Usted está aquí: sábado 6 de agosto de 2005 Cultura Dramática reducción del mercado laboral para la música de concierto

CRISIS EN EL ARTE SONORO

Dramática reducción del mercado laboral para la música de concierto

Competencia feroz en los países con más tradición, como Alemania, Austria y Estados Unidos

Los conservatorios forman a miles de futuros desocupados

Creciente injerencia comercial

ANGEL VARGAS ENVIADO

Ampliar la imagen Alumna participante en el programa Instrumenta Verano 2005, que por primera vez se desarroll� la capital Oaxaca y hoy concluye actividades FOTO Eniac Mart�z Foto: Eniac Mart�z

Oaxaca, Oax., 5 de agosto. La profesión de músico enfrenta una triste y cruel paradoja en México: ''Es una actividad ampliamente valorada y apreciada socialmente, pero, ¿bien remunerada?, ¡ni madres!", espeta el percusionista Ricardo Gallardo.

Esta es sólo una de las caras del nada fácil horizonte que encaran los estudiantes de música al egresar de los conservatorios o escuelas de la especialidad.

''Si la razón fundamental de convertirse en músico fuera la económica, la verdad es que nadie estaría en esto, cuando menos no en el país", puntualiza el director del ensamble Tambuco.

El caso mexicano, sin embargo, todavía no es tan crudo en comparación con lo que sucede en países con mejor nivel socioeconómico e inclusive mayor tradición musical, como Alemania, Austria y Estados Unidos, de acuerdo con el cornista y director de orquesta de origen estadunidense Gordon Campbell.

Y es que en gran parte de las naciones desarrolladas no sólo existe una competencia feroz entre la gran cantidad de instrumentistas egresados al año para poder hacerse de un lugar en el mercado laboral, sino que éste se reduce cada vez más por problemas económicos en las orquestas y casas de ópera, señala.

Mientras en México, pese a las dificultades económicas, existe todavía una vasta gama de posibilidades al estarse creando nuevas orquestas, festivales y otro tipo de proyectos. Aunque aquí se presenta otra dificultad, observa Gordon: ''Los músicos mexicanos no quieren trabajar en provincia".

Al margen de estas reflexiones, el violinista uruguayo Jorge Risi sostiene que la creciente injerencia del mercado y la industria en el ámbito de la música clásica ha hecho de esta actividad ''una fábrica de infelices".

El arte sonoro, explica, no está exento de la dinámica del comercio, impulsada por empresarios, disqueras, casas editoras e inclusive centros de enseñanza, y ello ''ha encerrado a los estudiantes en un camino al cabo del cual sólo piensan en hacer carrera de solista o trabajar en una gran orquesta, con lo que se les limita la fantasía, la felicidad".

Como ejemplo, el maestro cita el caso de Alemania, donde se encuentran algunas de las mejores escuelas de la especialidad y las orquestas más prestigiadas, y señala que hace unos cuantos años las cifras revelaban que habían egresado 4 mil 800 músicos jóvenes, mientras las plazas vacantes apenas llegaban a 800. ''Entonces, las escuelas están preparando a 4 mil desocupados".

Insuficiente oferta

En un sondeo realizado por La Jornada, entre algunos de los 30 músicos profesionales que actualmente se desempeñan en esta ciudad como maestros en Instrumenta Verano Oaxaca 2005, encuentro que concluye este sábado, un factor común fue la visión sobre la complejidad que debe sortear la mayoría de los músicos para poder ingresar al campo laboral una vez que egresan de los centros de estudio.

La oferta de trabajo en la música de concierto nunca será suficiente para la demanda de estudiantes que egresan. Esa es la realidad que predomina a escala mundial, sin importar el nivel socioeconómico y cultural de los países, concidieron en señalar los docentes, entre ellos el argentino-alemán Jorge Rotter, del Mozarteum de Salzburgo.

En el caso mexicano, advierten por separado Ricardo Gallardo y Gordon Campbell, uno de los grandes problemas de la enseñanza musical es que los alumnos comienzan sus estudios a edad muy tardía.

Es un problema que, afirman, debe solucionarse si realmente se quiere dar un salto cualitativo. ''Lo veo como algo difícil -agrega Gallardo- luego de que los gobernantes se interesan por algo que arroje resultados inmediatos y no a largo plazo".

Como sucede con el resto de las profesiones, los estudiantes de música deben encarar un panorama económico adverso al egresar, por lo cual deberían prepararse con las mejores herramientas, subrayan ambos artistas.

Sin embargo, prosiguen, esto es algo que compete en mucho al propio estudiante, luego de que ''el ritmo de educación en nuestro país es bastante relajado y benevolente, a diferencia del extranjero, donde la exigencia y la disciplina son muy altas y se estudia de tiempo completo".

El alto índice de deserción es otra de las grandes problemáticas de la realidad de la enseñanza musical en país.

