Usted está aquí: lunes 8 de agosto de 2005 Espectáculos Desangelado recibimiento chilango a electrizante concierto de Garbage

El Palacio de los Deportes no se llenó por el alto costo de los boletos

Desangelado recibimiento chilango a electrizante concierto de Garbage

En apenas 90 minutos el grupo realizó un recorrido por su historia musical

PATRICIA PEÑALOZA

Ampliar la imagen Pese a que Shirley Manson y compa�buscaron en todo momento la interacci�on el p�o, �e se mostr�bio FOTO Chava Rock Foto: Chava Rock

La electrizante tercera actuación en la ciudad de México del cuarteto estadunidense Garbage, mil veces superior en vivo a como suenan en sus discos, contrastó la noche del viernes con un tibio recibimiento por parte de un escaso público chilango, que apenas sumó lo que llenaría un Metropólitan, pero en el Palacio de los Deportes, suceso quizá causado por la anacrónica opción de sus organizadores de asignar asientos numerados de a 900 pesos, más que por una baja estima hacia este relevante grupo del rock-pop contemporáneo.

Y es que desde que el abridor grupo angelino Los Abandoned calentaba la velada, la incomodidad se sentía en el ambiente. A pesar de la entrega de los músicos, era difícil disfrutar entre sillas y espacios limitados, a diferencia de los recientes conciertos en que es aplicado el "acceso general" que permite el movimiento, energía y espontaneidad que requiere el rocanrol para serlo.

Aun así, la guapa Shirley Manson, Duke Erikson, Steve Marker y Butch Vig, se discutieron musicalmente, sobre todo la primera con su porte y carácter, y el último, baterista portentoso capaz de callar la boca de cualquier retractor, al mando de una producción y emisión de sonido impecables. En directo, recordaron por qué, a pesar de sus deslices de extemporaneidad, son capaces de seguir mereciendo respeto.

Con una ecualización de miedo, los "rebotes" que caracterizan al recinto fueron leyenda, mientras la pelirroja Manson, extirpadora de suspiros gracias a su falda mínima y sus movimientos sinuosos, le daba vuelo a su voz grave y expresiva. Erikson y Marker se aplicaban en la construcción de sus expansivos muros de guitarra, distorsionados pero en su lugar (ahora aplicaron doble guitarra para darle más poder, y dejaron al bajo en manos de un músico invitado). Por su parte, el productor y baterista Butch Vig, ausente en la anterior visita del grupo al Auditorio Nacional, se quitó 10 años de encima al tocar hecho un prodigio. Entre cuatro pantallitas planas, visuales sobrios y una pantalla grande con cientos de foquitos, Garbage recordó que lo suyo no es la suciedad y el desatino punketo, sino el estruendo elegante.

Interpretaron muchos temas del primero y segundo discos (Garbage y Version 2.0) y del nuevo, Bleed like me; muy poco del Beautiful Garbage. Al cuarto para las 10 abrieron con Queer, del primero, Bad boyfriend, del nuevo y Hammering in my head del segundo. Shirley habló en español varias veces, ayudada por la lectura de tarjetitas: "Estamos muy contentos de estar aquí otra vez. ¡Viva la Mexico City!", diría primero. Sonó muy bien la reciente Sex is not the enemy, y acabó de arrancar con I think I'm paranoid. Manson siguió agradeciendo, ahora en inglés, la recepción de los mexicanos: "Gracias por su apoyo durante estos 10 años". Desfilaron Push it, Shout your mouth y Why do you love me?

El momento climático llegó con Stupid girl y I'm only happy when it rains, que Manson presentaría en español: "Sólo estoy contenta cuando llueve". Con arreglos actualizados, varios treintañeros brincaron de más. El primer bloque cerró con When I grow up, altamente coreada. Apenas llevaban una hora.

Ante la insuficiente respuesta, Shirley reapareció con otra tarjetita, como para picar al respetable: "¡Los fans de México son los más cabrones!" Entre ovaciones, en inglés recordó la fama que tienen los mexicanos como público: "¡todos dicen que están locos!", espetó como diciendo: "a ver si es cierto". Con la balada Bleed like me, el público agitó y prendió varios encendedores, pero también... ¡muchos celulares! La posmoderna modalidad para agitar lucecitas.

Shirley pidió igualar al público de Guadalajara, donde actuaron dos días antes, el cual había estado muy alocado; pidió que como aquellos, se cantara el "Olé-olé-olé-olé" futbolero, que fue coreado con poco entusiasmo, por más que ella lo entonara a voz en cuello y que Vig acompañara con un inusitado ska bataquero. "¡Muchas, muchas, muchas, muchas, muchas gracias, México!", dijo Shirley, entre dos temas recientes.

Sólo había pasado hora y media, pero la audiencia no pidió más. David, de 17 años, que creció oyendo al grupo que oían sus hermanos mayores, y es hoy fan de los Strokes, fue contundente: "Estuvo chido, tocan increíble. Pero como que ya suenan medio viejito, a los 90".

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.