ASTILLERO
Charros
Tepocatas elogiadas
Arreglos en Familia
Crítica revanchista
LA MUERTE DE LEONARDO Rodríguez Alcaine ha exhibido la orfandad ideológica del gobierno foxista, la supervivencia intocada de uno de los pilares de la corrupción cívica, laboral y política del país y, en un mensaje electoral hacia 2006, la manera mafiosamente civilizada en que la elite priísta resuelve sus conflictos internos, privilegiando el interés de mantener el poder y sus privilegios.
MAS ALLA DE LAS OBLIGACIONES de protocolo que les obligan a emitir declaraciones circunstancialmente respetuosas, el Presidente de la República y el secretario de Gobernación han abordado el caso de la muerte del dirigente cetemista con un tono elogioso y solidario, que simplemente reitera la forma en que los persecutores originales de víboras prietas, tepocatas y sanguijuelas han sostenido un pacto de respetuosa convivencia con la estructura de liderazgo caciquil de una de las fuerzas básicas del peor priísmo. El foxismo no ha tenido un proyecto real de cambio más que en el terreno declarativo, y sólo al principio, cuando la pesca de votos obligaba al ranchero guanajuatense a esfuerzos de mercadotecnia. Por ello no tiene discurso ni propuesta real frente a lo que sucede en el interior de La Familia cetemista, más que la condolencia tradicional aderezada de innecesarios reconocimientos a evidentes falsas valías personales, a presuntas ayudas al proceso de transición (¿?) y a un supuesto talante patriótico...
BUENA PARTE DE LA degradación cívica y política del mexicano se debe al sindicalismo oficialista y, como parte dominante de él, al cetemismo. Generaciones enteras han conocido el rigor pedagógico del estilo sindical charro de abatir disidencias y, al mismo tiempo, el lucimiento inmoral de la riqueza, la impunidad y la demagogia de los líderes corrompidos. Fidel Velázquez (un patriota, a los ojos de los patrones Fox y Abascal, entre otros) fue responsable de la eliminación política de muchos mexicanos con ideales que pretendieron dar otro sentido a la lucha de los trabajadores sindicalizados. El propio Rodríguez Alcaine consolidó su carrera de capataz de lujo sirviendo a los propósitos gubernamentales de extermino de una de las más lúcidas luchas del sindicalismo independiente y democrático, la de los electricistas dirigidos por Rafael Galván (La güera, como apodaban al "patriota" fallecido este fin de semana, comenzó su largo proceso de enriquecimiento y despotismo como chofer y cargador de portafolios de Francisco Pérez Ríos, otro personaje de triste memoria en los expedientes del sindicalismo prostituido).
A UNAS HORAS DE MORIR, el cuñado de los periodistas trataba de hacer un favor más a la causa patriótica que pretende llevar al PRI de regreso a Los Pinos. Rodríguez Alcaine había pedido en público a Arturo Montiel que declinara en favor de Roberto Madrazo para que hubiera un candidato tricolor único a la Presidencia. Ni el tabasqueño ni el mexiquense necesitan, en realidad, abolir esa contienda arreglada, sino todo lo contrario: aparentar para gastar y mapachear (el neologista Creel sabrá disculpar estos atrevimientos linguísticos con antifaz). Pero el cetemismo está volcado en apoyo al proyecto madracista y la mejor manera de darle continuidad a los deseos del difunto es procesando sin escándalo ni rompimientos la ausencia del supermillonario explotador y nombrar a un relevo que mantenga el mismo esquema de complicidades que da fuerza al cártel del proletariado. El PRI seguiría dando así ejemplo de habilidad negociadora y unidad interna: ya se han arreglado Elba Esther Gordillo, Arturo Montiel y Roberto Madrazo, ahora lo podrán hacer otros personajes siniestros, como el petrolero Carlos Romero Deschamps o el aristócrata de las cuotas sindicales y los contratos de protección, Joaquín Gamboa Pascoe, u otros especímenes similares. El mensaje será claro: la elite priísta está dispuesta a hacer lo que sea necesario para regresar al poder. ¡Mexicanos, votad por estos patriotas que sí saben hacer política (hasta el demócrata Fox los recomienda)!
EN TERRENOS POLITICAMENTE pantanosos se ha instalado el subcomandante Marcos al enviar un mensaje atendible, pero con formato inadecuado. Los señalamientos contra el PRD y contra Andrés Manuel López Obrador pueden tener una dosis de veracidad y podrían servir para una discusión profunda sobre el papel que ha jugado ese partido en la perversión de la izquierda mexicana y sobre las perspectivas reales de cambio que puede ofrecer un liderazgo personalista y sin compromisos reales del tabasqueño confesamente centrista. Pero Marcos le ha dado a esa crítica un tono rijoso, vengativo, personalista, que poco ayudará a la atención específica de sus señalamientos y que, por el contrario, alentará la percepción de que el subcomandante vive una desesperación política que le lleva a estridencias en busca de ganar una atención pública que le es cada vez más esquiva. Ayer mismo, a la hora de redactar esta columna, algunos lectores enviaban por correo textos antes impensables de crítica a Marcos, sugiriendo algunos que, a fin de cuentas, el embate del dirigente zapatista debería ser colocado, en una contabilidad política fría, en el renglón de los esfuerzos del salinismo por contrarrestar la candidatura lopezobradorista. El revanchismo impreso por Marcos a sus palabras de reaparición pública ha sido aprovechado de inmediato por personajes como el cardenal Norberto Rivera para pedir que haya más propuestas que oposición, y por el dirigente formal del perredismo, Leonel Cota (un ejemplo de las desviaciones y traiciones de las que habla Marcos) para acomodarse como contestador, según eso sensato, de una parte de lo dicho por el insurgente.
Y, MIENTRAS MARTI BATRES ha salido en defensa del "izquierdista" Marcelo Ebrard, enarbolando la versión II del desafuero, Creel, por su parte, en otro de sus destellos de ingenio, se reconoce "totalmente Palacio, pero Nacional", y Samuel Ruiz y Juan Sandoval unen eclesiásticas fuerzas para pedir amparo de la justicia federal contra la píldora del día siguiente, ¡hasta mañana!
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