Usted está aquí: martes 13 de septiembre de 2005 Espectáculos El deseo muestra los efectos del egoísmo, dice Víctor Hugo Rascón

La puesta en escena cumpliò 100 representaciones en El Círculo Teatral

El deseo muestra los efectos del egoísmo, dice Víctor Hugo Rascón

Carlos Monsiváis develó la placa alusiva, junto con Beatriz Sheridan e Ignacio López Tarso

ARTURO CRUZ BARCENAS

Ampliar la imagen Ofelia Medina, protagonista de la obra FOTO Mar�Luisa Severiano Foto: Mar�Luisa Severiano

El deseo, de Víctor Hugo Rascón Banda, dirigida por Max Ferrá y actuada por Ofelia Medina y Víctor Carpinteiro, llegó a cien representaciones y estará dos semanas más en el foro El Círculo Teatral, de la colonia Condesa, "pero ya tenemos contratadas 60 funciones más en diversos sitios", informó el autor.

La puesta en escena aborda la relación tensa y sensual, pero egoísta, de la estadunidense Susan (Medina), quien mantiene un romance con el colombiano Víctor (Carpinteiro), quien marcará sus diferencias sociales y culturales respecto de ella.

Susan es una académica que considera que "la familia y el sol, mientras más lejos, mejor", y rechazaría la súplica de Víctor de llevar a sus padres y hermanos a "la tierra de las oportunidades", para así dejar atrás un medio hostil, donde la guerrilla y el ejército de su país crean un ambiente de inseguridad, narcotráfico, muerte y zozobra constante.

Las diferencias son culturales y de edad (ella es mayor), "el amor se enfrenta a todo, pero al amor a veces lo destruye el egoísmo o la incapacidad de dejar en libertad al otro y no darle su espacio vital. Empieza con la pasión y el deseo, que consume a cualquier pareja, pero luego debe convertirse en amor", explicó.

El escenario del foro rompe el esquema del formato italiano y plantea el teatro circular (como el del Polyfórum Siqueiros). La percepción es panóptica y los espectadores pueden disfrutar de la obra en dos niveles: una sección a ras del escenario y otra arriba, en una especie de tapanco.

Susan baja los calzones a Víctor, en una escena de sexo y erotismo, en la que se manifiesta el fuego latino sexual de Víctor, que enciende los deseos de Susan. "El amor tiene que cultivarse, pero aquí quién sabe si haya llegado el amor y sólo se quedó en el deseo y en la pasión", dijo el dramaturgo.

-¿Se va la intensidad? ¿Esa es la idea?

-No... aquí, pienso... uno escribe con el inconsciente; uno no sabe lo que escribe. Ya cuando veo la obra representada digo: ¡ah, caray!, parece pesimismo, pero no, quiero una obra terrible que muestre los efectos del egoísmo que mata la pasión o el deseo. El amor debe de existir a pesar de la edad, a pesar de que uno de los personajes pertenece al primer mundo y el otro al Tercero, a pesar de las diferencias sociales.

"Lo que aquí realmente mata el amor, la pasión, es el egoísmo y el deseo de poseer, el deseo de ser dominador y de tener un dominado", añadió.

Varias ideas se plantean en tiempos imperfectos, con los ¿qué hubiera pasado si...? Tales son los juegos verbales de Rascón Banda. Hay niveles de análisis en torno del amor. "Creo que ese 14 de febrero, el Día de San Valentín, inventado en Estados Unidos, no debe permear las relaciones sentimentales. El amor es una entrega total, y no debe haber egoísmo, nada que destruya. El amor debe suscitarse cada momento con un gesto, un silencio, un toque de manos, detalles mínimos, que son los que lo sostienen.

"Quisiera que el público no se deprimiera. Al final hay una tragedia: Susan acaba en un paroxismo, en una depresión profunda, sin Víctor, quien ha llevado el tiempo del amor perdido a los tribunales. Se trata de seguir creyendo que el amor es posible en un mundo tan difícil como el actual. Quizá el deseo nos mueve en la noche a conquistar una pareja, pero el verdadero amor es el que mueve a la humanidad. El deseo es una acto más animal que humano", precisó.

La idea de El deseo "surgió de una frase de Santa Bárbara cuando apareció una mujer que venía de un hospital siquiátrico, una maestra, de la que se dijo que la destruyó un joven colombiano que se llevó de Cartagena. Me dije: aquí hay una obra de teatro. Imaginé cómo se encontraron, cómo se amaron y cómo se destruyó el amor; enfrenté a esas dos personas tan diferentes. Luego, la cineasta Marcela Fernández Violante leyó la historia y dijo que es la de una amiga suya. Carlos Monsiváis -quien develó la placa de las cien representaciones junto con Beatriz Sheridan e Ignacio López Tarso- me expresó: 'Conozco a los protagonistas'.

"Esa es la realidad en la que se escuda el creador; esto es, ante todo, una obra de teatro."

-¿Es un amor apache?

-Bueno, el amor apache yo lo trato en una obra que se llama Los apaches, que escribí, también en el hospital, al mismo tiempo que El deseo, y en la que también hay amor, muerte y destrucción de la nación apache de parte de los chihuahuenses, pero hay varias historias de amor. La estrenaré a fin de año.

"En El deseo, el hombre que emigra a EU no es machista, sino débil; llega sin documentos, sin hablar inglés, sin estudios. Sólo sabe manejar el coche y regar el jardín -lava el auto de Susan en tanga-, y maneja el sexo. Susan es la fuerte y la que destruye la relación."

-¿El clímax, para usted?

-Cuando se perdió la relación y están en un tribunal, y ella en el trámite de divorcio le pregunta: "¿Cuándo dejaste de amarme?", y él contesta: "El día que la migra se llevó a mis padres de tu casa". Ella se las echó. Es cuando ella dice "ésta es mi casa; no me casé con tu familia".

El deseo. Teatro El Círculo Teatral, Veracruz 107, Condesa. 5553-1383 y 5553-5039. Funciones viernes, 20:30; sábados, 19 y 21, y domingos, 18.

 
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