Usted está aquí: jueves 18 de agosto de 2005 Opinión ANDANZAS

ANDANZAS

Colombia Mayo

Humanicorp al vuelo con Miriñaque

EN MIRIÑAQUE, la levedad de las enaguas, la indudable solvencia profesional de Gerardo Hernández, basada en la sólida trayectoria de quienes saben lo que quieren en la búsqueda de un sello propio en el espectáculo teatro danza, es más que evidente en el Teatro de las Artes, de jueves a domingo a las 20, 19, y 18 horas de agosto.

La fuerte herencia del tronco materno académico mexicano, entrelazado a una poderosa imaginación y búsqueda en forma y contenido, produce un interesante y hermoso espectáculo que tira alto hacia la concreción de una obra, la cual dividida un tanto en cuadros, viñetas, o como usted pueda llamarles, "desea cuestionar el papel de la mujer en la sociedad occidental, desde la opulencia barroca del siglo XVII a la fecha, por medio de la perspectiva estética y cultural del mundo femenino", etcétera, etcétera, según reza la presentación en el bello programa de mano. Influido por las nuevas tendencias franco canadienses del Cirque du Soleil, Gerardo Hernández, creador del grupo Humanicorp en 1991, y su directora artística y como él, coreógrafa, Alejandra González Anaya, han sabido reunir y desarrollar un equipo importante de gente talentosa que ofrece al público una obra acabada y bien presentada en todo aspecto. Así, a la sombra de un enorme miriñaque, jaula, caverna, o pista circense, que abarca todo el escenario a manera de copa invertida plegable, Humanicorp, danza-teatro aérea, se lanza al vuelo para, con legítima ambición, crear el espectáculo total, tan de moda, con el sufuciente profesionalismo multidisciplinario, capaz de poner por los aires a nueva gente surgida de la danza mexicana que va absorbiendo las técnicas de la danza aérea que ya tanto han trabajado los belgas, franceses y canadienses, quienes fueron los primeros en mostrar en este país, ya hace algunos años, una nueva faceta de la estética del movimiento-danza, colgando de cables, alambres, trapecios, muros y paredes, sin el tradicional toque circense maroma y teatro, que tan genialmente supieron transformar en una nueva forma del arte danzario.

El trabajo de Humanicorp es importante porque han logrado dominar nuevas técnicas y lenguajes de la danza en nuevos espacios, y sin duda tienen mucho que recorrer en el enorme panorama de la danza nacional, en no pocas ocasiones repetitivo y mañoso, impregnado de ese añejo "sufrimiento y transcendentalismo" de la receta segura de "pan con lo mismo"...

Gerardo Hernández y todo el equipo de Humanicorp están a punto de dar el gran salto cualitativo de hallazgo propio y ruptura que significa el atrevimiento por desechar en realidad las formas, esqueletos o estructuras tradicionales, para dar el gran paso avant garde con raíz u enfoque propios, como en el caso de los orientales. Si bien lo que han mostrado en Miriñaque ha sido rodeado de gran belleza y talento, como son el diseño de vestuario y la escenografía de Héctor Terrones, modisto de las estrellas y con mucho qué hacer en la propuesta teatral, aún con ese toque inconfundible y erótica liviandad y superficialidad de los "chows" de la tele y las pasarelas convertido en el prototipo de la mujer de hoy, como parte de la gran fantasía nacional y la verdadera realidad. El trabajo de Jorge Ballina, Eloise Kazan, edición musical de go-gó, Amara y Leo Heiblum, así como el de los bailarines y demás colaboradores rebasan ya, con distancia, el diletantismo y sello amateur del mucho ruido y pocas nueces, donde aún tanta gente flota.

A pesar de los largos cortes entre cuadro y cuadro, en la etapa barroca, el miriñaque y sus variaciones, la pluma, las alas, los listones en tutú y varios elementos que demuestran capacidad de síntesis en forma y contenido, prometen y merecen ese salto mencionado en las secuencias corporales a punto de desprenderse del cordón umbilical de la Big Mother "contemporánea", para hacer volar parejo a todos los elementos de la obra. La selección y edición musical es excelente y sugerente: la corte, sus intrigas y amoríos, levedad y parafernalia, grandeza y miseria, Lulú, el rey Sol... Un nuevo pas de quatre con la esencia solamente de Ivanov y Petipa, otro vocabulario corporal, ¿por qué no?... Después de aquellas brujas reventadas, audaces, libres y bullangueras en el alma jarocha globalizada, sin olvidar el pas de deux aéreo y los malabarismos de las bailarinas, un reto de superación inevitable, pues son bellos, algo quizás equivalente a :¡¡2 fuettes 12 tour on l'air... dobles!! En ese mundo leve y terrible de las enaguas, ahora que están de moda las faldas.

Así pues, amarrar el nudo de Humanicorp, atreverse, lanzarse de veras en vocabulario y gramática corporal, pues tocan el punto, pero falta consistencia en el hilo dramático de la propuesta planteada, lo cual no impide que Miriñaque sea un espectáculo excelente. Es evidente el espíritu y calidad de toda la compañía, laureada y requerida por doquier, pero que aún debe decidir si flechar al sol o quedarse en puro resplandor. Vale la pena ver este grupo atrevido, talentoso y de inmenso porvenir en el panorama de la danza. Recuerde, Teatro de las Artes, jueves, viernes y sábados, todo agosto.

 
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