la propuesta de López Obrador de sembrar árboles maderables en el sureste, a lo que esta columna propuso la inclusión de bambú y rechazó el eucalipto por agresivo, llegaron dos cartas que vale la pena conocer. La doctora Clara Espitia fue muy breve: "el eucalipto, por ser un árbol que crece girando, no es maderable. Su valor comercial se debe a su rápido crecimiento y su utilidad es para obtener madera, no celulosa".

Carlos Meade señala que "el problema no es que una especie sea agresiva y otra no, sino querer transformar la biodiversidad de la selva por monocultivos forestales y, en tal caso, no importaría si fueran de una especie o de otra. Sólo en Quintana Roo hay 300 especies maderables, pero sólo se conocen 12. Hay que desarrollar políticas públicas para el aprovechamiento integral de estos recursos y sustituir la insustentable práctica de monocultivos forestales".

[email protected] // www.plandelos3puntos.org // [email protected]

 
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