Usted está aquí: domingo 28 de agosto de 2005 Opinión ¿LA FIESTA EN PAZ?

¿LA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

Agosto sombrío

TIEMPOS HUBO EN que el espectáculo taurino solía ensombrecerse, y no por el mediocre desempeño de empresarios alelados, sino por el comportamiento de los toros. La bravura en los astados aún era un valor y el pundonor entre los racionales vestidos de luces una virtud altamente cotizada.

HOY, CON UN triunfalismo emergente y una pueblerina concesión de orejas que ha terminado por abaratar el mérito de lo que haga un torero, por lo menos en la que se decía la plaza más importante del continente americano, es recordar tiempos en que agosto fue marco a la determinación de hombres de luces y bestias de casta.

EN FECHA NADA sombría, el sábado 10 de agosto de 1889, a las tres de la tarde, fue inaugurada la plaza de toros del Bosque de Bolonia, en la mismísima ciudad de París, con toros del duque de Veragua y Francisco Arjona Cúchares, encabezando el cartel. Por cierto, el director de la banda de música era el belga Adolphe Sax, inventor del saxofón en 1844.

EL PRIMERO DE agosto de 1900 falleció en su Córdoba natal el célebre diestro Rafael Molina Lagartijo, a los 59 años de edad, luego de que durante casi dos décadas protagonizara una de las rivalidades más apasionantes de que se tenga memoria en los anales de la tauromaquia con el granadino Salvador Sánchez Frascuelo.

DE ESE MES el 3, pero de 1930, se presentó como novillero en la plaza de Madrid el espectacular diestro tapatío José González Carnicerito, de México, quien 17 años más tarde encontró la muerte en el coso de Villa Viciosa, Portugal, luego de haberse convertido en ídolo de varios públicos nacionales y europeos, incluido el de Barcelona.

EL DIA 6, de 1933, tomó su primera alternativa el genial Lorenzo Garza en la plaza de Santander, y exactamente un año más tarde, en esa misma fecha, en la plaza de la Coruña, al descabellar, el estoque saltó y fue a clavarse en el pecho de un espectador, que murió casi instantáneamente. Cosas de la raya, más que del rayo.

UN 9 DE agosto de 1922 vio la luz primera en Antofagasta, Chile, la que luego se naturalizaría peruana Conchita Cintrón, bautizada en México como La diosa rubia del toreo, y que en la España franquista viera frustrada su carrera de rejoneadora al impedirle actuar profesionalmente el vaticanismo político en turno.

EL DIA 11 de ese mes, en 1916, nació en Aguascalientes el Poeta del toreo Alfonso Ramírez Calesero, y exactamente 18 años después, en 1934, sufriría mortal cogida en la plaza de Manzanares, España, el legendario y poetizado Ignacio Sánchez Mejías. El 16 de agosto de 1996 fallecieron en un hospital de California, el diestro Manolo Martínez y en la ciudad de México el ganadero Paco Madrazo.

EN 1946, EL 18, cayó mortalmente herido en la plaza de San Roque, Cádiz, el prometedor mexicano Eduardo Liceaga, en la que era su tarde de despedida como novillero, pues al siguiente domingo tomaría la alternativa en Sevilla de manos de Carlos Arruza.

EL 28, EN la desde entonces manoletizada Linares, provincia de Jaén, el pitón derecho de Islero, de Miura, lanzaría a la inmortalidad al esforzado, pundonoroso y utilizado por todos, Manuel Rodríguez Sánchez, y seis años más tarde, en ese mismo coso, se haría matador de toros Miguel Ortas, avecindado en México hace medio siglo.

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