Usted está aquí: viernes 9 de septiembre de 2005 Opinión ECONOMIA MORAL

ECONOMIA MORAL

Julio Boltvinik

Hacia un nuevo concepto de desarrollo

México vive proceso de antidesarrollo, documenta el PNUD

La economía moral es convocada a existir como resistencia a la economía del "libre mercado": el alza del precio del pan puede equilibrar la oferta y la demanda de pan, pero no resuelve el hambre de la gente

SI TUVIESEMOS perfectamente claro qué es el desarrollo y cuáles son sus factores determinantes, sabríamos qué tendríamos que hacer para impulsarlo. Paul Baran analizó la experiencia del desarrollo de Japón y concluyó que lo que explica su rápido desarrollo, a pesar de su arribo tardío al capitalismo, es el hecho de que nunca fue colonia, siempre fue independiente, autodeterminado. La experiencia reciente muestra que los países exitosos son los que han definido de manera autónoma su agenda de desarrollo. Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía 2001, ha hecho notar que los casos más exitosos de desarrollo reciente son Corea y Taiwán, que no crecieron abriéndose a las compañías trasnacionales, sino crecieron creando empresas propias. Subraya Stiglitz que la distinción clave es que "los países que han tenido mayor éxito en la globalización determinaron su propio ritmo de cambio; cada uno se aseguró de que los beneficios del crecimiento fueran distribuidos equitativamente y rechazó las presunciones básicas del Consenso de Washington, que postulaban un rol mínimo para los gobiernos y procesos de privatización y liberalización".1

LECCIONES CONTUNDENTES: la autodeterminación (que supone la desobediencia al poder externo) es condición necesaria del desarrollo. No es extraño que ocurra lo mismo a nivel individual. La atrofia del desarrollo que se produce en los niños abrumados por padres sobreprotectores es brutal: adultos que siguen siendo niños toda la vida, seres que no se desarrollan. La autodeterminación es el primer elemento para un concepto sólido de desarrollo.

LAS PERSONAS Y los pueblos aprenden a hacer lo que tienen que hacer. Maslow sostiene que hay una tendencia innata en los individuos a crecer; y Maccoby, alumno de Fromm, señala que los niños luchan por desarrollar sus habilidades. Fernando Hiriart, notable ingeniero mexicano recientemente fallecido, contaba al comienzo de la década de los setentas cómo enfrentó el país la construcción de la nueva infraestructura hidráulica en los años treintas: un pequeño grupo de ingenieros, con pocos libros sobre la mesa, sin experiencia previa ni asesoría externa, acometió la tarea de diseñar y calcular las nuevas represas. Tenemos aquí un segundo elemento para un concepto sólido de desarrollo: la necesidad.

ESTA ANECDOTA SE sitúa en un momento en que nacía en México un proyecto de autodeterminación nacional, que duró medio siglo y transformó radicalmente al país. Durante la vida de este proyecto de autodeterminación nacional usamos las posibilidades existentes de financiamiento externo, pero, sobre todo entre 1930 y 1970, financiamos el desarrollo básicamente con recursos propios. La inversión extranjera se reglamentó y limitó. El modelo económico con el cual se instrumentó este proyecto de nación fue el de industrialización sustitutiva de importaciones (ISI), que fue muy exitoso, pero entró en crisis en los setentas. La mayor parte de los países de América Latina confundieron el modelo con el proyecto de nación y, cuando abandonaron finalmente el modelo de ISI, abandonaron también el proyecto de autodeterminación nacional que fue sustituido por lo que podemos llamar la subordinación global. Arrojaron al bebé con el agua sucia de la bañera.

LA SUBORDINACION GLOBAL parte de premisas opuestas a las de la autodeterminación. Si ésta parte de la fe en nuestras propias potencialidades (podemos lograr solos el desarrollo si nos lo proponemos), aquélla supone que dependemos totalmente del capital y la tecnología provenientes del exterior. Por tanto, en vez de limitar la inversión extranjera, debemos invocarla mediante toda clase de rituales y evitar todo lo que la moleste. Mientras la autodeterminación, por tanto, conduce a una actitud científica que busca el dominio de las condiciones que harán posible la realización de las potencialidades, la subordinación global conduce al pensamiento escolástico y al mágico-religioso, que supone que la verdad es revelada y ha sido sintetizada en la nueva Biblia: el Consenso de Washington.

EN LA SUBORDINACION global en la que vivimos de lo que se trata es de aceptar las reglas dictadas por los que "saben y pueden", cumplirlas fielmente y preparar nuestros recursos humanos para hacer lo que en la nueva división internacional del trabajo nos toca: operar lo que ha sido desarrollado y diseñado en el exterior. La división internacional del trabajo ya no es entre producción primaria vs. producción industrial, sino entre desarrollo-diseño vs. operación. Ahora buena parte de la producción de bienes industriales se lleva a cabo físicamente en los países débiles. Las computadoras se desarrollan y diseñan en Estados Unidos, pero se "producen" en China o Guadalajara. Los libros se escriben en el primer mundo, pero se imprimen en el tercero. Los del primer mundo llevan a cabo las labores creativas, nosotros las repetitivas.

EL PERSONAL QUE va operar estas fábricas de movimientos repetitivos normados desde afuera no requiere una educación que desarrolle las capacidades de pensamiento independiente y crítico. No necesitamos personal que desarrolle tecnología o asimile y adapte la disponible. La subordinación global es pobreza de espíritu para todos y, para la mayoría, es también pobreza material.

