Usted está aquí: lunes 1 de agosto de 2005 Cultura El gobierno debe reorientar gasto destinado al teatro

Creadores presentarán propuesta a López Obrador

El gobierno debe reorientar gasto destinado al teatro

El gremio no ha sabido reflejar cambios políticos, admiten

CARLOS PAUL

Exponer, en primera instancia, ante el probable candidato a la Presidencia Andrés Manuel López Obrador, la urgente necesidad de revertir el presupuesto oficial destinado al teatro nacional, pues "más de 80 por ciento se gasta en sueldos para la burocracia cultural, mientras que el resto se destina a la producción artística", es una de las acciones políticas que la comunidad teatral debe impulsar en el contexto de las próximas elecciones presidenciales, coincidieron en proponer los creadores escénicos Gabriel Pascal, Mauricio Jiménez, Germán Castillo y el crítico Fernando de Ita en la mesa de reflexión Teatro y cambios políticos, que se realizó el lunes 25 en el teatro El Galeón del Centro Cultural del Bosque.

Organizada por la revista teatral Paso de Gato, al términó de la mesa, Jaime Chabaud, director de la publicación, explicó que la idea es dar a conocer esa situación presupuestal que afecta tanto a la producción teatral. "En un principio, como se mencionó en la mesa, ante López Obrador, quien hasta el momento ha sido el único que en el contexto de sus 50 puntos de proyecto de nación ha considerado a la cultura."

En la mesa de reflexión, cada uno de dichos creadores escénicos hizo un recuento de los pocos momentos en los que a lo largo de los pasados 100 años la temática teatral mexicana, de alguna manera, reaccionó ante determinados e importantes cambios políticos.

Sin embargo -coincidieron los ponentes- "si se revisa la historia del teatro en México del siglo XX a la fecha se encuentra que el teatro poco ha participado en la vida política del país y poco ha reflejado (mediante puestas en escena) los cambios políticos, debido, entre otras cosas, a que el teatro en nuestra sociedad no está en el centro de su atención, sino en los márgenes desde hace muchos años.

"La última participación directamente política, no a nivel personal, que evidentemente las ha habido, sino como comunidad teatral, quizá sea la del Sindicato de Actores Independientes (SAI)", expresó el crítico teatral.

Entre las reflexiones que se expusieron para entender el poco interés de la comunidad teatral para organizarse, el director Germán Castillo explicó cómo es que las políticas económicas internacionales influyeron e influyen en las políticas culturales del país, hasta lograr implantar un modelo económico neoliberal, lo que ha provocado, a lo largo de los pasados sexenios, que "el Estado mexicano se haya ido desresponsabilizando de su obligación de posibilitar el derecho que los ciudadanos mexicanos tienen al placer, en este caso, asistiendo al teatro, y se ha dedicado, igual que con el Fobaproa, a proteger a los empresarios".

En la década de los años 40, explicó Castillo, el Estado mexicano impulsó o trató de impulsarlo, una política de bienestar social integral, en la que el derecho a la cultura era parte importante de esa política. En la actualidad, criticó el creador escénico, "el Estado ya no está preocupado por crear una política cultural que permita a la sociedad, descubrir por ejemplo, el arte del teatro o asistir a un concierto. Y lo que ha hecho es proteger a los creadores de manera individual", mediante becas u otros mecanismos.

¿Qué es lo que el Estado ha provocado con eso?, se preguntó Castillo: pues "que entre los teatreros de alguna manera, nos hemos hecho enemigos, dependiendo de quién fue beneficiado o no con una beca del Estado.

"Se trata entonces -propuso el director teatral- de pensar e indagar qué partido político o candidato a la Presidencia tiene considerado, en el contexto de su proyecto de nación, una verdadera política cultural social, distinguiendo si esa concepción se acerca más al modelo neoliberal o al bienestar social integral."

Si se acerca a esta segunda concepción, abundó Castillo, "en principio va a ganar el ciudadano común y de paso vamos a ganar nosotros (la comunidad teatral), porque en el momento en que el salario mínimo alcance para algo más que morirse de hambre la gente va poder ir al teatro, va querer ir al teatro. Pero si es la primera concepción (la neoliberal), a nosotros nos va ir bien directamente, se seguirán distribuyendo becas y los patrocinios a los teatros".

En su intervención, el escenógrafo Gabriel Pascal destacó, entre otras cosas, el nulo interés o apatía de la comunidad teatral por reflexionar y generar así un movimiento artístico importante.

Una de las cosas que esa comunidad artística ha desperdiciado y que tiene que ver con ciertos cambios políticos del país, dijo De Ita, es el uso actual de la libertad de expresión. "Muchos jóvenes no tienen ni la menor idea de lo difícil que era antes, de las restricciones reales que existían si un medio de comunicación, sea cual fuere, se metía de manera crítica con el presidente, la virgen de Guadalupe o el ejército. Creo que el teatro no ha sabido aprovechar la actual libertad de expresión."

 
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