Usted está aquí: domingo 28 de agosto de 2005 Cultura Débil, la cadena para formar lectores en México, considera Juan Argüelles

Deben considerarse los diferentes tipos de lectores y su forma de llegar al libro, dice

Débil, la cadena para formar lectores en México, considera Juan Argüelles

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

La creación de nuevos lectores en México es una cadena formada por eslabones débiles, en donde nadie -Estado, familia, maestros- se responsabiliza demasiado del tema, afirma el escritor Juan Domingo Argüelles, autor de Historia de lecturas y lectores, en el que reúne una serie de entrevistas con lectores consumados como Elena Poniatowska, Carlos Monsiváis, Mónica Lavín o Felipe Garri- do, quienes hablan de cómo llegaron a la lectura.

Este libro completa la trilogía con la que el poeta analizó el tema de la lectura, los lectores y los libros que comenzó con ¿Qué leen los que no leen? y continuó con Leer es un camino, todos publicados por Paidós.

No se pueden medir los efectos de los programas de lectura oficiales, señala Argüelles, ya que para ello es necesario recurrir a las estadísticas. "Cuando vamos a esas cifras a lo único que se puede llegar es a una gran angustia y ansiedad por probar que se invirtieron tantos recursos para tal programa, que se consiguieron tantos lectores.

"Pero el problema no es el número de lectores que se puedan conseguir sino saber qué efecto produjeron esos libros en esas personas y qué tanto modificaron su existencia a partir de un libro o de cinco y no necesariamente vivir en la angustia de que la gente tiene que leer 25 libros al año para considerar que un programa es exitoso. En este sentido ningún programa de apoyo a la lectura debe plantearse de manera sexenal."

Uno de los grandes errores de esos programas es que no se toma en cuenta que no todos los lectores son iguales, y que no todo el mundo llega a la lectura por la misma vía. A veces uno se convierte en lector por un azar afortunado. Se insiste, por el contrario, en que se puede conseguir que los no-lectores se vuelvan lectores, añade el editor .

"Muchas veces se estereotipa el concepto de lector, pero creo que no hay un lector, hay muchos lectores y esto me lleva a la certeza de que todos estos conceptos didácticos y pedagógicos muchas veces firmemente ortodoxos sobre cómo conseguir lectores han fracasado precisamente porque no toman en cuenta los intereses de los lectores".

La lectura, limitada por cánones

La idea de que los lectores son quienes leen sólo el canon literario se encuentra enraizada en la población y en los responsables de promover la lectura, sin embargo la mayoría de la población sí lee, aunque se trate de revistas, cómics, historietas o libros semanales.

"Cuando se habla de estadísticas de lectura están situadas en el canon cultura, es decir, no toman en cuenta al que lee historietas, al que lee subliteratura o infraliteratura, como lo quieran denominar, y muchas veces se desdeña con el simple concepto de literatura basura o chatarra. Esos no están en la estadística.

"Existe un error de principio al considerar nada más lectores a aquellos que están dentro de un canon de la cultura prestigiada, pero también sospecho que cuando se hacen programas de lectura en realidad están destinados a quienes ya leen ese canon. ¿Por qué no hay mayor aumento de lectores para el canon? Porque obviamente a quienes le estamos diciendo que lean ya leen y no necesi- tan que les digamos que leer es bueno o provechoso."

Para Argüelles a la lectura sólo puede llegar por la necesidad. "Nadie que no tenga necesidad de leer va a leer, es decir, cuando plantea uno esto parecería que se está diciendo un fatalismo y que obviamente la gente da por sentado que los lectores siempre serán pocos. No lo creo así porque cuando la gente lee algo por necesidad, se identifica con esas lecturas".

Lo que ha fallado, subraya, es que hemos desdeñado esa capacidad de los lectores creyendo que sólo hay una forma de acercarlos a la lectura en donde las condiciones favorables sería la lectura canónica. Queremos que pasen de las historietas o de las historias de cama, que les llaman, a leer El Quijote, eso es imposible, no podemos plantear eso.

"No es que vayamos a bajar El Quijote al nivel de las historietas, pero se trata de tener al menos un punto intermedio para iniciar a esos lectores. Todos hemos comenzado en un nivel elemental y es como se aprende a hablar, caminar y todos los oficios, no creo de verdad que un lector que esté fuera del canon sea condenado a permanecer fuera de él".

 
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