Muy en el Cuadro Básico pero:
Las instituciones públicas de salud no manejan la pastilla del día siguiente

- En las farmacias cuestan entre 70 y 110 pesos
- A Mexfam llegan enviados de los centros de salud, del IMSS y del ISSTE

Aleyda Aguirre

Llego a la Unidad Médico Familiar 183 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Me detiene una mujer a la entrada.
-¿Trae su carnet?
-No, no soy derechohabiente, sólo vengo a conseguir una Pastilla de Anticoncepción de Emergencia (PAE).
Algo de prisa mira en mi rostro, me manda de inmediato a Medicina Preventiva. En ese consultorio, un hombre me dice: "eso le toca resolverlo a las de trabajo social" que me dirija con ellas. Mientras las busco, la gente que escuchó a lo que vengo me mira con cierta ¿compasión?
-Me dijeron que ustedes me podrían decir quién me puede dar una Pastilla de Anticoncepción de Emergencia- les suelto, tratando de mostrar seguridad. Me miran con interrogación.
-Aquí no la manejamos, mejor ve a Mexfam.
-¿Y dónde está Mexfam?
-Entre Sor Juana y Escondida- indica amablemente.
-¿Entonces ustedes no la manejan?
-No, nosotros sólo colocamos el diu.
-¿Aunque no sean derechohabientes?
-Sí. Es toda la plática. Salgo del lugar. Son las 9:30 de la mañana, estoy en las orillas de Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México, en la zona oriente, cerca del municipio de Chimalhuacán. Oteo a mi alrededor y ubico una farmacia.
-¿Tiene Pastillas de Anticoncepción de Emergencia?
-Sí, tengo la Postinor
-¿Y cuánto cuesta?
-110 pesos
-¿Y cómo se toma?
-En la caja viene el instructivo- Me contesta indiferente la empleada.
Cerca de ahí, hay una tienda de autoservicio, me da curiosidad y entro en busca de mi PAE. Tengo que preguntarle al hombre que atiende la farmacia, me mira de arriba abajo antes de contestarme. Tiene una que se llama Glanique y cuesta 87 pesos. Todas las que me han mostrado vienen en una caja que contiene dos pastillitas, después de tomar la primera, hay que esperar 12 horas para ingerir la segunda.
Al salir de la tienda, encuentro a una joven de 24 años, cuando le pregunto su nombre, lo dice como si se fuera a inscribir a la escuela: Espinosa Cruz Violeta. Trabaja para una compañía que vende cremas.
-¿Conoces la Pastillas de Anticoncepción de Emergencia?
-Sí, a principios de año leí de ellas, por un debate que había con la Iglesia. Las he visto también en la farmacia de aquí, están en el área de anticonceptivos.
-¿Y las has usado?
-No, pero estoy de acuerdo en que las usen si no desean tener un hijo y 72 horas después de la relación sexual sin protección no es agresivo porque no son abortivas, aunque lo mejor es cuidarse desde antes.
-¿Tú te cuidas?
-Es que no soy sexualmente activa-. Mmmmmmm.

Confusión

Son cerca de las 10:30 de la mañana, salgo del lugar. Dos jóvenes platican placenteramente, una tiene 19 años y la otra 22, estudian en la Universidad Tecnológica de Nezahualcóyotl. Les hago la pregunta de siempre. Conocen más o menos del asunto.
-Yo sé que son unas pastillas que te tomas después de haber tenido relaciones e impiden la fecundación, eso sé de las pastillas del día siguiente.
-¿Y dónde te enteraste de su existencia?
-Apenas en la televisión, en el periódico. Estaba como de moda ese tema anteriormente y ahorita volvió a salir.
-Yo también he escuchado hablar de las pastillas, sé que las puedes adquirir en cualquier farmacia y que no está prohibida su venta, las puede comprar cualquier persona que quiere consumirlas.
-Y qué opinan de que existan estas pastillas.
-Yo opino que está bien que exista este tipo de métodos para evitar el embarazo no deseado, no planeado más bien.
-Yo también creo que está bien que haya ese tipo de medicamentos porque si no existieran, después es peor pues la gente recurre a otros métodos para abortar y si se puede evitar un embarazo antes de que el producto empiece a desarrollarse, pues es mejor.
-¿Ustedes las usarían en dado caso?
-Yo creo que sí, sí las utilizaría.
-Pero ¿saben bien de qué se trata?
-Pues me informaría primero.
-Yo iría con el médico y le preguntaría y si no es mala para mi organismo, la tomaría.
-¿Ahorita usan algún método?
-No, yo no utilizo nada, porque soy alérgica al latex y los anticonceptivos no me funcionan.
-¿Y no le temes al Sida?
Lo que pasa que es algo que no puedes contraer solamente por tener relaciones sexuales, igual en el dentista, si no esteriliza bien sus instrumentos con los que va a trabajar; en la estética, cuando te hacen manicure o te cortan el cabello y te rasuran...
-¿O sea que tú temes más que te contagie el dentista que tu pareja?
-Yo creo que igual, pero en la pareja debe haber mucha comunicación y debes de saber con qué persona estás.
-¿Y si te miente?
-Pues sí, puede haber esa posibilidad de que ande con otras personas porque yo no estoy con él las 24 horas del día, pero pues... ni modo, me arriesgo.
No me puedo ir sin antes aclararles que las PAE o también denominadas Pastillas del Día Siguiente, se usan hasta 72 horas después de una relación sexual sin protección o cuando se rompe el condón, con el fin de evitar embarazos. Información científica ha comprobado que no son abortivas, no causan ceguera, tumores o esterilidad, como ha expresado Iglesia católica. Evitan la liberación del óvulo para que no sea fecundado; si éste ya se liberó, la PAE obstaculiza que el espermatozoide llegue a él. Si el esperma alcanzó al óvulo y lo fecundó, impedirá su implantación en el útero. Es ampliamente recomendable en casos de violación. Les sugiero usen condón, el masculino o el femenino, porque evita enfermedades de transmisión sexual como el Sida y el Virus del Papiloma Humano.
Las respuestas de las chicas desesperan un poco, sigue sin haber conciencia sobre la necesidad absoluta de usar condón en estos tiempos. Continúan pensando que arriesgarse es un signo de amor, que evitar el SIDA es algo que tiene que ver con lo romántico, con la confianza en la pareja. Si el romanticismo siempre fue falaz, ahora resulta asesino.

