Usted está aquí: jueves 8 de septiembre de 2005 Espectáculos Con rock de avanzada, sorprendió Moby en el Palacio de los Deportes

Soy un gringo ignorante de Nueva York, se calificó ante 20 mil espectadores

Con rock de avanzada, sorprendió Moby en el Palacio de los Deportes

Quiero disculparme porque el presidente Bush es muy malo y estúpido, remató

JUAN JOSE OLIVARES

Ampliar la imagen Moby complet� ciclo de manera impecable FOTO Reuters Foto: Reuters

"Soy un gringo ignorante de Nueva York que sólo puede hablar poco español", se calificó un encantador y energético Richard Melville, conocido como Moby, músico de manufactura inclasificable, que sorprendió anoche con un espectáculo de rock de avanzada, ecléctico y bien interpretado, a un monstruo formado por más de 20 mil personas en el Palacio de los Deportes.

Parece que Moby completó su ciclo al ejecutar de manera impecable y con una extraordinaria banda las canciones que lo han colocado en el mainstream y en pocos años como un artista de culto politizado, que igual puede ser entendido por un circuito de melómanos que por una masa emancipada, presa de cadenas de televisión como MTV.

Divertido, honesto, entregado, son los calificativos que muchos dieron al artista al final del concierto, abierto por la banda mexicana Belanova, que con todo y sus limitaciones acústicas hizo su lucha por agradar.

El retraso de la salida de Moby al escenario se pasó por alto, por sus comentarios ácidos y por la calidad de sus rolas, que incitaron a la gente a bailar, brincar y gritar a todo lo alto en un raro spanglish.

Con su guitarra colgada y su voz cavernosa, abrió con Weakness y Find my baby, acompañado por la guitarra del mexicano-neoyorquino Guillermo Martínez ("es de Nueva York, pero sus papás de México, entonces es de México también", dijo Moby). Continuaba Raining again, Natural blues, In my Herat y Go, y los potentes sonidos de la batería y gritos de su londinense vocalista se mezclaban con las tumbadoras y bongos que suele tocar, sin duda por esa influencia de los salseros puertorriqueños avencindados en la Gran Manzana. La música de Moby es un crisol indefinido de sus influencias y la muestra clara de una sonoridad que proviene de lo acústico, toma forma con lo electrónico y se expresa con lo convencional de lo eléctrico. El compone con su lira, lo transfiere a los softwares y lo revienta con la guitarra eléctrica.

Tocó luego Beautiful, un solo "muy guapo", y South side, que originalmente canta Gwen Stefani, de No Doubt, que con la voz de su cantante poco hizo extrañar a la rubia californiana. Le siguieron Where you end, Porcelain, In this world, coreadas por todos. Why does my heart feel so bad? otro éxito que llenó de nostalgia el recinto y que tuvo que ver con un momento de soledad y tristeza en la vida del artista. La alegría y esperanza vinieron, después con el arreglo de We are all made of stars, para reivindicar a la raza humana y decir que todos somos fragmentos de un universo que se expande, y que vamos a lo mismo.

Slipping away, en la que "Guillermo tocará la armómica, ¿así se dice, no?", un rico blues, para dar paso a Honey, y otro hit, Bodyrock, que devino catarsis colectiva en baile. Cerró con Lift me up, y ofreció un encore no sin antes darle otra repasada a su mandatario: "quiero disculparme por todos los estadunidenes porque el presidente Bush es muy malo y estúpido".

 
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