Usted está aquí: viernes 9 de septiembre de 2005 Capital Sobreviviente de los sismos de 1985 enfrenta discriminación

Reunión con la prensa en el Hospital Infantil de México

Sobreviviente de los sismos de 1985 enfrenta discriminación

ANGELES CRUZ MARTINEZ

Ampliar la imagen Jos�lberto Mart�z, Araceli Santamar�Juana Jazm�Arias Aguilera y V�or Hugo Hern�ez, sobrevivientes de los sismos del 85 que fueron rescatados del Hospital Ju�z FOTO Jes�llaseca Foto: Jes�llaseca

Víctor Hugo perdió las dos piernas a los dos días de nacido y desde el año de edad utiliza prótesis para caminar. Tiene amigos, juega futbol, le gusta bailar, hace de todo. No había tenido ningún problema en la escuela ni para conseguir trabajo, hasta que en el más reciente fue discriminado. El líder de ventas de Bon Ice, Aldo Carrillo, le negó el empleo en el que ya llevaba seis meses, a causa de "su problema".

Sin embargo, no se desanima. A sus 20 años de edad está entusiasmado con estudiar ingeniería en computación y abrir un café Internet. Víctor Hugo cree que "por algo estoy aquí, así que tengo que superarme y ayudar a otras personas". Este joven fue uno de los recién nacidos rescatados de entre los escombros que dejó el sismo del 19 de septiembre de 1985 de la torre de 12 pisos del Hospital Juárez.

Igual que otros 12 muchachos que fueron atendidos en el Hospital Infantil de México Federico Gómez, Víctor Hugo tiene el apoyo del fideicomiso creado por organizaciones civiles para apoyarlos en los aspectos de educación, salud y alimentación hasta que cumplan 30 años de edad.

Luego del derrumbe del Hospital Juárez y el área de ginecobstetricia del Hospital General de México, se logró el rescate de varios neonatos, 16 de los cuales llegaron al Infantil de México. De ellos dos fallecieron a los pocos días y uno se fue a vivir a Nueva York. El resto continúa bajo seguimiento de los médicos, aun cuando algunos han dejado de estudiar y dos ya han formado sus propias familias.

La historia de Víctor Hugo destaca porque, a pesar de la dificultad motora que tiene, su comportamiento es como el de cualquier joven de su edad, ajeno, además, al temor o pánico que aparece entre los adultos cuando ocurre algún movimiento tectónico.

"Yo no siento nada -dice-, es más, ni siquiera siento el movimiento, aunque sí veo cómo todo va de un lado a otro. No sé por qué es eso, pero tampoco me preocupa ni me da miedo."

Su mamá, Cristina Castañeda, recordó ayer, una vez más, aquellos días en que estuvo buscando a su hijo durante tres días y de cómo ella se salvó porque había sido dada de alta apenas un día antes del temblor. Se suponía que le entregarían a su bebé el 19 de septiembre a las 8 de la mañana, quien se había quedado internado a causa del color amarillo que presentaba en la piel.

Ahora, Víctor Hugo ha decidido ingresar al bachillerato. Terminó la secundaria y no quiso continuar porque "me dio flojera". Se dedicó a jugar futbol una temporada y luego lo tuvo que dejar por una lesión en el hombro y algunos problemas en su pie.

Trabajó en diferentes lugares, hasta que llegó a Bon Ice, donde inclusive entró muy fácilmente, dijo, pero a partir de la mala experiencia que tuvo con el líder de ventas, "ahora quiero terminar de estudiar". Se inscribió en el Colegio de Bachilleres, pero "no he podido ir por la huelga".

Víctor Hugo tiene la intención de graduarse como ingeniero en computación y abrir un café internet, en uno de los cuales trabaja en la actualidad. "Ahí he aprendido algo", comenta con entusiasmo.

Ayer, las autoridades del Hospital Infantil de México convocaron a los jóvenes sobrevivientes del sismo de 1985, para que platicaran con la prensa. Llegaron, además de Víctor Hugo, Araceli, Juana Jazmín, José Alberto y Claudia. Dicen que sólo se encuentran cuando van al hospital, cada año a las revisiones médicas que les practican y en la fecha que les festejan sus cumpleaños y el aniversario de los sismos.

Dina Villanueva, coordinadora del programa y el fideicomiso de apoyo a los niños sobrevivientes del sismo, explicó que entre los principales objetivos de la atención que se les proporciona están darles seguridad, elevar su autoestima y evitarles al máximo el riesgo de problemas o alteraciones sicológicas.

 
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