Usted está aquí: martes 6 de septiembre de 2005 Economist Intelligence Unit Los petrohólicos y el alza de precios del crudo

Los petrohólicos y el alza de precios del crudo

Las cotizaciones podrían subir, a menos que los grandes glotones del energético refrenen su sed

El alza de los precios del petróleo aleja a la economía mundial de tasas de interés más elevadas. Desde este punto de vista son saludables, una manera de ayudar a prevenir el sobrecalentamiento económico global

Economist Intelligence Unit /The Economist

Ampliar la imagen T�icos bajan de un tanque en la refiner�de Jebel Ali, a unos 30 kil�ros de Dubai, en los Emiratos Arabes Unidos. El FMI predice que en cinco a�las econom� emergentes representar�casi tres cuartas partes del incremento de la demanda mundial petrolera FOTO Ap Foto: Ap

Los precios del petróleo afectan los costos de casi todo. No sólo contribuyen a determinar el importe de ir en auto al trabajo o volar en vacaciones, sino también el costo de los muebles, alimentos y cualquier cosa que tenga que transportarse de las fábricas a los pisos de venta. Las tres recientes rescisiones globales fueron disparadas por un ascenso en los precios del crudo. En consecuencia, debería ser motivo de alarma que los precios del petróleo se hayan más que triplicado desde finales de 2001. Hasta ahora, sin embargo, la economía mundial se ha sostenido notablemente bien: el crecimiento del PIB global es fuerte y la inflación permanece en un bajo nivel. ¿Cuánto más puede durar esta situación?

Los optimistas señalan un sinnúmero de razones para explicar por qué "este tiempo es diferente" y por qué los altos precios del petróleo no dispararán una crisis global. Por ejemplo, aseguran que en términos reales, ajustados por los precios de consumo, el petróleo es todavía barato. Muchos empresarios dicen que eso es una necedad: en relación con el costo de producción, los precios reales del crudo están cerca de un aumento sin precedentes. En todo caso, la idea de que el ascenso en los precios del petróleo no tiene un impacto económico hasta que igualan la marca más alta anterior, es ridícula en términos reales.

Sale el barril

La principal razón de por qué hasta ahora los altos precios de petróleo no han desbaratado la economía mundial es que el dinero barato ha sustentado los dispendios y las burbujas de construcción de vivienda en muchos países, principalmente de América, que han compensado el impacto de un petróleo más caro. En los últimos dos años, el crecimiento de las principales maquinarias del mundo, Estados Unidos y China (también los más grandes consumidores de petróleo), ha sido propulsado por relajadas condiciones monetarias. En realidad, los altos precios de petróleo pueden ser vistos en forma parcial como consecuencia de las bajas tasas de interés. Los dos más importantes precios de la economía mundial son el del dinero y el del petróleo, y ambos están vinculados. Si las tasas de interés de los bonos gubernamentales y las inversiones a corto plazo son anormalmente bajas, entonces, al tiempo que la demanda global se incrementa en respuesta, los precios del petróleo deben subir, en especial si la capacidad de producción se encuentra restringida, como en la actualidad.

Así, referirse a la reciente alza de los precios de petróleo como un shock es un error. El mercado simplemente responde a una demanda más enérgica de crudo ocasionada por una fuerte economía mundial.

El año pasado los incrementos globales del PIB y del consumo de crudo fueron los mayores en casi 30 años. El aumento de precios puede ser leído incluso como una señal de que el crecimiento económico global ha sido más rápido que lo que la capacidad de producción existente puede aguantar. En condiciones normales, los rendimientos de los bonos desempeñarían ese papel. Pero el mercado accionario se ha comportado en forma muy extraña y las rentabilidades cayeron durante el año pasado.

Además, el alza de los precios del petróleo aleja a la economía mundial de tasas de interés más elevadas. Desde este punto de vista, los altos precios del petróleo son saludables, una manera de ayudar a prevenir el sobrecalentamiento de la economía mundial. Una solución más eficiente sería estrechar las condiciones monetarias globales. Pero una restricción monetaria corre el riesgo de revertir el auge de los créditos para vivienda y otros fines, lo cual sumiría en la recesión a las economías.