De la población total de alumnos que ingresa a las escuelas, señalan los directores de Tambuco y la orquesta de Sinaloa, sólo 1 o 2 por ciento egresan. Dicho con cifras, si juntamos los graduados al año de todas las escuelas y conservatorios del país, no llegan siquiera a 10.

Las causas de la deserción, describen, se debe sobre todo a lo largo de la carrera, que va de la mano con razones de tipo económico.

No todo es adverso dentro del paisaje musical mexicano. A decir de Gallardo, la preparación y la calidad de la plantilla docente es mejor que hace 10 años.

''Antes la gente se iba y como el panorama era tan árido, pensaban en no volver. Pero ahora se preparan en México, salen al extranjero a especializarse y regresan. Eso ha influido y es importante, sobre todo en los estudios superiores."

Gordon y Gallardo coinciden en señalar que la aspiración que priva entre la mayoría de estudiantes titulados se reduce a encontrar alguna plaza en una sinfónica. Ante ello, consideran que se ha carecido de la visión de desarrollar en ellos la capacidad de generar sus alternativas de trabajo. Una, dicen, es interactuar con otras disciplinas.

''Si alguien aspira a entrar como solista en una orquesta, la tiene muy difícil, y no es algo que siempre tenga que ver con el talento. Un percusionista que ande en esa búsqueda, por ejemplo, debe esperar que alguien se muera o lo despidan y después a que la plaza no esté asignada."

México tiene 100 millones de habitantes y la oferta cultural siempre será insuficiente para atender a esa población. Entonces, ''también hay que echar a volar la imaginación y ser propositivos", rubrican.

Búsqueda de nuevas opciones

Para el violinista y docente Jorge Risi, las perspectivas laborales para un músico preparado en un centro de prestigio internacional son más amplias que para los que provienen de escuelas poco conocidas o sin tradición. En particular se refiere a casos de naciones centroeuropeas, como Alemania, Austria e Italia.

El director y cornista Jorge Rotter precisa que en los pasados 20 años la competencia en esos países ha llegado a niveles encarnizados, sobre todo con la caída de la llamada cortina de hierro y la inmigración de músicos de países del Este europeo con gran solidez y virtuosismo.

''Entonces -subraya-, egresar de una escuela consagrada o haber sido alumno de un maestro de renombre es importante, pero ya no asegura nada.''

Ante esa dinámica ''de feroz competencia" en las orquestas, indica Rotter, se han tenido que gestar nuevas opciones para los estudiantes; actualmente están en boga, como son la música de cámara, la educación y el manejo administrativo, tanto de empresas o recintos, como de intérpretes.

Lo positivo de esta creciente competencia, dice el director, es que el nivel artístico que mantiene la música de hoy día es el más elevado de toda la historia.

De manera indirecta, Risi se opone a la forma ''tan inhumana" como se maneja y desarrolla el mundo del arte sonoro.

''El negocio que hay en torno de la música clásica eventualmente nos está llevando a callejones sin salida, como es la preparación de desocupados", sostiene.

''Aunque muchas orquestas están desapareciendo y el mundo se mueve hacia otras direcciones, existen casas editoras y asociaciones de diferentes colores culturales que empujan el negocio musical y promueven así la fabricación de músicos."

Es una dinámica con dos caras: ''Una formidable: ¡Ojalá todos los seres humanos pudieran hacer música! Es una disciplina que debería estar en su formación, como la aritmética y la gramática. Más que tocar un instrumento, sirve para forjar una calidad de vida más plena".

La otra cara ''es triste y terrible, porque el medio prácticamente ha limitado las expectativas de los estudiantes a pensar en hacer carrera de solista o trabajar en una gran orquesta. Con ello se les restringe la fantasía. Las escuelas se convierten así en una especie de fábrica de infelices".

La realidad demuestra que son muchos los estudiantes de música que se quedan en el camino, abunda. No existe conciencia de que el espectro de la música es muy amplio y se pueden hacer muchas cosas.

''Claro que hay resistencias naturales a esta dinámica, pero la injerencia comercial en la música clásica ha creado un aparato demasiado fuerte para que pueda desmontarse tan fácilmente", prosigue Risi.

''Soy muy pesimista para un cambio a corto plazo. Actualmente es casi imposible pensar en alguna modificación, al ser los intereses tan grandes y además tan seductores; a cualquiera le atrae la gloria, la fama; es muy lindo soñar con la promesa de éxito, y quién es uno para negar tal sueño."

Sin embargo, enfatiza, no es válido, por ejemplo, que desde temprana edad, cuando un niño aún debe jugar para crecer y aprender, los padres quieran encauzar una carrera en esa tónica del sueño del solista.

''La música es primero para divertirse. Hablar desde la infancia de encauzar una carrera me parece espantoso, horrendo, casi un crimen", concluye.

 
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