Usted está aquí: sábado 30 de julio de 2005 Opinión Pierre Broué

Olivia Gall

Pierre Broué

El martes 26 de julio murió, en Grenoble, Francia, a la edad de 79 años, Pierre Broué. Su amplia obra y su historia de vida constituyen una profunda meditación acerca tanto de la grandeza de las revoluciones del siglo XX, como de la secuela de decepción que nos han heredado.

Nació en 1926 en el sureste de Francia, en una familia de empleados públicos imbuida de republicanismo. Siendo aún adolescente, empezó a trabajar con los huelguistas franceses de 1936 y con los combatientes antifranquistas. Gracias a su profesor del Liceo, Elye Reynier, encontró su otra vocación: la Historia. Broué se afilió a las juventudes del Partido Comunista Francés, en cuyas filas no duraría mucho, pues fue expulsado junto con varios amigos, debido a que éstos habían querido organizar un trabajo de agitación ''internacionalista" en las filas de los soldados de la Wehrmacht. La acusación de ''¡trotskistas!'' que pesó sobre los expulsados tenía un violento sentido que ellos aún no entendían, pero que los llevó a buscar a los muy contados revolucionarios perseguidos a diestra y siniestra que se decían seguidores de Trotsky, con quienes militarían por muchos años. (Ver Le Monde 27/07/2005)

En forma simultánea, Pierre cursaba el programa propedéutico en literatura para ingresar a la Escuela Normal Superior, de la que egresaría más adelante como Docteur ès Lettres. Erudito académico parisino, a mediados de los años 60 se trasladó a la ciudad alpina de Grenoble, donde fue nombrado profesor del Instituto de Estudios Políticos. Tuve el honor de ser parte de sus múltiples estudiantes provenientes de diversas latitudes que trabajábamos bajo su dirección y aprendíamos mucho de su sistema de trabajo, que combinaba la teoría y metodología de la investigación en historia política contemporánea con imaginativas argucias casi detectivescas destinadas a desentrañar la historia de las izquierdas del siglo XX.

Un vistazo sobre lo esencial de su obra nos lleva a 1961, cuando publicó, en coautoría con Emile Témime, La Révolution et la guerre d'Espagne, uno de los primeros estudios que resquebrajaron la leyenda de la unidad ''antifranquista" y sacaron a la luz la cacería que los revolucionarios españoles sufrieron a manos de los hombres de Satín y de la Comintern. En 1963, en Le Parti bolchevique, Broué describe la genealogía política del estalinismo, con el propósito de que se comprenda mejor por qué y cómo el partido de Lenin terminó por masacrar casi totalmente a la generación de Octubre. En 1977 fundó el Instituto León Trotsky, que ha editado 27 tomos de las obras completas de Trotsky y 71 números de los Cahiers León Trotsky, en los que han sido publicados numerosos estudios sobre el movimiento revolucionario internacional.

En 1978 editó 1940, l'assassinat de Trotsky, minuciosa investigación que muestra todo lo que Stalin hizo no sólo para eliminarlo sino también para intentar desacreditarlo ante la posteridad. En 1988, Fayard publicó su monumental Trotski, la biografía que le tomó nada menos que 30 años de su vida. En 1990 publicó La question chinoise, dans l'internationale communiste, 1926-1927. En 1993 escribió Léon Sédov, fils de Trotsky, victime de Staline, en el que se muestra cómo Lev Sedov, el hijo mayor y el principal colaborador de Trotsky, murió en París, el 16 de febrero de 1938, en circunstancias sospechosas, tras una exitosa operación de peritonitis que misteriosamente ''se complicó" en una clínica de médicos rusos blancos, a la que lo había conducido su hombre de confianza, el ruso Zborowsky (alias Etienne) que sería identificado por la FBI en los años 50 como espía ruso de los servicios secretos soviéticos (GPU) en Estados Unidos. En 1996, vio la luz Rakovsky ou La Révolution dans tous les pays (Fayard), en el que Broué retoma la fascinante vida y la trágica muerte de Khristian Georgievitch Rakovsky, este hombre clave del bolchevismo y de la Comintern, que fue detenido en 1937, ya que para entonces era uno de los más destacados dirigentes de la Oposición de Izquierda, y que en 1941, fusilado por las tropas de los servicios de elite de la GPU (la NKVD). Como era considerado altamente peligroso y como, gracias a su voluntad de hierro, nunca ''confesó", el cadáver de Rakovsky ''fue desvestido, cortado en varios pedazos que fueron dispersados a fin de que sus restos no pudiesen ser ni encontrados ni recuperados en ningún lugar (Broué, 1996: 384). En 1997 Pierre publicó Histoire de l'Internationale Communiste (Fayard), un detallado estudio de la Comintern que pone al descubierto su trágica sumisión a los designios del Estado soviético. En los últimos meses de su vida, me dicen sus hijos, terminó su autobiografía que está hoy en manos de su editor.

Cuando, como lo había dejado estipulado Trotsky, fueron abiertos en enero de 1980 sus archivos depositados en la Universidad de Harvard, Broué fue de los primeros en penetrar sus secretos, con el apoyo de Jean Van Heinenoort, secretario de Trotsky entre 1931 y 1939, quien declaró a Broué el principal heredero de su propia insólita y fidedigna memoria. Cuando, durante la perestroika, se abrieron los archivos del PCUS y de la Comintern, Broué -quien leía y hablaba por lo menos seis idiomas, incluyendo el ruso- llegó a Moscú para sumergirse en el estudio de dichos archivos, que ha llevado a varios historiadores a rescribir capítulos importantes de la historia soviética.

En 2003 varios de sus colegas y amigos lo vimos por última vez en México, esta tierra que tanto quería. Vino a participar en el documental sobre Trotsky en México que el videoasta Adolfo García Videla está por sacar a la luz próximamente.

Como escriben los editores de la revista D&S, recordaremos siempre a Pierre por su incansable energía y su inquebrantable compromiso con ''la precisión histórica, por enderezar los clichés, por destruir las calumnias, por restablecer los hechos. Su memoria, sus enciclopédicos conocimientos, su preocupación por estar informado sobre todos los acontecimientos de la política mundial y su inmensa capacidad de trabajo hacían de él un ser extremadamente seductor, tonificante, siempre en vigilia, siempre preocupado por la educación, la discusión teórica y la revisión de la práctica".

Investigadora del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM, autora del libro Trotsky en México (y la vida política en el periodo presidencial de Lázaro Cárdenas: 1937-1940) (Era, México, 1991)

 
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