Usted está aquí: viernes 26 de agosto de 2005 Opinión El fantasma

Luis Javier Garrido

El fantasma

El fracaso que está teniendo Vicente Fox en su pretensión de imponer a Santiago Creel como su sucesor en Los Pinos en 2006 va de la mano del otro fracaso: el de su aliado y protector Carlos Salinas de Gortari por seguir manipulando la vida política de México a fin de seguir haciendo prevalecer sus poderosos intereses empresariales.

1. La obsesiva insistencia de Fox en los últimos meses en presentar su régimen como un dechado de virtudes y deturpar a los regímenes priístas en una descomunal campaña propagandística ha tenido como objetivo el que fue central de esta seudotransición salinista: legitimar las políticas neoliberales de saqueo de los recursos fundamentales del país; pero también ha buscado satisfacer su megalomanía y esconder su fracaso estrepitoso y los actos de corrupción de él y de sus familiares y amigos, pretendiendo crear así mejores condiciones para imponer a su sucesor.

2. La campaña propagandística ha constituido un rotundo fracaso, sin embargo, porque los mexicanos no la han creído y tras el quinto Informe se avecina una mayor descomposición de la vida política con un Fox devaluado al máximo y carente de posibilidades y un Carlos Salinas de Gortari omnipresente como un fantasma en todas las instancias del poder y que pretende ser el gran orquestador de la sucesión presidencial.

3. El sector tecnocrático o neoliberal del PRI, con todas sus corrientes internas (salinistas, zedillistas, labastidistas), no ha actuado en estos años como una oposición real a Fox y al PAN, más que por entenderlos como sus aliados en el afán de imponer el nuevo modelo de dominación a la mayoría de los mexicanos, sobre la base de que la alternancia de 2000 y el periodo de Fox en la Presidencia entrañan un valiosísimo beneficio para ellos, que es precisamente "legitimar" como supuestamente "democrático" al régimen, y así han tolerado las innumerables violaciones de Fox al marco constitucional del país y han sido cómplices de todas las acciones con las que ha degradado la vida pública, por el afán de recuperar en 2006 el poder presidencial en un marco de "legalidad".

4. La estrategia de Salinas ha sido siempre hacer creer que tiene una influencia política mucho mayor que la real, pero es indudable que en lo que va del sexenio foxista su alianza con Marta y Vicente le ha permitido consolidar su enorme poder empresarial, en particular en los medios masivos de comunicación (Televisa y Tv Azteca), así como en los partidos: en el PRI (por su ascendiente sobre Madrazo, Elba Esther y Montiel), en el PAN (a través de los Fox, de Diego Fernández de Cevallos y de Santiago Creel) y en varios partidos de la llamada "chiquillada", desde algunos de los más viejos como el PT (merced a sus mentores Beto Anaya y Alejandro González Yánez), hasta los más nuevos como el Partido Nueva Alianza o PANAL (organizado por la Gordillo) e incluso en el medio sindical.

5. El PRI no tuvo por ello la oportunidad histórica de democratizarse y si se percibe un leve aliento en su agonía es únicamente por el fracaso de Fox, lo que ha facilitado que crezca el control de Salinas sobre sus estructuras. El embrollo entre los priístas por la inminente llegada de la salinista Elba Esther a su presidencia nacional y su pretensión de permanecer en el cargo varios meses tiene que ver más con la caída de Madrazo en las encuestas que con una disputa ideológica. Salinas ha sido hasta ahora el factor determinante en el PRI y no quiere dejar de serlo, de ahí que conservar la presidencia partidista revista para él una importancia estratégica para poder definir en los mejores términos la candidatura presidencial priísta, y no esté dispuesto a ceder esa posición.

6. Las acusaciones hechas por varios legisladores priístas a Vicente Fox de que está interviniendo en el proceso interno del PRI al tratar de imponer a Elba Esther en la presidencia por varios meses (Milenio Diario, 24/8/05), impensables en 2000, no reflejan más que ese escenario turbio en el que las resistencias internas a Madrazo, agravadas por las evidencias de que no podrá triunfar en 2006, y las dificultades de Salinas para mediar en ese escenario ante las ambiciones personales de todos los actores, empeoran el proceso de descomposición de la vida político-electoral.

7. La carta del PAN se le está escapando también a Salinas, quien apostaba que al eliminar a López Obrador tendría amarrado el triunfo en 2006 con una confrontación Madrazo-Creel, pues ganaba con cualquiera de los dos. La candidatura de Creel, diseñada como una candidatura de convergencia entre Fox y Salinas, y armada de manera paciente por Diego, al hundirse en el mayor desprestigio por la evidente incapacidad del ex secretario de Gobernación y por sus actos de corrupción, deja a los dos aliados sin una carta de recambio y sin la posibilidad de tener un candidato blanquiazul fuerte, de ahí que sigan insistiendo en él.

8. La prensa ha interpretado también por ello con razón la iniciativa de algunos dirigentes del PT de postular a Cuauhtémoc Cárdenas como su candidato presidencial, o de constituir un frente de pequeños partidos en torno a él, como una maniobra más del salinismo para quitarle votos en 2006 a López Obrador, quien no hay duda de que será el candidato perredista, lo que está generando un escenario inimaginable en 1988 al quedar Cárdenas, aun a pesar suyo, como un instrumento de las políticas del salinismo.

9. El riesgo existente para el país al haberse consolidado durante el sexenio de Fox las estructuras de poder del pasado y todas las redes de intereses creados es muy grande, y ha enturbiado desde hace muchos meses la sucesión, en particular porque los intereses de Salinas en el bajo mundo, en el narco y en el ámbito de los neoempresarios traficantes de influencias, lo pueden llevar a la tentación de recurrir de nuevo a la violencia, como en 1994.

10. Es por ello que para frenar ese posible intento, la única vía es abrir con vistas a 2006 un debate cada vez más amplio sobre lo que realmente está pasando en el país.

 
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