CON LO ANTERIOR se reúnen los elementos para intentar una definición del desarrollo centrada en los conceptos de necesidades y capacidades (en el sentido lato del término capacidades y no en el que le ha dado Amartya Sen), la unidad de las cuales Marx denominó fuerzas esenciales humanas. Ambas (mutuamente condicionadas) determinan al individuo concreto activo. Como ser activo, el ser humano sólo puede satisfacer sus necesidades mediante el desarrollo de ciertas capacidades. Partiendo de esta idea de Marx, he desarrollado un nuevo enfoque que define como elemento constitutivo del florecimiento humano el desarrollo de las fuerzas esenciales humanas. Según esta visión, el individuo no es individuo humano sino en la medida que se apropia de las capacidades, formas de conducta e ideas creadas por las generaciones precedentes y las asimila a su actividad. La persona rica es la que necesita mucho (cualitativa y cuantitativamente) y ha desarrollado sus capacidades en profundidad y en extensión (se ha apropiado ampliamente de las capacidades generadas por las generaciones precedentes).

EL FLORECIMIENTO HUMANO lo concibe Marx, según la genial interpretación de Giörgy Markus2, como la realización de la esencia humana en la existencia individual concreta, es decir, la medida en la cual el individuo se despliega libremente, multilateralmente. Este despliegue se expresa en el desarrollo y ampliación de sus necesidades y capacidades que tienden a la universalidad. Su conciencia y su socialidad tienden también a la universalidad. Sin embargo, durante el largo periodo de la alienación, de la prevalencia de la división social espontánea del trabajo, puede coexistir la creciente universalidad del "ser humano" visto como especie, es decir, la multilateralidad social, con la creciente unilateralidad de los individuos. Markus considera necesario, por lo anterior, realizar la evaluación tanto a nivel societal como individual. He adoptado esta postura de Markus y, por tanto, he subdividido el eje conceptual de florecimiento humano en estos dos niveles. He denominado progreso social al primero y desarrollo de las fuerzas esenciales humanas al segundo. El progreso social lo concibe Markus como la constitución de los presupuestos de un desarrollo irreprimido y rápido de las fuerzas esenciales humanas.

PODEMOS PENSAR QUE la definición de desarrollo económico es un subconjunto de aquélla. Si progreso social es la constitución de los presupuestos (o condiciones) del desarrollo irreprimido y rápido de las fuerzas esenciales humanas (necesidades y capacidades), el desarrollo económico lo podemos identificar como la creación de los presupuestos del desarrollo irreprimido y rápido de las capacidades productivas. Entre éstas son centrales las capacidades para generar, adaptar y asimilar tecnologías (incluyendo las avanzadas) y para crear y gestionar empresas propias que operen esas tecnologías, las llamadas capacidades empresariales. Aunadas a ambas van las capacidades científicas e intelectuales. Cuando una empresa extranjera ensambla (o fabrica) un producto, incluso si es tecnológicamente avanzado, digamos una computadora, ello no necesariamente conlleva el desarrollo de algunas o todas las capacidades mencionadas. Si la empresa es ciento por ciento extranjera, no hay desarrollo empresarial mexicano. Si la tecnología del producto y del proceso ha sido diseñada en otro país y se instala la fábrica sin participación de la ingeniería nacional no hay desarrollo de capacidades tecnológicas, aunque si la empresa es operada por técnicos y administradores nacionales puede haber aprendizaje industrial y administrativo, desarrollándose algunas capacidades menores. Parte de la inversión extranjera ha consistido en la compra de empresas nacionales prexistentes (banca, empresas comerciales, ferrocarriles), lo que conlleva un desmantelamiento de las capacidades empresariales nacionales. Se atrofian muchas capacidades nacionales.

EN LOS AÑOS del desarrollo autodeterminado la aspiración era que las empresas fuesen nacionales (o una asociación con extranjeros) y que el proceso de producción y desarrollo tecnológico estuviese cada vez más integrado en el país. En esas condiciones, en empresas tanto públicas como privadas -aunque en mayor grado en las primeras, que incluso crearon sus propios institutos de investigación- se desarrollaban todas las capacidades enumeradas. Si bien una evaluación completa requeriría investigación especial, la conclusión parece inevitable: la subordinación global atrofia algunas capacidades y genera mucho menos que la autodeterminación. El desarrollo económico logrado, inclusive si hay crecimiento económico, es negativo. Es el antidesarrollo. Revertirlo requiere recuperar la autodeterminación y recuperar también la necesidad de ser autodeterminados.

AUNQUE REDACTADO A partir de un paradigma distinto, el de desarrollo humano, que pudo haber sido un paradigma nuevo, pero que ha acabado muy cerca del enfoque convencional de la economía ortodoxa, el Informe sobre el desarrollo humano 2005 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que compara Vietnam con México, muestra que incluso con la autodeterminación genera mejores resultados aun con indicadores convencionales. El PNUD señala los siguientes "motivos del fracaso de México en desarrollo humano" (antítesis de los que explican el éxito de Vietnam): 1. nivel alto de desigualdad inicial; 2. rápida liberalización; 3. débil política industrial; y 4. desequilibrios de poder en los mercados laborales. El texto que explica el punto 3 es muy ilustrativo de los argumentosque de esta entrega, y muestra cierta cercanía del PNUD con dichos planteamientos:

"Los datos sobre las exportaciones que apuntan a un auge tecnológico son engañosos. Alrededor de la mitad de las exportaciones de México se originan en la zona de las maquiladoras, donde la producción consiste principalmente en el simple ensamblado y rexportación de componentes importados. La actividad exportadora se asocia con muy poco valor agregado y mínima transferencia tecnológica y habilidades."

1 Joseph E. Stiglitz, "Globalism's Discontents" The American Prospect, vol. 13, N° 1, enero del 2002, traducido en Perfil. La Jornada, 19 de enero de 2002. En las citas he preferido mi propia traducción.

2 Giörgy Markus, Marxismo y antropología. Ediciones Grijalbo, Barcelona, 1973; México, 1985.

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