Usted está aquí: lunes 8 de agosto de 2005 Política Ser implacables con ex gafes que delinquen, código no escrito del Ejército Mexicano

Preocupación por el número de ellos que están involucrados en actividades ilícitas

Ser implacables con ex gafes que delinquen, código no escrito del Ejército Mexicano

Su capacidad para el manejo de armas y explosivos los hace sumamente peligrosos: académico

JESUS ARANDA

Debido al alto grado de peligrosidad de ex miembros del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (Gafes), vinculados con el crimen organizado, hay una regla no escrita en el Ejército Mexicano en caso de enfrentarlos en un operativo ''ser implacables con ellos'', con todo lo que esto implica.

En este contexto, José Luis Piñeiro, académico especializado en seguridad nacional, dijo que en el interior del Ejército existe preocupación por la cantidad indeterminada de ex elementos del Gafes que están involucrados con actividades ilícitas, particularmente con el narcotráfico.

El académico señaló en entrevista que no hay cifras oficiales sobre el número de integrantes de ese grupo que se han dado de baja (además de los mil 383 desertores en los últimos cinco años) y que, por lo tanto, es importante que el alto mando de las fuerzas armadas monitoree esos elementos, porque su capacidad operativa, manejo de armas, explosivos e incluso vehículos los hace sumamente peligrosos.

El Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales fue formado en respuesta al alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en 1994; originalmente se formaron contingentes en cada una de las 12 regiones militares y uno más adscrito directamente al secretario de la Defensa Nacional.

Necesario ''poner orden''

Sin embargo, después de que se hizo público que algunos de sus elementos se convirtieron en los llamados zetas, que es el brazo de sicarios del cártel del Golfo, el alto mando decidió ''poner orden''.

Ricardo Clemente Vega García, secretario de la Defensa Nacional, ordenó cambios en su estructura a efecto de unificar el mando sobre este cuerpo castrense, pero también lo descentralizó de manera que cada grupo dependiera de un comandante directo.

Actualmente cada una de las 45 zonas militares que hay en el territorio nacional cuenta con un agrupamiento de Gafes, además de otro cuerpo que tiene como sede el Campo Militar número uno, que está bajo el mando directo del secretario de la Defensa Nacional.

Por otra parte, en entrevista con este diario, Piñeiro comentó que la información publicada por La Jornada, sobre que se desconoce oficialmente cuántos ex integrantes del grupo de elite de las fuerzas armadas se integraron al crimen organizado en los últimos años, destaca la necesidad de que el alto mando del Ejército Mexicano monitoree a los ex gafes que dejen el servicio activo, tanto los que deserten como los que se den de baja, para impedir en lo posible que utilicen su preparación castrense para participar en actividades ilícitas.

Además sostuvo que la falta de control sobre estos ex militares trae consigo otros problemas, como el hecho de que debido a su preparación -los primeros fueron entrenados en Fort Briggs, Estados Unidos, en técnicas contra la guerrilla y en operaciones irregulares- han pasado a ser los instructores de ''la segunda generación'' de Los Zetas, brazo armado del cártel del Golfo, el cual fue el que originalmente cooptó a algunos de estos ex rambos mexicanos.

Comentó el especialista que si bien los nuevos integrantes del grupo Los Zetas no cuentan con la disciplina militar ni con los conocimientos de sus preparadores, las habilidades que adquieran son suficientes para hacer frente a soldados rasos, así como a policías estatales y municipales, quienes por lo general no se distinguen por su preparación.

Piñeiro también convocó al alto mando del Ejército a ser más estricto en la formación de su cuerpo de elite, tanto a nivel de oficiales como de los soldados que se integran al mismo, porque no sería descabellado pensar que los criminales metan a alguno de sus elementos a las fuerzas armadas con el objetivo de que reciban capacitación en uso de armamento, explosivos y logística, y después se reincorporen a actividades delictivas.

El Ejército Mexicano se debe preocupar por hacer una selección más profunda de quienes formarán parte de sus cuerpos de elite, sostuvo finalmente el académico.

 
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