Usted está aquí: lunes 1 de agosto de 2005 Política Suspenden por falta de interés la subasta de las prendas de Sahagún

"¡Este show ya se acabó!", señaló la presidenta de Amanc, que sólo recaudó $12 mil

Suspenden por falta de interés la subasta de las prendas de Sahagún

Las personas "no tienen conciencia social", pues los recursos eran para ayudar a niños con cáncer, dijo

ENRIQUE MENDEZ

Ampliar la imagen S�unas cuantas personas y un grupo de reporteros asistieron a la subasta organizada por Amanc FOTO Marco Pel� Foto: Marco Pel�

Sólo dos personas -el director de una escuela de comunicación y una enfermera del Seguro Social- se interesaron por comprar cuatro de los 36 vestidos que la esposa del presidente Vicente Fox, Marta Sahagún, donó a la Asociación Mexicana de Niños con Cáncer (Amanc), y ante el fracaso y el desaire la presidenta de esa asociación, Guadalupe Alejandre Castillo, decidió suspender la subasta de las prendas y no convocar a otro remate.

Tres de los vestidos y un saco Hugo Boss -que adquirió la enfermera Minerva Enríquez de Torres- no alcanzaron un precio mayor al de salida en la puja, que fue de 3 mil pesos, así que apenas se recaudaron 12 mil, lo suficiente apenas para pagar el tratamiento de quimioterapia para cuatro niños. La intención era recaudar 300 mil pesos, cifra inferior en 17 mil pesos a lo que Marta Sahagún dijo haber gastado "con el dinero de mi marido" en vestuario de gala en lo que va del año.

El episodio de los vestidos de Marta Sahagún, que comenzó el miércoles 20 de julio con un punto de acuerdo de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión para exhortar a la Cámara de Diputados a cancelar la partida 3825, por considerar que a expensas del erario ella realiza excesivos gastos personales y de promoción, tuvo su punto más tenso el domingo 24, cuando Vicente Fox personalizó el debate y atribuyó la responsabilidad de la decisión a las senadoras del PRI Yolanda Eugenia Martínez y Martha Sofía Tamayo, y la diputada perredista Martha Lucía Micher Camarena.

Fox se refirió a ellas como "Yolanda, Martha y Malú la de León", y dijo que las eligió "la ciudadanía para que trabajaran por México, no para que estuvieran perdiendo el tiempo y engañando a la gente; a las tres les digo que se dediquen a hacer lo que tienen que hacer, por lo que se les paga, para lo que fueron electas", y luego animó a su mujer a entrarle a la reyerta: "dales duro".

Esa posición obtuvo dura respuesta de PRI, PRD y PT en la Comisión Permanente, y resultó en el extrañamiento dirigido al jefe del Ejecutivo por el presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, Manlio Fabio Beltrones.

El lunes pasado, en Los Pinos, Sahagún apareció con Guadalupe Alejandre para entregarle los vestidos, "en congruencia con la austeridad que ha promovido este gobierno", y demostrar que sólo ha gastado durante este año 317 mil pesos en vestuario.

Ayer, todo el peso para resolver el entuerto recayó en Alejandre Castillo, quien decidió suspender la venta de liquidación. Más tarde sufrió "una terrible jaqueca" que la agobió toda la tarde -según dijo- y al cancelar la subasta soltó una frase que decía todo: "¡este show ya se acabó!"

Su angustia no fue para menos.

El espectáculo para exhibir la ropa de Sahagún, que se entregó a Amanc el lunes 25 en Los Pinos para acallar las críticas del Poder Legislativo por el excesivo gasto en su vestuario de gala, se había preparado con pompa: en el patio de la asociación, en Magisterio Nacional número 100, Tlalpan, se colocó un templete, una pasarela azul, 100 sillas del mismo color y se contrató a un grupo de edecanes que exhibieran, sin portarlas, las prendas colgadas en ganchos.

Convocada para dar inicio a las 11 horas, la subasta se retrasaba. Casi 20 minutos después, al lugar, acondicionado bajo una lona, habían llegado apenas unos cuantos curiosos, vecinos de Tlalpan, atraídos por el morbo, y un nutrido grupo de reporteros.

Así que minutos antes del mediodía salió a anunciar: "olvídense de la subasta, no vamos a regalar las prendas, no hubo interés. AMANC no se dedica a vender vestidos, sino a ayudar a los niños con cáncer".

El desencanto provocó cuchicheos, el reclamo de los reporteros y el grito de una joven que se levantó: "¡venimos de lejos, déjennos ver los vestidos!" La frase tuvo eco en fotógrafos y camarógrafos: "¡queremos ver los vestidos!"

Entonces empezaron las preguntas de los reporteros y, ante el avance, la presidenta de Amanc dio un paso atrás. "Mejor les contesto desde acá", dijo y subió al templete.

Así se supo que las prendas de Chanel, Scada -se mostraron trajes de dos piezas de tafetán de seda de esa marca, con valor estimado de 35 mil pesos-, Oscar de la Renta, Valentino, Armani y de diseñadores mexicanos, tienen "un costo de línea de entre 7 mil y 40 mil pesos, pero en la subasta se habían planeado precios de salida de entre 3 mil y 20 mil pesos".

-¿Y las facturas las tiene?

-A nosotros nos los donaron. Yo no sé de política ni de nada -dijo con enfado.

Para salir del paso, la presidenta de Amanc afirmó que el fracaso de la subasta se debió a que las personas en México "no tienen conciencia social", pues de lo que se trataba era recaudar recursos para ayudar a niños con cáncer.

A pesar de que se declaraba cancelada la puja, Guadalupe Alejandre aceptó que la enfermera Minerva Enríquez comprara un saco Hugo Boss y permitió que Alonso Sordo Murguía, quien es director del Centro de Estudios de la Comunicación Social, y su esposa Pilar compraran tres vestidos para incluirlos en el museo de historia moderna de esa escuela, ubicada en la colonia Roma.

Los 32 vestidos que nadie quiso comprar, informó Alejandre, se distribuirán entre las 18 sedes regionales de Amanc y a otras organizaciones dedicadas a apoyar a niños con cáncer, para que los vendan.

"Los vestidos no los vamos a regalar y queremos sacar por lo menos los 300 mil pesos para el tratamiento de quimioterapia de los niños que atendemos en esta asociación", había dicho esperanzada al principio del acto.

Para Guadalupe Alejandre continuaba la mañana de un día difícil, y su frase "¡este show ya se acabó!" lo decía todo.

 
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