<<< regresar a la portada

PONTE LAS PILAS 22 de agosto de 2005
Con pasos tímidos, México comienza para tratar de poner freno a la contaminación generada por el desecho de baterías. No hay sistemas de acopio ni suficiente capacidad técnica para reciclarlas. Hay iniciativas en este sentido en marcha, pero organizaciones ambientalistas creen que el esfuerzo es todavía poco.

Luis Granovsky

reciclapilasA diario arrojamos como desperdicios residuos de níquel, cadmio, plomo, mercurio y litio. Con ellos contaminamos aire y agua, y afectamos la salud pública. Eso ocurre con las toneladas de pilas que tiramos a la basura sin que haya un proceso efectivo de reciclaje, proceso que también representa un negocio, es decir, mediante la recuperación de metales.

Un estudio de José Castro Díaz y María Luz Díaz Arias, del Instituto Nacional de Ecología, señala que entre 1960 y 2003 se desecharon en México unas 635 mil toneladas de baterías, las cuales contenían grandes cantidades de contaminantes, como dióxido de manganeso, mercurio, níquel, cadmio y compuestos de litio, casi una tercera parte del volumen total de estos desechos. En ese lapso habrían sido liberadas más de 189 mil toneladas de tóxicos.

Hay países donde el reciclaje de estos materiales es cuestión de Estado. En España, por ejemplo, desde hace años existen campañas en las escuelas en las que se insta a los alumnos a llevar las pilas usadas para su acopio. En Madrid y en otras ciudades hay recipientes especiales en las calles y el gobierno es socio de empresas que se dedican a reciclar las baterías. Por ejemplo, Pilagest ganó por licitación la recolección en Cataluña. Recibió apoyos públicos para la edificación de la planta de reciclaje, mientras los empresarios pusieron capital y la tecnología.

OTRA CARA DE LA MONEDA

"La Semarnat no hace nada", afirmó tajante Marisa Jacott, coordinadora de la Campaña de Tóxicos de Greenpeace, quien dice que no hay acopio, no hay campañas para hacerlo; el vacío legislativo es enorme y esa ley ni siquiera está reglamentada. Además, el gobierno no tiene ningún control sobre las pilas que se importan de Asia, que no sólo contienen plomo, sino que además se calcula que 50 por ciento de su peso es de sustancias tóxicas.

Las cifras sobre el uso de pilas y lo que contaminan no incluyen a las de botón (usadas en relojes, por ejemplo). Cada una puede contaminar hasta 600 mil litros de agua. Según Jacott, "para el gobierno el reciclaje no tiene valor económico, porque se requiere gran inversión y la recuperación es pequeña, por eso no le preocupa en absoluto".

El único centro recolector de residuos peligrosos, Rimsa, está en Mina, Nuevo León, con una planta de confinamiento seguro; aunque transportar un contenedor de 250 kilogramos desde la ciudad de México tiene un costo de 650 pesos, cantidad que las autoridades no parecen dispuestas a pagar. Los ciudadanos, menos.

Según Alfonso Flores, de Semarnat, la legislación ambiental durante mucho tiempo consideró las baterías artículos no peligrosos, por lo que hace falta hacer conciencia social sobre los daños que ocasionan algunos de sus componentes. Se cree que en promedio se utilizan 10 pilas al mes y se trata de armar el mecanismo de reciclaje y sacarlas de la basura.

Greenpeace proyecta para septiembre próximo una campaña de difusión sobre el tratamiento de las pilas, pero se centrará en que son dañinas para la salud y que no deben tratarse como desperdicio. Química Wymer y la nueva planta de reciclaje esperan las toneladas de pilas que dejan de usarse. Parece que todos estamos a la espera mientras el ambiente se envenena  §

En el mundo sólo hay seis plantas recicladoras de pilas recargables, en Estados Unidos, Japón, Alemania, Suecia y dos en Francia.

¿Dónde está el negocio?

Las empresas que reciben residuos tóxicos cobran por hacerlo entre 1.5 y dos dólares por kilogramo. Una idea del volumen de material la tiene Exide -multinacional tecnológica estadunidense con presencia en 89 países, que cotiza en el índice Nasdaq­- cuya división GNB se encarga de reciclar las pilas, 50 millones al año.

Del níquel, uno de los principales componentes contaminantes, se obtiene níquel electrodo, que se vende a unos 200 pesos por kilo. Otros metales que se aprovechan son plata, cadmio y mercurio. Este último, pese a que los precios han caído, se utiliza en instrumental como termómetros y manómetros que siguen teniendo demanda, por encima de los aparatos digitales, y cuestan hasta 10 veces más, según señaló a La Jornada en la Economía Alejandro Merín, director de Química Wymer.

pilas2En México apenas comenzó a funcionar un plan piloto de tratamiento de las pilas de desecho en Cuautitlán Izcalli, estado de México, que ha puesto centros recolectores en las calles con el lema "Ponte las pilas". Las baterías serán enviadas a Estados Unidos para su reciclaje. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) ha promovido convenios con Radio Shack y Motorola, que en sus locales tendrán centros de acopio y también las enviarán a Estados Unidos o a Japón para reciclarlas, aunque en el caso de Motorola se trata de pilas de teléfonos celulares, mucho menos tóxicas que las convencionales.

Pero el acopio es apenas el primer paso en el proceso; no garantiza lo que se hará con las pilas que, cuando se exponen al aire libre, se rompe el contenedor de los componentes contaminantes y es cuando éstos son desprendidos al aire, tierra y agua con perniciosos efectos sobre la salud.

Tanto desechamos que también dejamos de lado a las empresas mexicanas. Merín explicó que instaló la tecnología para reciclaje sin fundición ­porque ésta envía a la atmósfera buena parte de los contaminantes­, mediante hidrometalurgia, que permite obtener níquel, mercurio y cadmio. "En México tenemos cadmio, pero no níquel y los costos de los metales son menores cuando se obtienen por reciclaje que si se los extrae o importa." Tuvo que pasar por innumerables trámites

administrativos hasta lograr los permisos y poder instalar la planta piloto que puede reciclar hasta 50 kilos por hora. Le falta, nada más y nada menos, que las instituciones oficiales hagan campañas para que se reúnan las pilas y no se depositen en la basura.

Prueba de que este reciclaje es negocio es que, como explicó Alfonso Flores, director de Residuos Tóxicos de la Semarnat, los inversionistas mexicanos y estadunidenses planean abrir este año una planta en el centro del país para la recuperación de níquel, cadmio y mercurio. Según Flores, la Ley para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos, aprobada a principios de 2004, "permitió agilizar los trámites para crear centros de acopio sin que haya tantas barreras administrativas"  § 

<<< regresar a la portada