Usted está aquí: sábado 20 de agosto de 2005 Opinión La retirada de Gaza y de Cisjordania

Gonzalo Martínez Corbalá

La retirada de Gaza y de Cisjordania

El primer ministro de Israel, Ariel Sharon, puso en marcha el plan de retirada de la franja de Gaza, que consiste en el desmantelamiento de 21 colonias de Gaza misma y cuatro de Cisjordania, donde se levantó el tan discutido y criticado Muro de Seguridad, para los israelíes, y para los árabes el Muro de la Vergüenza, debido a que se adentra en las fronteras conocidas internacionalmente como la Línea Verde (de 1967), y en los territorios ocupados de Cisjordania, separando parcialmente ciudades y aldeas a uno y otro lado de este muro o valla, de nueve metros de alto, que según el Comité Internacional de la Cruz Roja, una vez finalizada la construcción, sería de unos 700 kilómetros. Mientras que el Estado de Israel sostiene que el muro es un legítimo medio de defensa ante el terrorismo palestino, que dejó cientos de víctimas civiles en Israel, en todo caso el asunto está en este momento bajo la jurisdicción de la Corte Penal Internacional, y hay algunas opiniones atendibles, en el sentido de que la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas habrán de tomar medidas respecto de este problema, aunque no parece que esto vaya a ser a corto plazo. Como siempre sucede con la ONU.

Mientras tanto, el ejército israelí tomó posiciones para evacuar los asentamientos judías a partir del martes 16 en la noche en la colonia de Neve Dekalim, que es la más importante de la Franja de Gaza, que entró por la puerta principal y no ha encontrado resistencia, habiendo penetrado ya algunos cientos de metros en el interior de la colonia, posicionándose en la costa de Israel. El vocero de las fuerzas militares declaró que "la armada y la policía han entrado a Neve Dekalim para prestar asistencia a los residentes que deseen partir durante la noche", y los colonos, por su parte, reclaman a los soldados israelíes que, siendo como ellos, judíos, no deben actuar contra hermanos. De cualquier manera, a partir del miércoles 17 a la medianoche, la presencia de los colonos se convirtió en ilegal (Le Monde, 16 de agosto). La evacuación masiva comenzaría en cualquier momento a partir de esa fecha, fue anunciado el martes en la tarde por el comandante de las fuerzas israelíes en este territorio, el general Dan Harel.

Entre tanto, cientos de jóvenes activistas judíos congestionaron el principal acceso por carretera a la Franja de Gaza y a su mayor asentamiento allí, en un esfuerzo por bloquear el paso a los grandes camiones que están siendo usados para sacar de la zona las pertenencias de los colonos que están siendo evacuados. La medida del gobierno israelí ha sido considerada en los círculos de Washington como una parte del cumplimiento del Mapa de Ruta -que es una mala traducción literal del término en inglés-. Los jóvenes que se han opuesto a la expulsión, y que han luchado contra las fuerzas especiales de la policía, mientras son arrastrados de brazos y piernas, gritan a la policía "un judío no expulsa a otro judío", y la frase ha sido uno de los principales lemas de la lucha contra la expulsión de Gaza (The New York Times, 16 de agosto).

Los jóvenes que han protestado en contra de esta maniobra argumentan que Gaza es parte de la tierra prometida por Dios a los judíos, y que es su derecho bíblico de nacimiento vivir allí. De cualquier manera, la lucha entre judíos esta vez en Gaza no tiene comparación con la violencia que desplegó el ejército de Israel en contra de las instalaciones palestinas en Ramallah, en donde confinaron al gobierno palestino y a su presidente Yasser Arafat mediante tractores pesados y tanques equipados con cañones, no precisamente de agua como los que se están empleando esta vez en la franja.

En los acuerdos de Campo David de 1978, entre el presidente Anuar el Sadat y el primer ministro Menahem Begin, se establece que se harían cargo del corredor de Filadelphi, y hace apenas unos días Israel y Egipto pactaron que 750 guardias fronterizos de este país, que no serían en ningún caso militares, tomaran posesión de este corredor, y el plan para la retirada de Gaza establece, de la misma manera, que una vez completada la evacuación "no podrá reclamarse a Israel responsabilidad alguna sobre la población palestina", en lo cual, desde luego, los dirigentes palestinos no están de acuerdo.

Ash-Raf Ayrami, jefe del Departamento de Asuntos Israelíes de la Autoridad Nacional Palestina, ha dicho que "no puede considerarse una retirada, y que Israel deja de asumir cualquier responsabilidad, si sólo evacuan a los colonos y los soldados siguen manteniendo el control de las fronteras, del espacio marítimo y aéreo, asuntos esenciales sobre los que no hay negociaciones", aunque por otra parte, fuentes de la Autoridad Nacional Palestina en Gaza aseguran que sí se ha acordado que militares palestinos "entren en los asentamientos una vez evacuados los colonos, y compartan con los militares israelíes el control de las colonias".

A pesar de que los dirigentes israelíes, y los palestinos también, reclaman la retirada como un gran triunfo, que podría ser parte de un principio de acuerdo entre ellos en este diferendo histórico, que ha sido motivo de mucho derramamiento de sangre y de violentos desacuerdos históricos, políticos y geográficos, y de que la valoración que unos y otros dan del acontecimiento es radicalmente diferente, lo menos que podemos es hacer votos porque sea, de una o de otra manera, un principio que contribuya a la paz en Medio Oriente, y a lo que hasta ahora ha sido imposible, que es un acuerdo de fondo en el conflicto palestino-israelí.

 
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