Usted está aquí: martes 20 de septiembre de 2005 Economist Intelligence Unit Katrina obstaculiza el comercio

Katrina obstaculiza el comercio

Preocupa el tiempo y costo del envío de bienes, por el daño a Nueva Orleáns

Economist Intelligence Unit /The Economist

Ampliar la imagen Varios meses pasar�para que la actividad econ�a se restablezca en las zonas afectadas por Katrina FOTO Reuters Foto: Reuters

El embate del huracán Katrina sobre el puerto de Nueva Orleáns repercute en toda América Latina, donde las compañías se apresuran a establecer nuevas rutas al norte para sus buques cargados de acero y ropa, mientras los importadores aguardan envíos retrasados de granos y fertilizantes estadunidenses.

El puerto de Luisiana es una de las entradas principales a Estados Unidos para el comercio con América Latina y el Caribe. Los funcionarios estiman que una quinta parte de las importaciones que pasan por allí cada año proceden de la región: café brasileño, autopartes hondureñas, cerveza mexicana, ropa interior de El Salvador... Cerca de 15% de las exportaciones que salen del puerto se dirigen a Latinoamérica.

Se trata de un negocio lucrativo que los funcionarios portuarios han cortejado con vehemencia y están impacientes por preservarlo mientras luchan por restaurar el tráfico comercial. En forma reciente, el puerto abrió una oficina en Brasil para atraer más comercio de la mayor economía de Sudamérica, y apoya pactos como el Tratado de Libre Comercio de Centroamérica para incrementar su volumen. "A eso le apostamos para el futuro", expresa Gary LaGrange, presidente del puerto de Nueva Orleáns.

LaGrange informó que podrían pasar un par de semanas antes de que las operaciones normales se reanuden. Sin embargo, algunos veteranos de la transportación marítima dijeron que tal vez sean meses. La interrupción repercute ya en algunas industrias que deben recibir suministros "justo a tiempo".

Lear Corp., con sede en Michigan, la cual produce guarniciones de automóviles en sus instalaciones en Honduras, envía por Nueva Orleáns la mayor parte de su producción a clientes de Estados Unidos. Como el puerto no puede todavía recibir carga, Lear desvía sus envíos a Miami y a algunos puertos de la costa este, según la portavoz de la compañía, Andrea Puchalsky. En un mensaje de e-mail, añadió que otras compañías se apresuraban a hacer lo mismo, lo que "ejercía presión sobre esos puertos" y despertaba preocupaciones sobre la posibilidad de mantener los suministros. "Hasta ahora hemos cubierto las necesidades de los clientes, pero cada día se pone más difícil", señaló.

Los productores latinoamericanos de café observan con ansiedad. Nueva Orleáns es uno de los cuatro puertos estadunidenses certificados para manejar el café que se negocia en la Bolsa de Café de Nueva York. Cerca de 1.6 millones de costales -27% del suministro actual de EU- se almacenan en instalaciones cercanas al puerto, dijo Joe DeRupo, portavoz de la Asociación Nacional de Café, y añadió que no estaba claro si se dañaron por las inundaciones de Katrina.

En el puerto de Coatzacoalcos, Veracruz, los funcionarios están preocupados por cómo mantener el flujo de otra bebida popular, la cerveza, hacia los clientes estadunidenses. Coatzacoalcos se vincula con Nueva Orleáns a través de un servicio de tren y ferry establecido el año pasado. Operado por C. G Railway Inc, el sistema permite a compañías como el grupo cervecero Modelo embarcar furgones hacia Nueva Orleáns, donde se descargan y se envían rápidamente por ferrocarril a su destino.

El servicio de tren y ferry requiere de una infraestructura especial, que no se puede instalar con rapidez en otros puertos, explicó Gilberto Ríos, director general del puerto mexicano. Informó que clientes como el grupo Modelo, así como exportadores de productos petroquímicos y metalúrgicos, se habían visto forzados a enviar sus productos por ferrocarril a Estados Unidos, lo cual aumenta el tiempo y los costos del proceso.

Este problema crea confusión a varias compañías, algunas de las cuales pueden pasar un mal rato al trasladar los costos adicionales a su clientela. Rick Dougherty, vicepresidente de Cargill Ferrous International, con sede en Minnesota, dedicada al comercio de acero, dijo que su compañía evalúa qué hacer con una nave cargada con 70 mil toneladas de lingotes de hierro brasileño, anclada en el Golfo de México, frente al puerto de Nueva Orleáns. El puerto es un destino popular para el acero importado y otros metales, los cuales pueden moverse con facilidad y de manera barata en lanchas a remolque por el río Mississippi a las fábricas del oeste.

Dougherty dijo que había sido difícil conseguir información sobre cuánto tiempo le llevará a Nueva Orleáns comenzar a operar el ingreso de la carga comercial. "Podríamos venderlo a otra parte o esperar a que Nueva Orleáns abra", indicó. "Es difícil tomar una decisión hasta que tengamos un cuadro más claro de lo que pasa."

Las únicas embarcaciones que descargan en Nueva Orleáns son los buques federales enviados para proporcionar auxilio y agilizar la reconstrucción del puerto. Las oficinas administrativas del puerto tienen electricidad, pero los muelles no, informó el portavoz Ted Knight. Los generadores se están reparando y dos de las siete grúas del puerto estarán trabajando pronto. Un barco federal llevó una tercera grúa para cargar y descargar mercancías, señaló la portavoz de la agencia, Susan Clark.

Entre las otras embarcaciones de rescate hay barcos de apoyo a helicópteros y naves de entrenamiento que serán utilizadas como dormitorios para mil trabajadores del puerto y de la industria petrolera, algunos de los cuales perdieron sus hogares con el huracán.

El puerto de Luisiana del Sur, otra importante instalación de carga río arriba de Nueva Orleáns, está en mejores condiciones. Opera al 85%, dijo el portavoz Mitch Smith. Agregó que el desafío más grande es asegurar un suministro confiable de electricidad. Alrededor de la mitad de las exportaciones de granos de la nación se envían por Luisiana del Sur, y esos barcos ya están saliendo al mar, indicó.

Es buena noticia para Antonio Guzmán, gerente de una pequeña distribuidora de alimento para animales en el centro de México. Los envíos del grano de Estados Unidos a México se han retrasado desde que Katrina devastó la costa del Golfo. El proveedor de Guzmán tiene existencias almacenadas para algunas semanas. Y decía que en apariencia los nuevas mercancías llegarán de Estados Unidos a tiempo de prevenir cuellos de botella o escasez. "¿Puede usted imaginar si tuviera que decirle a un criador de pollos de Morelos que confía en nosotros que de repente no tengo ningún grano?", preguntó Guzmán.

Otros negocios no han sido tan afortunados. Katrina asestó un golpe devastador a Línea Peninsular, pequeña empresa que se especializa en transportar mercancías entre la península de Yucatán y Puerto Bienville, en Mississippi. El puerto de la costa del Golfo fue barrido por completo, informó Manuel Fernández, portavoz de Línea Peninsular, lo cual dejó a la compañía sin una base en Estados Unidos.

"No sabemos cómo vamos a solucionarlo y nuestros clientes están en verdad muy preocupados", expresó Fernández. "Todo es incierto ahora".

Joseph Menn, del San Francisco Times, y los investigadores Cecilia Sánchez, en la ciudad de México, y Alex Renderos, en San Salvador, colaboraron para este reportaje.

FUENTE: EIU

Traducción de textos: Jorge Anaya

 
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