Usted está aquí: martes 9 de agosto de 2005 Ciencias Deja la AMB de oponerse a la muerte asistida de pacientes terminales

La legalidad de ayudar a una persona a morir "es asunto de la sociedad", afirma

Deja la AMB de oponerse a la muerte asistida de pacientes terminales

JEREMY LAURANCE THE INDEPENDENT

MANCHESTER, INGLATERRA. La Asociación Médica Británica (AMB) ha abandonado su oposición centenaria a la muerte asistida de pacientes terminales.

En una acción histórica, los médicos asistentes a la reunión anual del organismo, realizada recientemente en esta ciudad, votaron por abandonar su oposición a la eutanasia y al suicidio asistido por un médico y optaron por dejar que el público decida.

Representantes de la asociación, que cuenta con 120 mil miembros, estuvieron de acuerdo en que la legalidad de ayudar a una persona a morir era "primordialmente asunto de la sociedad y del Parlamento", más que de los médicos.

La decisión significa en los hechos que la AMB ha adoptado una postura neutral sobre la muerte asistida: ni apoyo ni oposición, después de que el Real Colegio de Médicos adoptó una posición similar.

En cambio, una acción análoga del Real Colegio de Médicos Generales provocó una airada reacción de sus miembros y el consejo votó en junio por reinstalar su postura anterior, opuesta a la muerte asistida.

John Chisolm, ex presidente de este consejo, señaló que se necesita respetar los derechos de los pacientes con el fin de que tengan mayor control sobre el proceso de muerte. Sin embargo, añadió que tiene que haber salvaguardas para proteger tanto a médicos como a pacientes que no deseen participar en muerte asistida.

John Garner, médico general de Escocia, llamó a los miembros de su profesión a respaldar un sistema "abierto y transparente" que permita a los pacientes solicitar asistencia para morir.

"No tengo ninguna compunción en decir que si yo padeciera una enfermedad terminal y la vida se hubiera vuelto totalmente carente de dicha, y si tuviera dolor, me gustaría considerar el suicidio asistido", expresó.

En cambio Ian Bailey, consultor de Orpington, se opone a tal medida. "Participar en ese acto no es parte de la función del médico. No debemos involucrarnos en una muerte intencional", afirmó.

Vivienne Nathanson, jefa de ciencia y ética de la AMB, comentó que la votación "no gustó a todos. Habrá personas que digan que no debimos cambiar, y otras dirán que debimos ir más lejos".

En un debate realizado hace unos días, Ann Somerville, subjefa de ética de la asociación, señaló que se prevé la presentación de iniciativas sobre muerte asistida en los parlamentos inglés y escocés, y que el gobierno británico lleva a cabo una amplia revisión de la ley sobre homicidios en la cual se considera una menor penalidad para el homicidio por razones piadosas.

Añadió que la política actual de la AMB no distingue entre eutanasia, en la cual un médico administra una droga letal, y suicidio asistido por un médico, en el cual éste prescribe la droga pero el paciente la administra.

Un estudio realizado en Oregon, EU, estado donde se permite el suicidio asistido, descubrió que de 67 pacientes terminales que recibieron prescripciones de drogas letales, 39 las utilizaron y murieron, y 28 no. De éstos, 18 fallecieron de la enfermedad que padecían y 10 vivían aún al final del año de estudio.

El parlamentario liberal demócrata Evan Harris, que había instado a la AMB a cambiar su postura, expresó su beneplácito con la votación. "La asociación se había opuesto siempre a cualquier cambio en la ley, pero ahora se ha unido a los reales colegios en considerar que éste es un asunto en el que toca al Parlamento decidir, y que el papel de la profesión médica es presionar por las salvaguardas necesarias, no oponerse a una acción que debió darse hace mucho tiempo para reconocer la necesidad de que los pacientes tengan más autonomía al final de su vida."

Añadió que la decisión dará "enorme impulso" a la iniciativa de muerte asistida para enfermos terminales que este mismo año será devuelta para debate a la Cámara de los Lores.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

 
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