Usted está aquí: lunes 8 de agosto de 2005 Opinión TUMBANDO CAÑA

TUMBANDO CAÑA

Ernesto Márquez

El último bolero

A FINALES DE mayo, Ibrahim Ferrer partía a Europa a su ya habitual gira de conciertos veraniegos, sólo que en esa oportunidad destacaba la presentación de su más reciente proyecto musical: Mi sueño: a bolero songbook, en el que canta un compendio de boleros tradicionales que, como trabajo discográfico, presumiblemente verán la luz a principios de 2006.

POR PRIMERA VEZ en su larga carrera, el artista de 78 años de edad realizaba una gira previa a la aparición de un álbum suyo en el mercado, lo cual le mantenía muy animado y con grandes expectativas. "Con este trabajo cumplo un sueño, el de cantar mis boleros favoritos. Ahora sólo me queda esperar a ver qué ocurre, si lo hago mal, por favor, me lo dicen, y si lo hago bien, sólo pediré un aplauso", nos decía el veterano cantante, quien consideraba que este trabajo era lo que siempre había aspirado.

DE LA PRODUCCION, que según nos dijo integra temas como Solamente una vez, Dos gardenias, Perfidia, Quiéreme mucho, Si te contara..., de autores como Agustín Lara, Isolina Carrillo, Alberto Domínguez y Consuelito Velásquez, entre otros, no quiso dar más detalles, porque deseaba fuera una sorpresa. "Lo que si puedo adelantar es que es un trabajo hecho con tanto amor que gustará. Yo me siento muy feliz cantando esas piezas, ahora sólo espero que cuando salga a la venta y la gente lo escuche comparta lo mismo que yo he sentido al hacerlo y que sigo sintiendo al cantarlos."

AL IGUAL QUE en sus dos primeros álbumes como solista, la voz de Ibrahim es arropada por instrumentaciones elegantes, sedosas y precisas En este nuevo proyecto se da vuelo con el acompañamiento de una big band que incluye una camerata, formación en la que destacan elementos procedentes del jazz como el pianista Roberto Fonseca, los saxofonistas Javier Zalba y Rafael Jimmy Jenks, los trombonistas Demetrio Muñíz y Aguaje Ramos y el contrabajista Israel Cachaito López.

"GRACIAS A ELLOS, y sin darme cuenta, he podido cantar filin y jazz. ¡Son unos musicazos! El único que no lo es soy yo", comentaba con su habitual buen humor. "Mi formación es autodidacta, ya que no tuve maestros, sino gente con la que simpaticé, como Benny Moré, Orlando Guerra, Antonio Machín o Abelardo Barroso. Me gustaban, aunque nunca traté de cantar igual que ellos. Jamás me gustó imitar a nadie. Yo no me parezco a nadie, y no espero que nadie se parezca a mí".

POSEEDOR DE UNA voz singular, ronca y apagada, que los conocedores de la trova tradicional llaman "voz de vieja", desde siempre, Ibrahim Ferrer se desplazó de manera solvente en los variados géneros de la música cubana. Gracias a ello, en la década de los 50 ocupó un importante lugar en la agrupación Los Bocucos, logrando con ellos éxitos sonados como los sones Mañana me voy pa' Sibanicú, Compositor confundido, Apúntate una Mi social y, especialmente, la tonada campesina De camino a la vereda y la descarguita Ay, candela, sus más fieles caballos de batalla. Sin embargo no se le conoce, de esa época, algún tema bolerístico que haya trascendido en su voz. De hecho el único bolero que grabó previo al BVSC es Una fuerza inmensa y Santa Cecilia, antigua canción de principios del siglo XX dedicada a la patrona de los músicos y cantada a dúo con Carlos Querol, su compañero en Los Bocucos.

LA ILUSION DE cantar boleros empezó a tornarse realidad cuando Juan de Marcos le invitó a cantar Dos gardenias en el proyecto Buena Vista Social Club. Su imprevista y apabullante interpretación del tema de Isolina Carrillo, así como su innegable carisma, le procuró la atención de los responsables de la producción del álbum y un mayor espacio en el mismo. Murmullo y Y tú que has hecho, a dúo con Compay Segundo, son otros dos bolerazos que destacan entre los temas del multipremiado trabajo.

EN BUENA VISTA Social Club Presentes Ibrahim Ferrer, su primera producción solista, entona Herido de sombras, Nuestra última cita, Silencio, Aquellos ojos verdes y Cómo fue. En la segunda, Buenos hermanos, recrea Naufragio, Como el arrullo de palma, Perfume de gardenias, Mil congojas y Fuiste cruel. En ambos casos los boleros forman parte del disco sin llegar a ser el todo. De ahí la inquietud de grabar un álbum enteramente de boleros. Y, como no, antes de morir, antes de callar esa voz de tabaco y ron, se dio el gusto. Ahora, queda esperar su publicación, a esperar ese sueño hecho verdad. A bolero songbook, que junto con los dos anteriores, más un recopilatorio del tiempo de Chepín y los Bocucos, vienen a ser el legado que el bardo deja a la humanidad.

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