Por otra parte, aunque el aumento de los precios del crudo es una respuesta natural del mercado a la creciente demanda, puede tener consecuencias aterradoras para las economías de crecimiento más lento, como las europeas. En efecto, el incremento excesivo de la demanda en EU y China impone un esfuerzo a otros países al presionar para que los precios del petróleo sean más altos de lo que serían en otras circunstancias. Más serio aún es que, ante la poca capacidad excedente de la industria petrolera, ese rápido crecimiento en el consumo hace que el mercado sea vulnerable a una interrupción del suministro como las que originaron shocks petroleros anteriores.

Este efecto lo exacerba el hecho de que las economías que en la actualidad tienen el crecimiento más rápido tienden también a ser los usuarios menos eficientes de petróleo. Para producir un dólar de PIB, las economías emergentes usan más del doble de crudo que los países desarrollados. Muchas economías emergentes, China e India incluidas, subsidian el petróleo. Aislados de la realidad de los precios mundiales en aumento, los consumidores usan más combustible del que ocuparían si tuvieran que pagar el precio real del mercado. Esto, a su vez, sube todavía más los precios.

Tales presiones podrían aumentar. El FMI predice que en los próximos cinco años las economías emergentes representarán casi tres cuartas partes del incremento en la demanda mundial de petróleo. Desde 2000, China por sí sola representa un tercio del crecimiento en la demanda global de petróleo. Pese a que el consumo por persona en China representa todavía una quinceava parte del de una persona en Estados Unidos, es inevitable que sus demandas energéticas se incrementen en los años venideros si sus ingresos también se elevan. Pero el consumo de China se ha inflado porque a los precios domésticos de la gasolina no se les ha permitido crecer tan rápido como a los del crudo. Es tiempo de que los gobiernos erradiquen el control de precios y los subsidios para permitir que las señales de los precios del mercado lleguen a los consumidores.

Es fácil señalar con dedo acusador a la demanda creciente de petróleo de China (la cual, de hecho, se ha detenido este año), pero Estados Unidos se mantiene como el consumidor más importante, al usar un cuarto de la producción mundial del oro negro. Estados Unidos utiliza 50% más petróleo por cada dólar de PIB que la Unión Europea, en buena medida porque los consumidores pagan menos. Al alcanzar los precios de la gasolina 3 dólares el galón (0.79 centavos de dólar por litro) en algunas ciudades, los usuarios de vehículos han dejado oír su queja. Aun así, la gasolina sigue siendo barata en Estados Unidos, comparada con Gran Bretaña o Alemania, donde los precios están sobre 1.58 dólares por litro. La fuerte dependencia de Estados Unidos del petróleo no sólo deja a la economía más vulnerable bajo los efectos de una posible falta de suministro, sino también eleva los precios para el resto del mundo.

Hora de un remedio

La mejor solución a largo plazo -para Estados Unidos, así como para la economía mundial- sería fijar impuestos más altos a la gasolina en dicho país. Pero hay muy pocas probabilidades de que eso suceda.

EU, a diferencia de Europa, ha preferido regulaciones económicas a los energéticos, que impuestos a la gasolina. Pero aun en eso ha fallado de manera estrepitosa. Se ha cometido tanto abuso contra esas regulaciones, que la eficiencia de los vehículos ha bajado en menos de 20 años.

Hace unos días, el gobierno del presidente Bush anunció propuestas para cambiar la regulación en lo que se refiere a camiones y vehículos deportivos, pero fracasó en cerrar las lagunas en la normatividad que permiten a estos glotones de gasolina usar más de la que gastan los autos normales, concesión vergonzosa a los fabricantes de autos.

Estados Unidos y China, a su particular manera, están ebrios de tanto consumo de combustible. Entre más difieran las acciones necesarias para poner remedio a su adicción, peores serán los dolores de cabeza. George Bush alguna vez aprendió dicha lección respecto del consumo de alcohol. Ya es hora de que aparte también a su país de su adicción al petróleo.

FUENTE: EIU

 
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