Usted está aquí: sábado 27 de agosto de 2005 Opinión El rescate de lo humano perdido

Hugo Gutiérrez Vega*

El rescate de lo humano perdido

La República Mexicana vive momentos difíciles, confusos, esperpénticos. El cambio no es tal, el aparato electoral del corporativismo priísta no ha perdido una sola tuerca, el panismo se hunde irremisiblemente, agobiado por sus errores y sus excesos, y la ciudadanía desesperanzada intenta organizarse en estas redes capaces de ofrecer un momento de claridad en la noche de nuestro descontento. Hay en esta intención un ánimo solidario que se aferra a la raíz más profunda de la esperanza.

El gobierno panista fracasó en todas sus propuestas y mostró una gran desatención ante los grandes problemas del país. Por eso perdió muy pronto la credibilidad y navegó sin rumbo y sin piloto por los mares civiles, combinando la ineptitud con los excesos y las farsas palaciegas. El PAN de Gómez Morín y de González Luna fue devorado por la ignorancia doctrinaria y por la colonización de los grupos de la extrema derecha, enemigos del Estado laico y de lo que Mounier llamaba "la dignidad de la persona humana". Todas estas torpezas forman la superficie del desgobierno. Lo grave es la agudización de los contrastes socioeconómicos, la miseria creciente, la desfachatez empresarial y la desatención a la población indígena y a los cada vez más numerosos desposeídos, tanto de las ciudades como de los campos olvidados y relegados desde hace muchos años.

No ha podido y no ha querido el PAN hacer los cambios anunciados durante la campaña del 2000. Los problemas se han agudizado y persiste la corrupción. Para nuestra fortuna sus ataques al Estado laico pudieron ser neutralizados por los representantes de una ciudadanía que cree en los valores del Estado republicano conculcados tanto por el PAN como por el PRI. Nada pudieron hacer, aunque lo intentaron, con las arduas conquistas ciudadanas en materia de libertad de conciencia y de expresión.

Torpemente pretendieron convertir en logro y en convicción lo que era un fracaso notorio. La vida del PAN en el poder va a ser muy breve, pero va a dejar traumas sociales que sólo la ciudadanía organizada podrá enfrentar. Tiene la República guías capaces de hacernos retomar el rumbo desviado. Pensemos en Morelos, en Benito Juárez, en Madero, en Zapata, en Lázaro Cárdenas, en Francisco J. Mújica y en la centroderecha democrática y civilizada que representaban Gómez Morín y González Luna y que tanto hizo en su momento histórico para combatir al caciquismo y exigir el respeto a los derechos electorales.

El PAN y el PRI se han unido en la empresa de tratar de impedir, sin éxito, por cierto, que se presente a los ciudadanos un nuevo proyecto de nación. Sus esfuerzos han sido vanos, pues ese proyecto comienza a difundirse por todos los rumbos del país. Se trata de un programa sencillo y, a la vez, profundo, que tiene como base la defensa de los bienes de la nación, de los principios del Estado laico y de la planeación social que garantice una justa distribución del ingreso que, a la postre, redundará en beneficio de las clases populares y, por lo mismo, en una auténtica modernización de las instituciones políticas y sociales. Frente a la desaforada política privatizadora del neoliberalismo se levanta una tradición constitucional que debe respetarse en su esencia y actualizarse en sus formas de operación. Frente a la entrega sin condiciones al poder imperial, se propone retomar la coherencia de nuestra política exterior y salvaguardar la independencia y la soberanía de la República.

Andrés Manuel López Obrador ha hecho las propuestas que la ciudadanía analizará y hará suyas. La tarea es urgente, pues son muchas las amenazas panistas y priístas que se ciernen sobre el país. Sólo la ciudadanía sabrá enfrentarlas y oponerles un nuevo proyecto republicano.

Damos la bienvenida a Andrés Manuel López Obrador, precandidato a la Presidencia de una República que en esta ciudad fue restaurada.

Este es un principio de organización ciudadana sin amigotes y sin rígidas y corruptas estructuras corporativas. No hay en esta empresa ningún asomo de voluntarismo sino una firme voluntad de cambio, pues todos los que estamos aquí compartimos con usted la idea regeneracionista de un país más justo y de una política capaz de rescatar lo humano perdido.

* Director de La Jornada Semanal.
Discurso pronunciado ayer en la

ciudad de Querétaro, durante un

acto de la precampaña de Andrés

Manuel López Obrador

 
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