Sin inhibiciones

Me voy, ya casi es el mediodía. Una adolescente se cruza en mi camino, intuyo que tiene unos 14 años, le pregunto y acierto. Acaba de terminar la secundaria, se llama Monserrat Miranda, la someto al inevitable interrogatorio. Sí sabe de la píldora. Estudió en una escuela particular en el municipio de Atizapán de Zaragoza, donde llevó la materia: Adolescencia, retos, riesgos y expectativas. Duraba una hora y se la impartían tres veces a la semana. Ahí le hablaron de los métodos anticonceptivos, entre ellos, de la PAE. Se pueden conseguir en una farmacia o en un centro de salud, supone.
-Si la tuvieras que usar ¿lo harías?
Enrojece de súbito, pero me contesta que sí. Le pido que vaya a la farmacia a comprar una, accede sin objeciones. La solicita, el hombre la mira asombrado, tarda en responderle, le trae la Vika, tiene un precio de 77 pesos, le pregunta que cuándo tuvo la relación, ella le contesta que apenas ayer. Nos retiramos del lugar.
Ha pasado hora y media. Ahora sí me dirijo a Mexfam. Abordo la combi. El lugar a donde me enviaron es la Condonería Eros, de esa organización. Me atiende Sandra González, saca una de las famosas cajitas con dos pastillas y letras azules: Postinor, de 70 pesos. Antes de mí, había llegado un joven como de 23 años con el mismo objetivo que el mío, su pareja lo esperó afuera... Sandra explica que la adquieren personas de todo tipo: adolescentes desde 14 años y adultos de 40. Mujeres y hombres por igual, los mandan de los centros de salud, del IMSS, donde no las hay.
-¿Y no se inhiben con las prohibiciones de la Iglesia Católica?
-No, la gente está más preocupada por ellos mismos.
-Son creyentes, pero inteligentes-, completa una mujer que adquiere un condón femenino y le enseña a su hija los múltiples objetos que están en venta como los preservativos de colores, de sabores y los juguetes sexuales.

Muchos obstáculos

Estoy en la clínica 78 del IMSS, del Distrito Federal; frente a mí está la avenida 7, si la cruzo, estaré otra vez en Nezahualcóyotl. Traigo mi carnet, el consultorio donde me atienden está atiborrado. Son más de las tres de la tarde. Voy directamente a trabajo social, la oficina está vacía, pero de inmediato llega el encargado. Me envía al área de planificación familiar, en el segundo piso. Toco la puerta del consultorio y sale una niña, me dice que qué quiero. Hacer una pregunta, le contesto; entra de nuevo. Regresa después de unos segundos y pide espere 10 minutos. En la pared está un letrero: la atención es los lunes, miércoles y viernes de 11 a 14 horas y a partir de las 14:30. Hay información acerca del cáncer cervicouterino y de mama, de la tuberculosis y de algunos métodos anticonceptivos, pero nada de la PAE.
Una enfermera solicita mi carnet, se lo doy. ¿Por qué no lo he cambiado?, si no estoy actualizada no me podrá atender, refunfuña. Detengo su regaño con un: yo sólo vine por una PAE. Parece que no me oye. Le repito mi petición. Se va. Regresa con cara de preocupación y me dice que la doctora está supliendo al ginecólogo y que ella no maneja las PAE y para qué me dice algo que no me va a servir.
-¿Y qué hago?
-Yo te recomiendo que vayas con un ginecólogo. El doctor sí les receta las pastillas, pero ahorita no está y además no es una pastilla como sale en la televisión, son muchas, pero quién sabe cuáles. Tampoco creo que tu médico familiar las maneje.
-Pero no tengo dinero y si pago una consulta con el ginecólogo no voy a poder comprar la pastilla...
Se encoge de hombros.
-¿Y en qué otro lugar puedo conseguirlas?
Reitera lo del ginecólogo. Le pregunto que por qué debo cambiar mi carnet, por lo del PREVENIMSS, contesta; un programa creado para evitar enfermedades ¿y los embarazos no deseados? Recojo mi carnet y me voy. Por fortuna no tuve ninguna relación sin protección, ni se me rompió el condón, porque de otra manera, seguiría corriendo...

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