Usted está aquí: sábado 20 de agosto de 2005 Política Descubren arqueólogos un monolito fuera de la zona del Templo Mayor

La Piedra de la Librería Porrúa al parecer se utilizó para fines sacrificiales: INAH

Descubren arqueólogos un monolito fuera de la zona del Templo Mayor

La estructura basáltica representa una biznaga, y ''es única en su tipo''

El hallazgo ocurrió en la intersección de las calles de Argentina y Justo Sierra

ANA MONICA RODRIGUEZ

Ampliar la imagen La pieza bas�ica, que data de finales del siglo XV y principios del XVI, fue hallada entre nodos de cables de redes telef�as y de electricidad FOTO Francisco Olvera Foto: Francisco Olvera

Un monolito mexica adosado a la pared de la Librería Porrúa, utilizado presuntamente para sacrificios, fue descubierto el sábado anterior por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) afuera de la zona arqueológica del Templo Mayor.

La escultura basáltica de grandes proporciones es ''única en su tipo" y representa una biznaga, que ''habría servido como piedra sacrificial, la cual aún conserva pigmentos de color rojo", explicó el arqueólogo Leonardo López Luján, quien encabezó los trabajos de la sexta temporada de campo del Proyecto Templo Mayor, que comenzó hace 27 años en el área.

El siguiente paso, agregó, será someterla a un detallado análisis y a un tratamiento de conservación para después exhibirla en el museo de ese lugar.

La pieza hallada entre nodos de cables de redes telefónicas, electricidad y fibra óptica, data del periodo de finales del siglo XV y principios del XVI. Es única en su tipo, dijo López Luján, tanto por sus dimensiones (56 centímetros de altura por 77 centímetros de diámetro y con 600 kilos de peso) como por la calidad estética en que fueron esculpidas sus costillas y espinas.

El arqueólogo, quien también trabaja en las excavaciones de la pirámide de la Luna, en Teotihuacán, explicó que este nuevo hallazgo en la intersección de las calles Argentina y Justo Sierra fue llamado Piedra de la Librería Porrúa, siguiendo la convención arqueológica de nombrar a los monumentos de la antigua Tenochtitlán con el apelativo del lugar donde fueron descubiertos.

Y la originalidad de la piedra basáltica radica -dijo- en que los mexicas no se caracterizaban por esculpir plantas, sino que ''se preocupaban más por la figura humana, sus reyes, dioses y animales, dejando poco espacio en su quehacer para esculpir plantas".

También, añadió, el monolito es ''único debido a sus dimensiones en cuanto al volumen y delicadeza de su talla". Con ello se confirma la maestría de los mexicas para esculpir. ''Su arte escultórico ha sido catalogado como uno de los más logrados en la historia universal".

Transportación en canoa

La búsqueda, contextualizó López Luján, se inició luego de que en 2002 encontró en París documentos antiguos, los cuales revelaban que a finales del siglo XVII existía entre las calles otrora llamadas Relox y Montealegre una ''escultura prehispánica", la cual con el paso del tiempo quedó sepultada por los hundimientos en la zona y cuando se elevó el nivel de la banqueta.

Abundó: ''La escultura no se encontró en su posición original dentro del recinto sagrado, sino en un contexto temporalmente posterior, y a finales de la Colonia fue un ornamento en la casona de Luis de Castilla, uno de los lugartenientes de Hernán Cortés, que ha sido modificada múltiples veces, sobre todo en el siglo XVIII".

La piedra basáltica en la que fue tallada la biznaga, a decir de Leonardo López Luján, fue transportada en canoa desde la zona de Xochimilco o los Pedregales a la antigua ciudad, y ''perteneció a la fase imperial del arte mexica".

A partir de las narraciones que existen sobre la simbología que atribuían los antiguos pobladores a la biznaga se ''evoca a una de esas bases sacrificiales primigenias que servían para realizar rituales", además de que el reciente hallazgo tiene la misma altura de dos piedras destinadas a los sacrificios y que fueron halladas en la Etapa II del Proyecto Templo Mayor.

La Piedra de la Librería Porrúa será retirada este domingo de la esquina antes referida para que el equipo interdisciplinario comience con la limpieza de los restos de cemento, tras 10 meses de gestiones y trámites ante las autoridades federales y locales para iniciar la excavación.

La sexta etapa de la temporada comenzó en octubre de 2004 y arrojó a partir del presente año un total de 19 lápidas talladas en relieve con imágenes de dioses de la lluvia, plantas de maíz y fechas calendáricas, que fueron localizadas en el piso de la fachada principal del Templo Mayor.

En julio pasado, los investigadores informaron sobre el hallazgo de una ofrenda única de un niño, la cual reveló sacrificios humanos en honor de Huitzilopochtli.

 
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