La Jornada Semanal,  domingo 7 de agosto  de 2005         544

EL OCCIDENTE ANTÍPODA O VICEVERSA

MARCELA RODRÍGUEZ LORETO
Carlo Saviani,
El Oriente de Heidegger,
Herder Editorial,
Barcelona, España, 2004.

Carlo Saviani (Italia, 1959) es profesor de Historia y Filosofía e investigador en la Universidad L’Orientale de Nápoles. Es editor de la versión italiana de La religión y la nada, del pensador japonés Keiji Nishitani, vinculado a la llamada Escuela de Kioto. Es ahí donde floreció uno de los intentos más interesantes por establecer un diálogo entre el pensamiento occidental y el oriental, diálogo por el que Martin Heidegger tuvo especial interés, y del que Carlo Saviani deja constancia por medio de la recopilación de testimonios extraídos de conferencias, cartas, y otros textos para conformar el libro El Oriente de Heidegger.

Aunque ya Nietzsche y Schopenhauer habían ahondado en el pensamiento oriental, es Heidegger quien mejor es comprendido en Oriente. Fue en 1921 cuando por primera vez un japonés viajó a Friburgo para recibir clases del filósofo alemán. Hajime Tanabe, considerado uno de los pensadores más significativos de Japón, alguna vez dijo que "Heidegger, en mi opinión, es el único pensador después de Hegel". En particular en la Universidad de Kioto se da una continua asimilación y transmisión del pensamiento de Heidegger. Incluso algunas de sus obras aparecieron traducidas al japonés antes que a otro idioma.

En aquellos años, muy pocos textos sobre zen eran accesibles a los lectores occidentales; más que nada los artículos aparecidos en The Eastern Buddhist, revista dirigida por D.T. Suzuki que se publicó de forma irregular entre 1921 y 1939. Como bien apunta Saviani, ante tal escasez resulta comprensible el privilegio del que gozó Heidegger al poder establecer en las universidades de Friburgo y Marburgo contacto personal con expertos en budismo zen, como H. Tanabe, Sh. Kuki, y K. Nishitani.

Saviani nos muestra las rutas de encuentro entre aquellos pensadores y Heiddeger: en 1922 Tanabe llegó a Friburgo. Al cabo de dos años publicó un ensayo acerca de la fenomenología de Heidegger; quizá fue el primero en descubrirle a Japón la importancia de Heidegger. En ese mismo año Heidegger rechazó, tras alguna vacilación, la propuesta de ir a enseñar tres años en Japón. Después estuvo en Marburgo el barón Kuki, a quien "debemos los japoneses la primera dilucidación fiable de Sein und Zeit [El ser y el tiempo]", recordaría K. Tsujimura en el discurso pronunciado con motivo del cumpleaños ochenta de Heidegger. Y Saviani dice que no olvidemos que a Sh. Kuki se debe el primer volumen dedicado a Heidegger en el mundo: Heidegaa no tetsugaku, Tokio, 1933. También por Sh. Kuki, el entonces jovencísimo Sartre supo de la existencia de Heiddeger a raíz de un breve encuentro con el barón Kuki en París, quien buscaba alguien que le enseñara francés. Durante su estancia en París, Kuki escribió el ensayo La esencia del Iki, en el que citaba el ensayo de Tanabe sobre Heidegger. La noción de Iki y el problema de su traducibilidad por "gracia", constituyen el eje del Diálogo de Heidegger con el Japonés.

Nishtani asistió en Friburgo a las lecciones de Heidegger sobre Nietzsche y el nihilismo. Por su parte, Heidegger asistió al menos a alguna de las lecciones que impartió Tanabe, invitado por Husserl, sobre la filosofía de Nishida. Durante su período de estudios en Friburgo, Nishitani le regaló a su maestro el primer volumen de los Ensayos de Suzuki, de 1927, empujándolo indirectamente, dice Saviani, a profundizar en el tema y a tomar prestada de la biblioteca universitaria la obra Zen, der lebendige Buddhismus in Japan.

Otro episodio que Heidegger recordaría repetidas veces fue la traducción inmediata al japonés de Was ist Metaphysik? (¿Qué es la metafísica?). Mientras en Oriente "el vacío es el nombre eminente" para lo que Heidegger quiere decir con la palabra "ser", en Occidente la Nada se entendió en sentido nihilista.

Existe afinidad entre la filosofía heideggeriana y el pensamiento asiático respecto a la Nada. El Vacío no es la Nada negativa. Heidegger conocía bien los textos del taoísmo y del budismo zen. Sin embargo, H.W. Petzet cuenta en la biografía de Heidegger que éste, aunque se sabía comprendido por hombres como Nishitani y Tsujimura, no creía que sucediese lo mismo en todo el ámbito oriental. Según Petzet, en los últimos años Heidegger no tenía idea "de qué encontraban los amigos japoneses en su filosofía"; le resultaba difícil creer a ciegas que sus ideas tuvieran el mismo significado en una lengua tan ajena a Occidente.

El Oriente de Heidegger está dividido en dos partes, la primera: la confrontación con el taoísmo; la segunda: la confrontación con el budismo zen. Carlo Saviani incluye un apéndice, una conversación acerca del arte que Heidegger sostuvo con el filósofo japonés H.S. Hisamatsu; el relato testimonial de P. Shih-yi Hsiao, con quien Heidegger había emprendido una traducción conjunta del Tao Te Ching; y una serie de conversaciones con pensadores como Tomio Tezuka y Daisetz Teitaro Suzuki.

Este libro fue publicado por primera vez en 1998, la editorial barcelonesa Herder se preocupó por editarlo al castellano y Saviani por incluir una breve presentación a la edición española •